De 206 países participantes en París 2024, solo 84 pudieron ganar una medalla. Ese 40,7% dice mucho de lo duro que es conseguir pelearle medallas a las potencias deportivas. En México, sin embargo, el análisis exprés se mide con los punteros del medallero, China o Estados Unidos, algo que solo abre una gran brecha entre los países de primer mundo con los que intentan dar un salto de calidad en materia deportiva.
¿Cómo es posible que México, con más de 128 millones de habitantes, no pueda traer medallas por decenas? El problema no es el número de habitantes. Dentro del top 10 de países más poblados de acuerdo a proyecciones de la ONU solo China, Estados Unidos y Brasil son protagonistas en el deporte. El verdadero asunto pasa por ver al deporte como una prioridad o no para los gobiernos. En México, solo se acuerdan del deporte cada cuatro años.
Cabe recordar que fue apenas en el 2011 cuando se reconocio el derecho a la cultura fisica y practica del deporte en la Constitucion Mexicana.
En América Latina, Brasil (tres oros, siete platas y 10 bronces), Cuba (dos oros, una plata y seis bronces) y Ecuador (un oro, dos platas y dos bronces) fueron los países que mejor participación tuvieron.
México ganó tres medallas de plata gracias a Prisca Awiti en judo, a Osmar Olvera y Juan Manuel Celaya en clavados y a Marco Verde en boxeo; además obtuvo dos bronces con Olvera desde el trampolín y en tiro con arco gracias a Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz. El medallero latinoamericano fue completado por Argentina (un oro, una plata y un bronce), Chile (un oro y una plata), República Dominicana (un oro y dos bronces), Guatemala (un oro y un bronce), Colombia (tres platas y un bronce), Panamá (una plata), Puerto Rico (dos bronces) y Perú (un bronce).
El país también ha entrado entre los mejores 10 de cada disciplina: Randal Willars y Kevin Berlín (cuartos en clavados sincronizados desde la plataforma, en la modalidad individual fueron quinto y noveno, respectivamente), Gabriela Agúndez y Alejandra Orozco (quintas en clavados sincronizados, en solitario terminaron en quinto y octavo lugar, respectivamente), Alegna González y Éver Palma (quinta en la prueba individual y quintos en la prueba mixta de marcha), Emiliano Hernández (cuarto lugar en pentatlón moderno), Carlos Sansores (cuarto lugar en taekwondo).
Las ciclistas Daniela Gaxiola, Yuli Verdugo y Jessica Salazar fueron quintas del mundo, mientras que la misma Gaxiola fue sexta en la prueba individual en keirin. Uziel Muñoz hizo historia al meterse por primera vez a una final de lanzamiento de bala y finalizó en la octava posición. Las nadadoras de artística finalizaron séptimas en la final por equipos y Janeth Gómez fue octava en halterofilia. En tiro con arco, Matías Grande terminó octavo y Alejandra Valencia, ya doble medallista olímpica, se quedó con un sexto lugar individual y un octavo en la prueba mixta junto a Grande.
Ningun atleta mexicano se ha banado en oro desde Londre 2012. Sin embargo la cosecha mexicana supera a los cuatro bronces conseguidos en Tokio 2020 y las tres platas más un bronce de Atenas 2004.
Una secretaría de deportes que no termina de materializarse
En México, a diferencia de España o China, no existe un ministerio del deporte o una secretaría correspondiente. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) depende de la Secretaría de Educación Pública. El deporte sigue en un segundo plano para las autoridades mexicanas, aunque ha mejorado respecto a administraciones pasadas. En el paquete económico para 2024 se destinaron 2.637.309 millones de pesos, un aumento de 124 millones de pesos respecto al año anterior.
Durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto el deporte vio cómo los recursos decayeron hasta 2.108 millones, lo que se tradujo en problemas básicos como falta de uniformes, poco presupuesto para viajar al extranjero o incluso para competir en los Juegos Olímpicos, como le ocurrió al boxeador Misael Rodríguez que tuvo que pedir dinero en el transporte público.
En un contexto de necesidades urgentes en el deporte mexicano, la falta de financiamiento adecuado ha llevado a los atletas nacionales a buscar respaldo en distintas entidades, incluyendo la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA). Este apoyo ha sido crucial para aquellos deportistas que, sin el apoyo necesario de los órganos gubernamentales, encuentran en estas intervenciones un salvavidas para continuar con sus entrenamientos y competencias.
