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El Coronavirus hundió a las mujeres mexicanas, son las más perjudicadas de la región

Aún sin la llegada de Coronavirus, las mujeres mexicanas se enfrentaban a las peores perspectivas económicas de América Latina. Hoy en día, la pandemia amenaza con hundirlas aún más, agravando una desigualdad de por sí crónica y arrastrando consigo mejores perspectivas para la economía y sociedad de México.

Según cifras del Gobierno de México, casi dos tercios de las pérdidas de empleo en el país durante el brote recayeron en mujeres. Estos retrocesos se ven agravados por la incapacidad del gobierno para apoyar a los padres durante la crisis. A su vez, la falta de estímulo fiscal significa que cualquier recuperación económica depende principalmente de las industrias pesadas orientadas a la exportación, dominadas por hombres.

Citlali Magaña Santos, asistente en una guardería de la ciudad de México, fue una de las millones de mujeres mexicanas afectadas por la crisis el verano pasado, cuando su jardín de infancia en la capital, ya no pudo pagarle. Esta madre soltera de 24 años aceptó un empleo informal para mantener a su hija, trabajando para un grupo de familias para cuidar a sus hijos mientras las guarderías permanecían cerradas.

“Si no fuera por esto, la verdad es que no tendría nada que comer”, dijo en una entrevista telefónica.

Según los últimos datos, ella esta entre las mas afortunadas: Hoy en día, sólo el 40% de las trabajadoras del país tienen un empleo, frente al 44% antes del brote de la enfermedad, muy por debajo del promedio de América Latina y el Caribe, según la Organización Internacional del Trabajo.

El desempleo femenino “es una de las mayores barreras de desarrollo que tiene México”, según Gabriela Inchauste, investigadora del Banco Mundial y coautora de la “Evaluación de Género en México” del banco, que estima que la brecha de género le cuesta a México el 25% del ingreso per cápita. “Es una oportunidad perdida”.

En los países desarrollados, los confinamientos borraron los avances que las mujeres habían logrado en la fuerza laboral porque las escuelas cerraron y estas cargaron con el peso del cuidado de los niños. Esta llamada “sucesión femenina” estaba en marcha en México mucho antes de la pandemia: El año pasado, México ocupó el lugar 124 de 153 en un análisis del Foro Económico Mundial sobre las oportunidades económicas de las mujeres.

Las guarderías privadas como en la que trabajaba Magaña Santos han estado bajo presión desde principios de 2019, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador recortó los subsidios para que las escuelas enseñaran a los hijos de las madres trabajadoras, y en su lugar envió el dinero a las madres directamente. Según un estudio, el número de personas que se benefician del programa ha caído hasta en un 25%.

Las reducciones de personal en los jardines de infancia han sido un golpe especialmente cruel para las mujeres, dijo Alexandra Zapata Hojel, experta en el sistema educativo mexicano. “El preescolar cierra y muchas mujeres pierden su trabajo”.

Suelen ser las madres quienes dejan de trabajar, ya que cobran menos que sus compañeros varones y se espera de ellas que sean quienes se encargan de los niños.

La decisión de López Obrador de no emplear deuda para aumentar el gasto público durante la crisis ha agravado el problema. La economía mexicana ha dependido de la demanda estadounidense de productos industriales, mientras que el sector de los servicios, dominado por las mujeres, ha tenido que valerse por sí mismo.

Muchas de las empresas que dan empleo a las mujeres son pequeñas y locales, y carecen de recursos financieros para sobrevivir la crisis. Las mujeres ocupan dos tercios de los puestos de trabajo en las industrias de servicios de México, que dependen en gran medida de la mano de obra poco cualificada. Además, las mujeres ocupan muchos de los puestos de trabajo más prescindibles en las empresas de servicios, que requieren estar físicamente presentes.

“Las mujeres en el sector de los servicios no son las gerentes”, ha dicho Valeria Moy, directora del Instituto Mexicano para la Competitividad. “Hacen la limpieza, la cocina, los servicios. Esas son las empleadas que fueron recortadas”.

El Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ha destacado la magnitud del problema en declaraciones públicas, diciendo en noviembre que, si México tuviera la tasa de empleo de Argentina, 4 millones más de mujeres del país tendrían trabajo. “Esto es sintomático de una desigualdad muy profunda, pero también de una pérdida de potencial de crecimiento económico”, dijo.

López Obrador ha defendido su intento de cerrar la brecha económica de género ofreciendo estipendios a las madres solteras, y ha resaltado su gabinete ha logrado la paridad entre hombres y mujeres, aunque haya casos de misoginia dentro de este.

Mientras que otros países latinoamericanos han concedido permisos especiales pagados a padres o han enviado dinero directamente para ayudar a familias durante la crisis, el Gobierno de México recortó en un 32% el presupuesto del Instituto Nacional de las Mujeres, el brazo del gobierno centrado en impulsar los derechos y las oportunidades de las mujeres.

México es uno de los países latinoamericanos que ha intentado en los últimos años combatir la cultura machista que impregna la región, realizando campañas de concienciación pública sobre el trabajo doméstico. Aunque la Ciudad de México ha aumentado recientemente el permiso remunerado para los padres a 45 días, el permiso de paternidad remunerado a nivel nacional es de sólo una semana, muy por debajo de la media de unas ocho semanas entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Eso significa que muchos hombres no están en condiciones de ayudar mucho en el cuidado de los niños pequeños. Las madres mexicanas tienen 12 semanas de permiso remunerado.

La campaña contra el machismo ha tenido resultados limitados y el trabajo doméstico sigue considerándose un trabajo de mujeres. El Banco Mundial calcula que las mujeres mexicanas dedican hasta 38 horas más a la semana que los hombres al cuidado de los niños y a las tareas domésticas. Este trabajo no remunerado equivale al 18% del producto interior bruto nacional, según estimaciones del gobierno. Alrededor del 53% de los mexicanos está muy de acuerdo o de acuerdo con la afirmación “cuando una madre trabaja por un sueldo, los niños sufren”, según la Encuesta Mundial de Valores 2017.

Las mujeres que trabajan, sobre todo las de menor nivel educativo, tienen un “fuerte nivel de culpa” por estar fuera de casa, dijo Inchauste, del Banco Mundial. “Para ellas, tener hijos le quita el derecho a una carrera profesional. Es como si su primera prioridad y su único deber fuera hacia esos hijos”.