El día 21 del pasado mes de abril, un grupo de militares franceses escribieron una carta con la que pretendían mostrar su preocupación por la arriesgada deriva que piensan que está tomando su país, que corre según ellos el peligro de desaparecer. Publicada en la conocida revista ultraconservadora Valeurs Actuelles, dicha carta fue escrita por más de 20 generales retirados y un millar de militares, algunos en activo.
En el documento aseguraron que debido a las teorías anticolonialismos, el antirracismo y el islamismo, muchas parcelas de la nación gala se están desprendiendo de los valores de la República y se están convirtiendo en lugares sujetos a otros dogmas que, en su opinión, son incluso contrarios a la propia Constitución. Añaden que la violencia está incrementando cada vez más, señalando el famoso caso del profesor que fue decapitado por haber mostrado unas caricaturas de Mahoma, fundador del islam, en sus clases. Ante esta situación denuncian la falta de acción y advierten que, de seguir así, el problema seguirá aumentando hasta estallar en una guerra civil por defender la identidad del país.
Apenas hubo reacción sobre esto por parte del Gobierno francés, excepto una serie de tweets que publicó la ministra de Defensa en los que condenó tanto la carta como su contenido. En cambio, la que sí reaccionó de forma inmediata fue Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (Rassemblement national). Le Pen escribió una tribuna en la misma revista contestándole a los militares, a quienes dio su apoyo e instó a unirse a su partido, aunque sin estar de acuerdo con los fantasmas de guerra y violencia que ellos levantaban, llegando incluso a aclarar que “los problemas se arreglan con la política”.
Otros partidos, especialmente de izquierda, también se pronunciaron. Muchos han condenado, además del escrito de los militares, el silencio del presidente Macron y de gran parte de su gabinete. El líder del partido Francia Insumisa pidió “una respuesta clara del Gobierno y la activación de la justicia contra los militares facciosos”.
Quizás quien ha sabido resumir mejor la situación es un exdiputado del partido oficialista, que expresó su inquietud diciendo que “una veintena de generales y miles de militares firman una tribuna donde desafían el Estado y reciben la anuencia de Le Pen. Terrorismo yihadista de un lado, ultranacionalismo de otro, la democracia francesa está bien amenazada”.
La historia no termina ahí. Menos de tres semanas después de que se publicara la primera carta, en este mismo mes la revista Valeurs Actuelles publicaba una segunda, esta vez escrita por supuestos militares en activo, en la que se critican directamente las cesiones que Francia está haciendo al islamismo. Los firmantes anónimos afirman que están combatido en campañas en África y que aman a su país, por lo que, pese a que legalmente les es imposible hacer otra cosa que divulgar estas declaraciones sin poder revelar su identidad, tampoco podían mantenerse más tiempo callados mientras “el odio a Francia y su historia se convierten en norma”. Añadieron también, dirigiéndose a la clase política, que “una guerra civil se está incubando y ustedes lo saben perfectamente”.
Esta vez sí hubo una respuesta más contundente por parte del Gobierno. Varios de los ministros han reaccionado con una mezcla de incredulidad e ironía a la que han sumado una condena rotunda a estas graves declaraciones.
Desde el Ministerio de Defensa, se han manifestado dudas sobre la veracidad del número de militares que firman estas cartas que han ocasionado un enorme revuelo sacudiendo al país por completo. Asimismo, se han anunciado sanciones disciplinarias para 18 militares en activo que se han podido reconocer de entre los miles de firmantes que aparecían en las tribunas publicadas.
El presidente francés continúa sin pronunciar palabra sobre lo sucedido. Muchos han querido ver en el acto del pasado 8 de mayo, cuando se realizaron jornadas celebrando el fin de la Segunda Guerra Mundial, una respuesta directa a los escritores de las dos cartas. El presidente Macron, acompañado de los líderes de las dos cámaras del país, los dos expresidentes vivos y la alcaldesa de la ciudad de París, dejó flores junto a la llama perpetua que se erige adyacente a la tumba del soldado desconocido. Asimismo, se lo pudo ver entablando largas conversaciones con los jefes de los estados mayores de los tres ejércitos y el jefe del estado mayor de Defensa, evento que se ha llegado incluso a tildar de momento histórico.
Francia se encuentra atravesando una época confusa. A raíz de la polémica con las cartas, el medio LCI realizó una encuesta en la que le preguntaba a los ciudadanos franceses su opinión sobre lo ocurrido. El 58% estaban de acuerdo con lo escrito en las tribunas, el 79% sentía que su país está de hecho en fase de desintegración, y el 49% entendía que el ejército podía actuar sin contar con el beneplácito del gobierno para reinstaurar el orden.
A pesar de que estos resultados son fruto de una sola encuesta, las respuestas y los porcentajes tan elevados han resultado sin duda una sorpresa que no hay que olvidar de cara a las elecciones el próximo año, para las que ya se predice una ajustada segunda vuelta entre el presidente Macron y la líder de la extrema derecha Marine Le Pen con las polémicas cartas militares como potenciales protagonistas.