El arte está cambiando tanto de manos como de significado

Una nueva generación de coleccionistas redefine lo que significa el arte

El arte siempre ha sido un reflejo del poder y del cambio. En 2024, ese espejo tiene bordes afilados: el mercado del arte global, sostenido por los bolsillos profundos de los individuos de alto patrimonio neto (HNWIs), se encuentra en un momento de transformación. Un informe reciente de Art Basel y UBS, ha analizado el comporatamiento de más de 3,600 grandes coleccionistas de 14 mercados diferentes, incluyendo México, Brasil, Estados Unidos y China. Las conclusiones no solo son una radiografía del arte en tiempos de incertidumbre, sino también un vistazo al futuro de la riqueza, las prioridades culturales y el cambio generacional.

A pesar de un panorama económico global marcado por la volatilidad, la inversión en arte y antigüedades ha mostrado una resiliencia sorprendente. Durante la primera mitad de 2024, los HNWIs gastaron una mediana de $25,555 dólares en arte, una cifra que, proyectada al cierre del año, apunta a un nivel estable de gasto. Sin embargo, las cifras esconden una realidad más compleja: el gasto promedio está bajando porque los coleccionistas están diversificando sus compras. Es decir, el monopolio del arte de lujo está perdiendo terreno frente a una creciente inversión en piezas de artistas emergentes y galerías más accesibles. Esto podría estabilizar el mercado a largo plazo, pero también está cambiando quién tiene voz y lugar en el arte contemporáneo.

Un dato relevante es la influencia de China, cuyo gasto en arte duplicó al de cualquier otra región en 2023 y la primera mitad de 2024, con una mediana de $97,000 dólares. Esto, combinado con la reactivación post-pandemia, posiciona al gigante asiático como una fuerza dominante en la escena global. Otros países, como Francia, Italia y el Reino Unido, también mantienen su peso histórico, pero en contextos que demandan ajustes ante los cambios en el perfil del comprador.

La generación X lidera el gasto en arte, promediando $578,000 dólares en 2023, mientras que millennials y Gen Z se acercan al mercado con una mentalidad diferente: el 52% de su gasto se destina a artistas emergentes, y la proporción de obras de mujeres artistas en sus colecciones ha alcanzado un máximo histórico de 44%. Esta inclinación por diversificar sus colecciones no solo indica un cambio de gustos, sino también una visión más estratégica del arte como activo cultural y financiero. Eso sí, la “investigación previa” está sustituyendo al impulso. Solo el 1% de los compradores reporta adquirir obras sin investigar, un cambio radical frente al 10% registrado en 2023.

El arte, como todo, está profundamente influenciado por el cambio generacional y la transferencia de riqueza. En los próximos 20 años, más de 84 billones de dólares cambiarán de manos. Esta transferencia no es solo un hecho económico; es un fenómeno cultural que reconfigurará lo que significa coleccionar. Las nuevas generaciones heredarán, reinterpretarán y, en algunos casos, rechazarán colecciones familiares. Pero, según el informe, el 91% de los coleccionistas HNWIs conservan las obras heredadas, desafiando la narrativa de un “choque de gustos” generacional.

En este juego, países como Brasil han demostrado que la pasión por el arte puede ser un motor de su protagonismo global. Con la mayor actividad en transacciones durante 2023 y 2024, Brasil lidera una región donde el arte es tanto inversión como identidad. México, aunque con menor volumen de transacciones, también está entrando en la conversación. El arte mexicano tiene historia, pero también potencial: desde galerías en ascenso hasta artistas que responden al caos global con discursos locales.

Este mercado, sin embargo, no está exento de desafíos. El cambio climático, la guerra y la incertidumbre económica se sienten incluso aquí. Mientras que los altos patrimonios continúan invirtiendo, los eventos globales recuerdan que el arte es, al final, una pieza más del gran tablero. Y ese tablero sigue cambiando, impulsado por los vaivenes del poder, del dinero y del significado. En este contexto, coleccionar ya no es solo una cuestión de gusto: es, quizás, una forma más de tomar partido.