El segundo al mando del país, la jefa de gobierno de la capital y el responsable de todas las relaciones con naciones del mundo, sin contar las dos cámaras, dejaron el cargo a mitad del año para que un partido oficial tenga candidatos que contienden por un mismo puesto: la presidencia.
Estamos conociendo a Morena, no hay un referente que nos indique qué sucede después de un sexenio bajo el mandato de este partido. No es que esté asegurado el puesto, ni tampoco que en estricto sentido sea un reality show televisado a nivel nacional, pero se desarrolla como una nueva forma de hacer política (o al menos, con nuevas tácticas), una que acapara la agenda mediática y que prioriza los intereses partidistas (no la democracia nacional), ¿nos recuerda algo?
El PRI, era una institución reconocida por construir circos mediáticos en favor de sus intereses, esta cultura corporativa se ha heredado y se potencia con el presidencialismo Obradorista, que ha puesto con su ejemplo el camino a seguir. Todos los municipios, un discurso populista, progresista, e ideológicamente sólido.
No hay nombres, porque la forma en que se está desarrollando es protagonista, una éxodo de políticos con cargos estratégicos para el desarrollo nacional y financiamiento partidista (indirectamente proveniente del INE) de 5 millones para actos de promoción que no son campaña oficial, porque no hay candidata o candidato definido. Tal vez si un nombre se cuela es el de Mario Delgado, un operador político que podría definir desde otro lado de la mirada pública, cómo se mueve el gobierno de este país.
En México, se da la bendición desde Palacio Nacional y se cubren los espacios vacíos con nuevos talentos que apuntalan el futuro de la 4T. Morena es el gobierno, sino fuera así, habría un consenso interno y a partir de él se escogería a un perfil sin desnudar el aparato gubernamental con puestos que en algunos casos, fueron de elección popular.
México ha quedado vulnerable, el gabinete está al pendiente del cierre del sexenio y del principio del otro, esto mientras asumen los cargos liderazgos nacientes. Tal vez tan cómodamente porque no existe un rival que nivele los poderes, no hay figuras claras en la oposición; por cierto, ¿y la oposición?
Las células tienen memoria, repiten patrones, ¿la sociedad también? Otro partido, “nuevo discurso”, mismas prácticas, o tal vez mejores, depende del análisis. Mientras tanto, el gobierno se desmorona, no pasa nada, mientras Morena tenga juego, sonreiremos, todo estará bien.