Los asientos de Red Bull arden. En 18 años en la Fórmula 1, el equipo de la bebida energética ha tenido 12 pilotos de los cuales solo dos han podido ganar campeonatos. Sebastian Vettel y Max Verstappen son los nombres de la gloria. El dilema, sin embargo, ha sido el segundo piloto. ¿Quién puede convivir con el hecho de ser un elemento secundario? Lo intentaron en su tiempo Mark Webber y Daniel Ricciardo, sin éxito de arrebatar los triunfos. La presión sobre el número dos es abrumadora en este equipo que no ha dudado en cortarle las alas a los suyos ante una mala racha. Checo Pérez, con sus habilidades y errores, ha entrado en la espiral de la persecución.
Las cosas iban bien para Checo Pérez en el comienzo de la temporada. En las primeras cinco carreras ganó en Arabia Saudí y Azerbaiyán; además dos segundos lugares en Baréin y en Miami. Sus sueños se estrellaron en los muros del Gran Premio de Mónaco cuando, en la clasificación, perdió el control en un circuito que le vio tocar el cielo en 2022 al terminar primero. Las dudas empezaron a planear sobre el mexicano, pero más las críticas desde los medios ingleses que empezaron a debatirse sobre quién sería su mejor sustituto: Lando Norris, Fernando Alonso o Ricciardo. Los dardos más encendidos llegaban de casa.
El asesor de Red Bull, Helmut Marko, ha sido clave en los éxitos y en decidir quién merece estar al frente del volante. “Se ha despertado de sus aspiraciones de campeonato mundial. Quizá eso le ayude a centrarse de nuevo en ofrecer el mejor rendimiento posible”, lanzó el directivo cuando al mexicano le faltaba orientarse de nuevo. No era la primera vez. Cuando Pérez cometió un error en el Gran Premio francés en 2022, Marko lanzó su primer estocada: “Quizá tomó tequila ayer. Checo estaba durmiendo en el reinicio [de la carrera]”. Ese mismo año, tras la carrera en Hungría aumentó su dureza: “Las vacaciones de verano aún no han comenzado, pero él ya parece estar en ese modo. Tenemos que hablar con él”.
Los tintes despectivos empezaban a chorrear en contra de Pérez. Antes del Gran Premio de Arabia Saudí, en febrero de 2022, un ataque con drones y misiles encontraron como objetivo una refinería de la petrolera Aramco en Yeda el mismo fin de semana en que la Fórmula 1 empezaría con su espectáculo. Ante esos hechos, Marko intentó lanzar una broma que terminó siendo ofensiva en México: “Max está un poco más relajado al respecto. Pérez está un poco asustado, pero vivir en Ciudad de México no es mucho más seguro”.
El “sudamericano”
Luego empezaron los comentarios sobre la nacionalidad de Pérez, el único latinoamericano en la parrilla. “Como sudamericano, generalmente tiene muchos altibajos”, consideró Marko en 2022. Este año le lanzó en Monza, Italia: “Ha sido sin duda una de sus mejores carreras. Tuvo algunos problemas en la clasificación. Es sudamericano y no puede concentrarse tanto como Max y Sebastian [Vettel]”. Las críticas arreciaron sobre él y negó cualquier comentario racista e intentó, con poca fortuna, pedir disculpas: “No quise decir eso. Quise decir que un mexicano tiene una mentalidad diferente a la de un alemán o un neerlandés”. Sin embargo, en más de dos ocasiones el austriaco le llamaba de forma despectiva como sudamericano, aunque el pasaporte apuntara más al norte.
El jefe de la escudería, Christian Horner, salió al paso ante la molestia entre los aficionados, patrocinadores y la misma: “Esos comentarios no fueron correctos. Helmut lo reconoció rápidamente y se disculpó por ello tanto públicamente como directamente a Sergio. Creo que siempre se aprende en la vida, incluso a los 80 años”. La Federación Internacional del Automóvil (FIA) le lanzó una advertencia al polémico asesor que se perdió de las clases de geografía. “Si decimos que no hay lugar para ningún tipo de discriminación dentro de este deporte, tener a líderes y personas en su posición haciendo comentarios como este no es positivo. Esto resalta el trabajo que aún queda por hacer”, reprochó Lewis Hamilton, piloto siete veces campeón del mundo.
Sergio Pérez se mantuvo al margen de la polémica, aunque el ruido se coló en su monoplaza. En septiembre fue la última vez que el mexicano subió al podio con un segundo lugar en Monza, desde entonces ha batallado por colarse en el top cinco. En México, los aficionados han advertido que llenarán de mentadas de madre a Marko y a la cúpula de Red Bull. “No tenemos ninguna preocupación y estamos contentos de ir a México”, dijo el austriaco.