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Peligra estrategia de Rusia para seguir resistiendo las sanciones internacionales

Las sanciones económicas a Rusia por su inhumana y deplorable invasión a Ucrania han tenido efectos tangibles inmediatos por lo histórico de su magnitud. Sin embargo, el Kremlin ha podido contrarrestarlas usando medidas económicas de emergencia que han hasta cierto punto estabilizado la economía rusa evitando que se siga deteriorando.

En primera instancia, la prohibición de que los bancos rusos puedan usar el sistema
internacional financiero Swift, el congelamiento de las reservas en bancos estadounidenses, y el impedimento de pago de su deuda, han arruinado el rublo, moneda rusa, causado que los ciudadanos retiren indiscriminadamente sus ahorros en las cuentas bancarias y el cierre de la bolsa de valores.

Se predice por fuentes oficiales del gobierno de Vladimir Putin que en el 2022 la inflación
seguirá en históricos niveles alrededor del 23%, el PIB se reducirá 9% hasta el final del año y la deuda será impaga tras que uno de los pasados paquetes de sanciones eliminase un vacío legal que se estaba usando para evitar que la deuda no caiga en default. Los ingresos reales de los ciudadanos que no han dejado el país se han visto notablemente reducidos y los que optan por emigrar han sido aquellos que laboran en industrias dinámicas, causando un drenaje de cerebros que merman el crecimiento económico a largo plazo.

En el intercambio internacional, Rusia está aislada e imposibilitada de importar materiales
cruciales para mantener sus industrias de manufactura a flote. La economía nacional se
encuentra cojeando e imposibilitada de adquirir desde microchips para su arsenal de guerra, sistemas de comunicaciones, hasta botones para prendas simples. La incapacidad de tener estos materiales hace que la producción rusa sea menos competente en términos de tecnología y eficiencia. El Banco de Rusia admite que el país se está enfrentando por esta razón a una “industrialización inversa”.

¿Cómo ha manejado Rusia esta debacle económica?

Cuando Rusia invadió y anexó ilegalmente a la provincia ucraniana de Crimea a su territorio, Estados Unidos y la Unión Europea impusieron sanciones fuertes, que ahora se ven minúsculas en comparación con las actuales, estas causaron que el Kremlin sepa prepararse de mejor manera ante la eventual imposición de más sanciones parecidas. Empezó por amontonar más de 600 billones de dólares en reservas de moneda extranjera y oro. La intención era crear una economía tipo fortaleza que no dependiera del oeste ante un potencial aislamiento, similar al modelo de Corea del Norte.

Las sanciones de este año al banco central ruso han, no obstante, apuntado directamente a derribar este plan al congelar gran parte de las reservas acumuladas desde 2014. Bajo este contexto, la economía rusa debería seguir desplomándose en picada… pero ese no es el caso, por ahora.

Y es que a Rusia la mantienen a flote sus comodidades estrellas en el mercado internacional, el petróleo y el gas. El gobierno hasta ahora ha mantenido casi en su totalidad la capacidad de comercializar su petróleo y gas energético en el mercado exterior, donde su importancia se convierte en una dependencia que las históricas sanciones no han podido tocar.

Solo el continente europeo consume más de un tercio de la producción total de gas natural ruso. Eso significa cientos de millones diarios llegando directamente a las arcas rusas y oxigenando la economía. Tras el inmediato efecto de las sanciones de occidente, esta habilidad de recaer sobre sus comodidades energéticas ha permitido que el rublo se estabilice y la economía no siga cayendo. Por esta razón, incluso Putin teme imponer condiciones de pago en rublos para sus clientes, por lo que esto conllevaría a una renegociación de términos y animar al occidente a sacrificar su consumo de gas ruso con el objetivo de proveer un golpe severo que termine por destruir la economía rusa.

Si las sanciones contra estos productos se concretan, ya sea en modo de boicot inmediato o por raciones y de forma indirecta, Rusia se verá obligado a vender sus comodidades a precios diminutos y la malla de seguridad que ha estado gozando hasta ahora se verá extinta con el tiempo.

Respuesta de la Unión Europea

Una de las propuestas recientes sobre cómo derribar al petróleo y gas ruso fue atacar su forma de transporte mediante una prohibición de carga internacional. Sin embargo, la falta de inclusión en la propuesta de Estados Unidos y el Reino Unido, en conjunto con la falta de acuerdo de las naciones más ricas del mundo hicieron que esta idea sea desechada para beneficio ruso.

Ante la presión internacional y la negativa de Putin de parar la masacre que sus tropas están efectuando en Ucrania, la Comisión Europea parece haber encontrado una solución efectiva que no involucre sanciones para el transporte del crudo directamente. Al darse cuenta de que hay servicios anexos al transporte de la comodidad rusa que son vitales para su comercialización efectiva, la UE ha decidido apuntar a estos mediante sus sanciones. Para empezar, las penalidades financieras a las empresas europeas que consuman petróleo ruso disuaden de que el sector privado busque hacer negocios con empresas rusas exportadoras. Asimismo, la Comisión busca prohibir que las empresas aseguradoras de su territorio puedan proveer servicios de aseguración de cargamentos rusos, haciendo así muy difícil que Rusia siga manteniendo intactos sus envíos de crudo.

El efecto que una sanción de esta categoría y naturaleza tendría sería muy importante, puesto que el petróleo ruso depende de compañías aseguradoras que operan en occidente. De implementarse, Rusia tendría que optar por trasladar su producto en un estilo guerrilla, usando flotas fantasmas sin ningún tipo de aseguración, con acceso limitado a muchos puertos internacionales, utilizando registros falsos. Estas tácticas han sido aplicadas antes por países como Venezuela e Irán que han sido también recibidores de sanciones internacionales.

La prohibición directa de compra de petróleo ruso también avanza por buen camino, la
metodología de hacerlo por etapas para permitir que los países dependientes del mismo
puedan ajustarse periódicamente parece ser la clave para que se apruebe. Al fin y al cabo,
reajustar producción y buscar sustitutos representa una inversión de cientos de millones de dólares. Aún con excepciones, la resolución europea sería un golpe durísimo al Kremlin y su intención de continuar invadiendo. El mercado europeo es consumidor de 2/3 del petróleo ruso.

El mercado internacional de petróleo va a sufrir como resultado de esta sanción, pero Rusia y Putin sufrirán mucho más.