Brasil, Argentina, Arabia Saudita y otras economías emergentes han emprendido políticas que emplean el yuan en vez del dólar en su comercio con China


Las sanciones económicas del Estados Unidos y los demás miembros del G-7 a Rusia tras la invasión a Ucrania, han puesto en evidencia el poder geopolítico del dólar como un arma de contención. El Kremlin por su parte, ha fortalecido su relación bilateral con China y ha buscado reducir su dependencia de la divisa estadounidense acentuando una tendencia global por el uso multipolar de divisas en comercio exterior.
Arabia Saudita, Irak, Argentina, Brasil y otras potencias emergentes han anunciado la incorporación del yuan chino (o renminbi) en su comercio bilateral con el gigante asiatico.
Bolivia ha mostrado interés por la instalación de bancos chinos que faciliten el intercambio de divisas. Una moción apoyada por el sector político y el empresariado.
Cuba por su parte avanza hacia la incorporación del sistema ruso de pagos Mir, que permitirá realizar cobros en rublos en establecimientos como restaurantes y tiendas.
Pese a esta tendencia regional y las diferencias diplomáticas con la Casa Blanca, México, la segunda economía en América Latina, ha confirmado su permanencia con el dólar por su “integración económica cada vez más estrecha con Estados Unidos y Canadá”, aseguró el presidente Andres Manuel López Obrador.
¿Qué hay detrás de las aparentes intenciones de algunas potencias por adoptar otras divisas en su comercio exterior?¿Es la divisa china una opción viable para sustituir al dólar?
El Yuan, un competidor oportuno
La divisa china está lejos de ser la opción mejor posicionada en las transacciones globales: el dólar es usado en el 42% de los pagos realizados en el sistema de transacciones internacionales Swift (el más importante a nivel global). El euro (20,47%), el yen japonés (5,51%) y la libra esterlina (5,95%) tienen mayor presencia en las reservas internacionales frente al yuan, que sólo cuenta con el 2,6%. Siendo así, ¿qué motiva a las economías emergentes a escoger el renminbi sobre otras monedas?
Existen dos factores fuertemente asociados a este fenómeno: la crisis económica interna, que incluye la deuda, inflación y factores medioambientales que impactan la producción del país, y el reordenamiento geopolítico por grandes bloques emergentes.
Argentina es un caso particular que ilustra ambos escenarios:
En lo económico posee una hiperinflación de tres dígitos (102.5%), una deuda de 276.694 millones de dólares y constantes planes de refinanciación con el FMI. Además enfrenta la “sequía más fuerte de su historia” que redujo su producción 15 millones de dólares según Sergio Massa, ministro de economía.
En geopolítica regional, el auge de la izquierda en América y la agenda del presidente Alberto Fernández impulsan al país a una cercanía con Brasil, aliado estratégico de China (y principal socio comercial del país celeste).
Turbulencia económica, deuda y sesgo político, un escenario perfecto para el mayor prestamista de economías emergentes, China.
Es así que en abril de este año el Banco Central Argentino pagará con yuanes importaciones por valor de 1.070 millones de dólares en abril y en mayo se estiman 790 millones de dólares, según el diario El País.
En Medio Oriente, tres de las potencias petroleras del golfo Pérsico: Irak, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos han anunciado medidas o su apertura al comercio con yuanes. Irak comenzó transacciones con China en febrero de este año, derivado del control de dólares por parte de Estados Unidos.
En el noroeste de África, Egipto lleva la delantera, anunciando su intención de emitir bonos en yuanes (antes ya los había emitido en yenes japoneses), confirmando la influencia de Shangai en la zona.
El dólar y los BRICS
Estados Unidos no sólo es el mercado más grande del mundo, también posee políticas que ofrecen seguridad jurídica respaldada por la Reserva Federal (FED), como la deuda pública que ofrece a los inversionistas un piso de confianza sólido.
A diferencia de China, las políticas económicas de EE.UU. están alineadas a los grandes órganos financieros como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial y se distancian de las posturas restrictivas del gigante comunista, como las impuestas tras la fuga de capital en 2014 y 2015.
El dólar es la divisa con mayor acceso en el mundo y en consecuencia la más demandada. Sin embargo, y pese a tener muchos instrumentos que le favorecen, podría existir divisas emergentes que se unan con fuerza al escenario internacional.
Los BRICS, son la agrupación de 5 potencias emergentes de tres continentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que buscan posicionarse como un actor político frente a las potencias del G-7 (EE.UU., Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Alemania).
En fechas recientes Rusia anunció la posible creación de una moneda para el intercambio comercial del bloque, lo que despertó especulación sobre los alcances de este proyecto, sobre todo si se crea un organismo independiente que regule las políticas monetarias de esta divisa y se aleje de las restricciones gubernamentales chinas.
Hasta el momento 13 países más han solicitado su adhesión formal y 6 de manera informal, informó Anil Sooklal, embajador del bloque en Sudáfrica. Ampliando los posibles alcances e influencia del grupo.
Hasta no realizarse el dólar continuará siendo la divisa más utilizada en el mundo, pese a las políticas detractoras.