El presidente Andrés Manuel López Obrador empezó su sexenio a finales de 2018 con un portazo a las empresas privadas del sector de hidrocarburos. Canceló las asociaciones acordadas en la Administración anterior entre la paraestatal, Petróleos Mexicanos (Pemex), y privados, pidió a los reguladores del sector no emitir nuevas licencias o permisos y canceló las subastas de campos petroleros que estaban pendientes. Pero, hacia el final de su sexenio, y quizás por la situación de deuda de la empresa del Estado, surgen un par de empresas que sí lograron hacer negocios con el presidente. La más reciente: CME Oil and Gas.
Pemex otorgó a la mexicana CME, según adelantó Bloomberg, un contrato de exploración producción en los campos Bacab y Lum, que se encuentran en aguas someras al noreste de Ciudad del Carmen (Campeche). Oil & Gas Magazine asegura que tienen reservas estimadas de 183 millones de barriles de petróleo crudo y CME se comprometió a invertir 1.650 millones de dólares en la operación para extraerlos. Pemex no ha hecho un anuncio oficial del acuerdo.
El hombre más rico de Latinoamérica, Carlos Slim, también logró hacer negocios con la paraestatal. En el último año, anunció que invertirá 1.000 millones de dólares para trabajar con Pemex y revivir un proyecto de gas natural en el golfo de México. Slim levantó la mano cuando la empresa que originalmente se había comprometido, New Fortress Energy, terminó su asociación con Pemex. New Fortress sí logró concretar varios negocios con Comisión Federal de Electricidad (CFE), la paraestatal de electricidad, como lo hizo también otros países incluyendo Nicaragua.
“Está arriesgado el contrato (con CME) porque son pozos que no están produciendo ahora y quizás traen pronósticos un tanto optimismo que quieren alcanzar”, asegura Oscar Ocampo, analista del sector en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), un centro de análisis sin fines de lucro. El hecho de que CME haya puesto dicha suma como inversión habla de la necesidad de Pemex de diversificar sus fuentes para financiar proyectos, agrega Ocampo.
Pemex tiene cerca de 101.5000 millones de dólares en bonos de deuda que cotizan en el mercado global, de acuerdo a un estimado de Reuters. Además, le debe otros 21.900 millones de dólares a contratistas tanto nacionales como extranjeros con los que tiene contratos de servicios, similares a los que firmó con Grupo Carso, la empresa de Slim, y CME. La situación de Pemex es tal, que el Gobierno Federal ha tenido que transferirle unos 55.000 millones de dólares en recursos desde 2019 para que pueda hacer frente a sus obligaciones crediticias.
CME Oil and Gas es una empresa liderada por Alfredo Bejos, hermano de José Miguel Bejos, empresario que ha sido identificado por la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) como “el mayor contratista en el sexenio” de López Obrador. Según un recuento de los contratos revisados por MCCI, las empresas propiedad de los Bejos han recibido contratos con distintas dependencias de Gobierno que superan los 104.000 millones de pesos.
Los contratos entre Pemex, CME y Grupo Carso no apuntan a una nueva apertura por parte de López Obrador, opina Ocampo. “No creo que haya habido tanto cambio porque el pleito del Gobierno y del presidente, de Pemex y con CFE y Pemex era por la competencia. Aprendimos que no era una postura tan anti-empresarial como lo era anti-competencia. Anti-mercado, anti-rondas de hidrocarburos, anti contratos de producción y utilidades compartidas”, dice el especialista.
“Al final, las empresas que supieron hablar el lenguaje ‘4teísta’ tuvieron entrada porque el mensaje del Gobierno es ‘si juegas con mis reglas, si yo siento que tengo el control, te abro la puerta’. Este es el caso, tanto en este contrato, como con Carso. En donde, al final son contratos de servicios y Pemex es el que mantiene el control”, concluye Ocampo.
Por su parte, la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller, ofreció un punto de vista optimista del acuerdo en sus redes sociales, diciendo que el contrato “incrementa la inversión fija, lo cual sube el crecimiento económico en el corto y en el largo plazo” y “ayuda a Pemex, que tiene un alto estrés financiero”.