El respaldo incluye instalaciones de alta calidad, recursos económicos, nutricionales y médicos que permiten a los deportistas una preparación competitiva. La SEDENA proporciona este apoyo logístico vital, asegurando que los atletas cuenten con herramientas esenciales para sobresalir tanto a nivel nacional como internacional. Para muchos, este respaldo es un salvavidas ante el limitado acceso a recursos de primer nivel en México.
En la última década la participación de los militares en las delegaciones olímpicas mexicanas ha crecido. De 21 atletas militares que acudieron a Río 2016, la cifra subió a 47 en Tokio 2021, y este año compitieron 46, que representan cerca de la mitad de la delegación de 109 deportistas que asistieron en París.
Pese a las críticas que pueda generar la creciente influencia militar, desde la dirigencia deportiva ésta es vista con buenos ojos.
El exclavadista Fernando Platas, miembro permanente del Comité Olímpico México, afirmó que las fuerzas armadas se han convertido en un “gran parteaguas” para los deportistas mexicanos porque les dan “tranquilidad” y “mucha seguridad”. Aseguró que ello se ha reflejado en el “gran resultado” que ha obtenido México en las últimas justas deportivas internacionales.
“Ha sido el diferencial en poderle darle continuidad a muchas generaciones”, agregó.
El único doble medallista de oro que ha tenido México en la historia fue el jinete Humberto Mariles, un teniente coronel que logró su hazaña en Londres 1948.
Sin embargo, este apoyo es sintomático de un problema más profundo. La necesidad de intervención pone en evidencia la falta de una estructura dedicada y eficaz para el fomento del deporte dentro del gobierno mexicano. A pesar de los esfuerzos iniciales con la creación de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) y las subsecuentes reformas legales y constitucionales, persiste una notable desconexión entre la planeación y la ejecución de políticas deportivas. A menudo, los recursos asignados son insuficientes o mal distribuidos, dejando a muchos atletas sin el apoyo necesario para competir a niveles óptimos.
Ana Guevara, comisionada del deporte mexicano, llegó al cargo con la esperanza de unir a los deportistas. El problema, sin embargo, es que dividió más al deporte que ha llenado a México de glorias: los clavados. La corrupción en la Federación Mexicana de Natación provocó que las autoridades mexicanas desconocieran al organismo y los nadadores quedaran en el limbo.
Sin presidente ni nadie que rigiera el futuro de los mexicanos, hubo que encontrar una solución en el extranjero, con el organismo internacional World Aquatics, que dispuso de un comité estabilizador para ayudar a los deportistas. Líos burocráticos provocaron que Guevara se negara a dar apoyos económicos a los nadadores porque, según ella, dar recursos públicos a un ente extranjero y privado estaba fuera de la ley.
Los clavados se consagraron en París como el deporte que más medallas ha ganado con 17. Pese a eso, todos los clavadistas tuvieron que competir sin una beca, en muchos casos el principal recurso para mantenerse en el alto rendimiento. Las medallistas en Tokio, Gaby Agúndez y Alejandra Orozco, sopesaron subastar sus preseas para poder competir. “Decirle a la próxima presidenta, al próximo titular o la titular de la Conade que volteen a vernos. Que volteen a ver el deporte mexicano y que volteen a ver mi deporte que tantas alegrías le ha dado a México. En esta ocasión se vivió un ciclo bastante complicado sin apoyo para uno como atleta y para mi entrenador también”, contó Agúndez.
Osmar Olvera se consagró, con solo 20 años, en el gran rostro del deporte mexicano en París 2024 con dos medallas. Su camino tuvo que labrarlo con patrocinadores personales, el apoyo de las Fuerzas Armadas, porque la beca deportiva que tenía destinada por parte del Gobierno fue de 156.000 pesos entre 2020 y 2024. Al mes recibió solo 3.250 pesos, un sueldo raquítico. Tras alcanzar la gloria, lo único que pide es que le dejen viajar a China a entrenar. Si México quiere cambiar su historia, tener mejores resultados, tiene que cambiar el plan desde Palacio Nacional.