La llegada de mayores contingentes de vacunas a México y una mayor disponibilidad de personal sanitario parecen estar dando resultados. El país ha agarrado vuelo y este miércoles se ha registrado una cifra récord de vacunaciones entre los mayores de 60 años: 467.642 dosis en un solo día. El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha reservado la noticia, que ha transmitido por redes sociales. El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell ya venía diciendo que la velocidad de inoculación se incrementaría debido, también, a que se pasado de vacunar en lugares más remotos y despoblados a zonas urbanas. En su última conferencia puso como ejemplo la Ciudad de México, que dispone de personal e infraestructura para aumentar el ritmo de vacunaciones. Por eso, dijo, se han repartido en la capital las remesas de la Sputnik V que solo mantienen su eficacia las dos horas siguientes a su descongelación. En un principio se volcaron los esfuerzos en municipios más pequeños por el temor a que un freno en la llegada de dosis al país obligara a dejar a medias esas zonas. Otra razón de que ahora se vaya a mayor velocidad es que se tiene más práctica.
Este jueves, día de asueto, las autoridades no han presentado el informe sobre el avance del coronavirus y la vacunación en el país. Esas más de 467.000 dosis superan con creces las 361.000 que se aplicaron el pasado 10 de marzo, el pico anterior. Solo en tres jornadas se han superado las 300.000 inoculaciones, el ritmo que López Obrador ha exigido a su Gabinete para avanzar en la cobertura.
Comparado con otros países, Estados Unidos, el Gobierno que ha aplicado más vacunas, puso el triple de dosis el mismo día, pero México administró tres veces más que Argentina y casi el doble que Canadá en términos absolutos, de acuerdo con Our World in Data. En América Latina, solo Brasil repartió más inoculaciones el 31 de marzo, al rebasar las 900.000. En el acumulado, México ronda las seis dosis por cada 100 habitantes y sigue rezagado de los líderes regionales como Brasil (9 dosis), Uruguay (19 dosis) y Chile (54 dosis), estos dos últimos con poblaciones significativamente más pequeñas. El reto para el Gobierno es mantener el ritmo en un plan de vacunación que, como en otras partes del mundo, se ha quedado corto en relación a los pronósticos iniciales.
La Ciudad de México está preparada, añadió López-Gatell, para vacunar a esa velocidad. Además, recordó que se han concentrado los esfuerzos en esta zona y su conurbación por ser las más afectadas, aunque los biológicos están llegando a todo el país. Prueba de ello es la foto que el presidente ha volcado también en sus redes sociales, con un hombre que recibe el pinchazo sin bajarse de su carreta, tirada por un burro. Hasta don Chalo, que así se llama el carretero, se acercaron las enfermeras para inocularlo, en Tamaulipas. El propio presidente también anunció que se vacunará la próxima semana, aunque no quiso decir dónde para, explicó, no hacer de ello un espectáculo. López Obrador sigue las recomendaciones médicas. Él ya pasó la enfermedad recluido en el Palacio Nacional.
México espera vacunar a 15 millones de mayores de 60 años, la población que primero ha accedido a los biológicos junto con el personal sanitario, por ser los más proclives a un fatal desenlace si contraen la covid-19. Esa es la razón de que las autoridades sanitarias destaquen que, una vez inoculados los mayores, la incidencia en la mortalidad caiga hasta un 80%. La cifra actual registra 203.210 decesos. Sin embargo, la segunda dosis se está haciendo esperar. Aún no alcanza al 5% de los que recibieron la primera entre los mayores de 60, aunque es de suponer que esta cifra también experimentará un salto debido al aumento de la velocidad en las inoculaciones. Los mayores son también la población que más se resiste a acudir a un hospital cuando se ven enfermos, quizá debido a la desconfianza de décadas en el sistema sanitario o a cuestiones culturales.
López-Gatell lanzó en su conferencia de este miércoles todo un alegato en favor de la vacuna. Trató de convencer con un discurso mirando a cámara a todas aquellas personas que recelan de los biológicos, de que acudan a vacunarse. “La voluntad de las personas y sus familias es importante y será respetada, no consideramos obligar a nadie”, dijo, pero advirtió de que el riesgo de no estar inoculado no lo corren ellos solos, sino los parientes y seres queridos que conviven con ellos. Destacó que hay un “dilema” entre las libertades individuales y la necesidad de un Gobierno de reducir riesgos para la población ante una situación de pandemia. “Todas las vacunas son seguras y eficaces”, repitió.
México ha firmado acuerdos con varios laboratorios para abastecerse de biológicos contra la covid. Por el momento hay cinco marcas en circulación: Pfzer, Sputnik, AstraZeneca, SinoVac y la china Cansino, esta última solo requiere una aplicación y se envasa en México por millones. El país tiene previsto vacunar a 117 millones de personas, para lo que ya ha ha acordado la compra de 234 millones de dosis. A decir de los expertos, el Gobierno ha jugado bien esta partida. Ante la rapiña desatada entre los países ricos o productores de vacunas, México tomó vías que en principio otros descartaron, como recurrir a la marca rusa o la china, y ha seguido vacunando con AstraZeneca, que ha sufrido vaivenes en otros países ante noticias de que su aplicación causaba trombos. Algunos expertos sugieren que detrás de estas informaciones o de la retirada de este biológico por parte de algunos países está la protección de sus propias marcas.
México fue el primer país en iniciar las vacunaciones en América Latina, junto con Chile. Las remesas más tempranas permitieron aplicar dosis en Nochebuena, en actos televisados con gran pompa. Los médicos y enfermeras fueron los agraciados en aquel momento. En la actualidad hay 636.307 sanitarios que ya han recibido su segunda dosis y 224.443 que la esperan. El Gobierno ha establecido la inoculación prioritaria para 1,1 millones de sanitarios que trabajan en lo que llaman primera línea de la lucha contra la covid. También han sido vacunados 22.934 docentes, 17.626 de ellos con la segunda dosis, en Campeche, con la intención de ir abriendo las escuelas en un Estado con niveles ínfimos de pandemia.
Recientemente, el Gobierno anunció la movilización de personal sanitario del Ejército para sumar fuerzas y avanzar en las vacunaciones. Se desconoce cuántos ni en qué lugares están desarrollando su trabajo. Pero el ritmo va aumentando, aunque se han puesto alrededor de ocho millones de vacunas, aún esperan cerca de seis refrigeradas. Pero algunos expertos reclaman sumar a esos efectivos los de otras organizaciones que disponen de personal cualificado, como empresas o universidades, que podrían inocular tanto a su comunidad de empleados como a otros grupos.