Marcelo Ebrad sigue contra las cuerdas

El exsecretario de Relaciones Exteriores arrancó su campaña prometiendo una secretaria al hijo del presidente, saludando "pacientes" de plástico y ordeñando vacas

A diferencia de Obrador, Marcelo no recorrerá cada municipio, es un político progresista, se mueve bien en el tiempo y ha emprendido la llegada a todos los mexicanos por medio de la web. Estampas de su campaña circulan por todas las redes sociales, “sonríe, todo va a estar bien”, es el slogan que va en sentido contrario de su accidentado comienzo.

Ebrad arrancó primero, y con este comienzo se expuso antes que los demás. Tenía que ser así, él no goza de la cómoda situación de Claudia, él no es el hijo pródigo, es el hermano que se queda, trabaja y no es elegido. Hoy sin el arropo paternalista emprende su viaje. 

Muchos son los interesados dentro y fuera del país a su favor, también muchas son las promesas que deberá sino se coloca en la presidencia.

No es una derrota, su paso por la 4T lo coloca como el personaje fuerte en el exterior, él trajo las vacunas en medio de la peor crisis sanitaria de la historia; consiguió evacuar a connacionales en medio del rompimiento diplomático con Perú y la guerra en Ucrania; se plantó en la ONU con el primer discurso abiertamente de izquierda de México e impulsó a los líderes progresistas en América Latina a colocarse en los máximos puestos. Marcelo no improvisa, y menos en un momento crítico, siendo así, ¿qué nos dice su elección estratégica en comunicación de él, de su equipo?

Esta semana prometió una secretaria a la familia Lopez, fue rechazado. A partir de ese momento lo hemos visto ordeñar vacas, saludar -literalmente- un muñeco en un hospital, él lo llamó “paciente artificial”, y compartir una cara que no habíamos visto. Un Marcelo vulnerable. 

No logró traer a su terreno de juego a Claudia, no hubo debate. Analistas prevén que de no ganar, será enviado por Sheinbaum al extranjero como embajador. Al exilio con honores, o gana o ya no crece. No sería el primer caso de una gran promesa que se queda a media luz para siempre.

Un político de su calibre, no es precisamente el que subestimas en campaña. Prueba de ello es su salida casi ileso de la crisis de la línea 12. Un evento como ese, pudo derrumbar su cargo, su campaña y carrera, pero no lo hizo, pese a estar directamente implicado. En este momento va por el ring, cansado, con el peso de gravedad que ejerce Lopez Obrador. Un sol que no le favorece. Parece en decadencia, pero no le quites la mirada, podría dar un golpe mortal, este tiburón político no está derrotado aún, sólo está contra las cuerdas.