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Putin y AMLO, los dos últimos en reconocer la victoria de Biden

Más de un mes después que la mayoría de los líderes del mundo, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el ruso Vladimir Putin felicitaron al presidente electo de los EEUU Joe Biden por su victoria, un reconocimiento tardío que podría afectar las relaciones bilaterales futuras.

López Obrador, en una carta a Biden, dijo que apreciaba la postura de éste en cuanto a “apoyar a los migrantes de México y del mundo” y le instó a “mantener buenas relaciones bilaterales basadas en la colaboración, la amistad y el respeto a la soberanía de nuestros respectivos países”.

“En su mensaje, Vladimir Putin deseó al presidente electo todo el éxito posible y expresó su confianza en que Rusia y Estados Unidos, que tienen una responsabilidad especial en la seguridad y estabilidad mundial, pueden, a pesar de sus diferencias, contribuir eficazmente a la solución de muchos problemas y a hacer frente a los desafíos que el mundo afronta hoy en día”, dijo el Kremlin en una declaración.

El Kremlin continuó asegurando que Putin le transmitió a Biden que está “listo para la interacción y el contacto” y sugirió una cooperación entre los dos países basada en “la igualdad y el respeto mutuo”.

Los líderes de México y Rusia fueron de los últimos jefes de estado en reconocer la victoria de Biden; el brasileño Jair Bolsonaro y el norcoreano Kim Jung Un aún no lo han hecho. La victoria del presidente electo avanzó otro paso el lunes cuando 306 electores votaron por él.

Otros mandatarios no esperaron al colegio electoral; se acercaron a equipo de Biden después de que las cadenas de televisión Estadounidenses anunciaran la campaña por él, como es costumbre. En 2016, Putin felicitó a Donald Trump a las pocas horas de su discurso de aceptación. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que este año difiere porque Trump no ha concedido y había amenazado con acciones legales para impugnar el recuento en varios estados indecisos. Peskov dijo que el Kremlin esperará hasta que el resultado sea “oficial”, sin especificar lo que aquello significaba.

En una entrevista con la televisión pública rusa el 22 de noviembre, más de dos semanas después de que las cadenas calificaran como victoriosa la campaña de Biden, Putin se refirió a este como “el candidato presidencial” y dijo que el retraso se debía al “empate político interno” en Estados Unidos y “no a que nos guste o no nos guste alguien”.

Sin embargo, varios analistas consideraron el silencio de Putin como un intento de legitimar las afirmaciones infundadas de Trump de que la elección fue empañada por el fraude. Incluso antes del día de las elecciones, varios funcionarios de Moscú expresaron su pesimismo acerca de cualquier resultado de las elecciones norteamericanas, estos aseguraron que ningún resultado mejoraría las relaciones bilaterales entre Washington y Moscú.

Se espera que Biden adopte una línea más dura con Rusia, particularmente ahora que se cree que los hackers del gobierno ruso están detrás de la reciente operación de espionaje digital que golpeó al Departamento de Seguridad Nacional, los departamentos de Estado, Tesoro y Comercio y los Institutos Nacionales de Salud.

En una entrevista con “60 Minutos” antes de las elecciones, Biden aseguro que era Rusia “la mayor amenaza para América en este momento en términos de romper nuestra seguridad y nuestras alianzas”.

Durante la administración Trump, las relaciones entre EE.UU. y México han sido tumultuosas. La Casa Blanca ha amenazado con aranceles los productos mexicanos si El Gobierno de México no aplicaba medidas contra la migración centroamericana, una prolongada renegociación del TLCAN y, más recientemente, el arresto por parte del Departamento de Justicia de EE.UU. de el ex Secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos. Aún así, las relaciones entre Trump y López Obrador fueron por gran parte cálidas – ambos mandatarios tuvieron puntos en común gobernando, arremetiendo contra los medios de comunicación y sus predecesores políticos.

López Obrador explicó su reticencia a felicitar a Biden como un esfuerzo para promover una política exterior no intervencionista, la denominada “doctrina estrada” mientras Estados Unidos resolvía sus asuntos políticos internos. Pero muchos analistas vieron un intento de evitar ofender a Trump y perturbar la frágil relación bilateral.

Al hacerlo, López Obrador parecía dispuesto a arriesgarse a ofender a la entrante Administración Biden, que trabajará estrechamente con México en una serie de temas, desde la migración hasta el comercio y la seguridad. En cuanto a la migración en particular, los dos líderes considerarán cómo desenvolver algunas de las políticas más problemáticas de la administración Trump, incluyendo una que ha enviado a decenas de miles de solicitantes de asilo no mexicanos de regreso a México para esperar sus fechas de juicio en los Estados Unidos.