La crisis del fentanilo ha disparado de nuevo las tensiones entre el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el ala dura del Partido Republicano de Estados Unidos. La formación conservadora aprovechó su mayoría en la Cámara de Representantes y aprobó un recorte de 60 millones de dólares en ayudas con el argumento de que México no ha hecho lo suficiente para atajar la migración y el narcotráfico. La propuesta aún debe pasar por el Senado, controlado por los demócratas. El presidente mexicano no se quedó de brazos cruzados y calificó el intento de presionar a su país como “propaganda vil y corriente”. “Son muy ridículos, en política no se debe hacer el ridículo”, afirmó López Obrador en su conferencia de prensa mañanera de este viernes. El último choque coincidió con el anuncio de la visita de una delegación de altos funcionarios de la Administración de Joe Biden a Ciudad de México ―que incluye al secretario de Estado, Antony Blinken, y a Alejandro Mayorkas, el máximo encargado de Seguridad Nacional― la próxima semana para hablar, precisamente, sobre los avances en la guerra contra las drogas.
López Obrador achacó la nueva ola de críticas a su política de seguridad a que el próximo año hay elecciones en Estados Unidos y acusó a varios líderes del Partido Republicano de buscar capitalizar un discurso antimexicano para movilizar a los votantes más conservadores. “Utilizan estos asuntos delicados y lamentables, como el uso y los daños que causa el fentanilo, así como el tema migratorio, con propósitos politiqueros”, aseguró el mandatario. “No hay que tomarlos en serio, es pura publicidad para tratar de engañar a los ciudadanos estadounidenses”, agregó.
Sobre las ayudas que se verían afectadas por el recorte, el presidente señaló que en México “no les estamos pidiendo nada” y cuestionó que Estados Unidos no aumente el presupuesto para apoyar a Centroamérica y atacar las causas raíz del éxodo de migrantes. Los congresistas demócratas advirtieron de que los fondos en cuestión son clave para la cooperación bilateral contra el crimen organizado y para dar certidumbre a las empresas estadounidenses con intereses al sur de la frontera. México es el principal socio comercial de EE UU. Pero las advertencias cayeron en oídos sordos. “El presidente mexicano sigue afirmando falsamente que en su país no se fabrica ni se consume fentanilo”, reviró Alex Mooney, el legislador republicano detrás de la enmienda aprobada el jueves.
El choque entre López Obrador y los republicanos que defienden medidas de mano dura contra la migración y el narcotráfico se ha hecho patente desde finales del año pasado. El partido conservador ha impulsado una propuesta para que las fuerzas militares de Estados Unidos intervengan e territorio mexicano para frenar a los cárteles, al considerarlos una amenaza del mismo nivel que los grupos terroristas. El presidente del país latinoamericano rechazó de tajo la idea como una afrenta a la soberanía y como una “invasión”, pese a que algunos republicanos han asegurado que la medida solo busca ampliar la cooperación militar entre ambos Gobiernos.
En 2024 también hay elecciones presidenciales en México. Vivek Ramaswamy, un aspirante con posibilidades de remotas de hacerse con la candidatura presidencial del Partido Republicano, volvió a coquetear esta semana con la idea de “invadir” territorio mexicano. También dijo que buscará a Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial de Morena, el partido de López Obrador, para advertirle de que “entraremos y haremos el trabajo nosotros mismos”. “El hecho en cuestión es que si tienes un vecino que tiene un perro, entra a tu jardín y sigue mordiendo a los miembros de tu familia repetidamente, puedes tomar una escopeta y dispararle a ese perro”, dijo Ramaswamy en una entrevista.
“Nos preocupa más que pierdan la vida 100.000 jóvenes cada año en ese país por consumo de fentanilo, ¿y qué hacen los legisladores? Echarle la culpa a México”, dijo López Obrador. En su opinión, quienes no están atendiendo la epidemia del fentanilo y el consumo de opioides son los estadounidenses. Los reproches a México también se trasladaron al debate entre aspirantes republicanos de esta semana. “Vamos a declarar una emergencia nacional y a construir un muro, esos carteles de drogas en México van a ser tratados como los criminales que son”, dijo el gobernador de Florida, Ron de Santis, uno de los principales rivales de Donald Trump en la carrera por la candidatura.
Al margen del toma y daca, la canciller mexicana, Alicia Bárcena, realizó una gira de trabajo en Washington el pasado miércoles. En la agenda de la secretaria de Relaciones Exteriores estaban reuniones con legisladores latinos, funcionarios del Departamento de Estado y asesores de alto nivel del Gobierno de Biden en Seguridad para trabajar en “temas prioritarios” de la relación bilateral y analizar también cuestiones de comercio, así como una conferencia de prensa con Blinken este viernes.
Blinken anunció que llegará a México el próximo jueves y sostendrá una reunión con López Obrador. Encabezará una comitiva que también incluye al fiscal general Merrick Garland y a Elizabeth Sherwood-Randall, asesora de Seguridad Interior que ha sido uno de los principales canales de diálogo entre ambos países. En el centro de la reunión está el Entendimiento Bicentenario, la estrategia conjunta de seguridad para combatir al crimen organizado. “EE UU y México son más fuertes, seguros y prósperos cuando trabajamos juntos. Somos socios, vecinos y amigos”, se lee en un mensaje publicado este viernes por el Departamento de Estado. En otro frente, la crisis del fentanilo se ha afianzado como un arma política y se libra también en medio de plena efervescencia electoral.