El Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenski, se reunirá con el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden en la Casa Blanca el miércoles y más tarde pronunciará un discurso en horario de máxima audiencia ante una sesión conjunta del Congreso norteamericano, un audaz viaje al extranjero destinado a reafirmar el apoyo estadounidense a su país, según anunciaron funcionarios de la Casa Blanca a última hora de la noche del martes.
“Hace trescientos días, Rusia lanzó un brutal ataque contra Ucrania”, declaró Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en un comunicado en el que confirmaba el viaje de Zelensky a Washington. “La visita subrayará el firme compromiso de Estados Unidos de apoyar a Ucrania durante el tiempo que sea necesario, incluso mediante la prestación de asistencia económica, humanitaria y militar.”
Altos funcionarios de la administración, que hablaron bajo condición de anonimato debido a la preocupación por la seguridad de Zelensky, dijeron que los riesgos involucrados en una visita de este tipo – con el líder de guerra dejando su país por primera vez desde que Rusia invadió Ucrania en febrero – eran altos, y que la planificación de su llegada se había llevado a cabo bajo un intenso secreto.
Zelensky llegará a Estados Unidos casi 10 meses después de que el Presidente Vladimir V. Putin ordenara la entrada de tropas rusas en Ucrania y mientras el Congreso Estadounidense estudia la aprobación de una ayuda de casi 50.000 millones de dólares para ayudar a las fuerzas ucranianas a combatir a Rusia el año próximo. Esto elevaría el montante total de la ayuda estadounidense a más de 100.000 millones de dólares.
“Es un héroe nacional y mundial; estoy encantado de poder escucharle”, declaró el martes el senador Mitt Romney, republicano por Utah, tras conocer la noticia de la visita de Zelensky.
El viaje del presidente ucraniano se produce cuando el asalto ruso se encamina hacia un segundo año brutal. Las esperanzas de Rusia de derrotar rápidamente a Ucrania fracasaron, pero han dado paso a una serie de ataques demoledores contra la población civil que han dejado a las principales ciudades sin calefacción ni electricidad en el crudo frío del invierno ucraniano.
Antes de viajar a los Estados Unidos, el martes Volodímir Zelenski, viajó a Bajmut, una ciudad en la región de Donetsk, en Donbás, donde se libran los combates más duros de todo el país. En un viaje no anunciado a lo que se ha convertido en el principal y más sangriento frente de batalla y donde se combate ya en algunas calles, el líder ucranio desafió a las tropas del Kremlin con su visita a puestos avanzados del Ejército, donde ha entregado condecoraciones a varios soldados. Bajmut, que, según Zelenski se ha convertido en “ruinas quemadas”, no tiene sobre el papel gran importancia geoestratégica, pero se ha convertido en una simbólica pieza tanto para Rusia —que pese a sus gravísimas pérdidas no deja de enviar equipos de asalto y que está utilizando su técnica de arrasar para conquistar— como para Ucrania, que está aguantando de manera férrea.
La visita de Zelenski, otro intento más de subir la moral de unas tropas que en las últimas semanas han sufrido allí importantes pérdidas, se produce cuando su Gobierno ha alertado de que Rusia podría estar preparándose para otra ofensiva a principios de 2023 y solo un día después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, visitase Bielorrusia ayer. Allí habló de “un espacio de defensa común”, junto al líder autoritario Aleksandr Lukashenko. Este martes, en un raro reconocimiento de la realidad de la contienda, Putin, que acumula importantes reveses en el campo de batalla, ha asegurado que la situación en las regiones ucranias que se ha anexionado ilegalmente —partes de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón— es “extremadamente difícil”. Sus palabras pueden ser un adelanto de lo que puede llegar a los territorios ocupados, donde el jefe del Kremlin dijo que reforzaría el control.
Además, durante el martes se produjo una explosión en el gasoducto Urengoi-Pomary-Uzhhorod, una tubería de una filial de Gazprom que atraviesa Ucrania y que es una de las dos únicas rutas para que el gas ruso llegue desde el Ártico a Europa tras el sabotaje del Nord Stream 1. La deflagración, que ha provocado al menos tres muertos, se ha producido en Kalinino, en la región rusa de Chuvasia, en el centro del país. Los servicios de emergencia rusos han atribuido la enorme explosión a un accidente durante los trabajos de mantenimiento y reparación del conducto, construido en la década de 1980, según la agencia estatal rusa Tass.
Mientras, en Ucrania continúan los cortes energéticos. El 80% de los ciudadanos de la región de Kiev seguía sin suministro eléctrico tras los ataques rusos del lunes contra la infraestructura energética, según fuentes regionales. “Debido a los daños a gran escala de la infraestructura energética, Ukrenergo (el operador de la red eléctrica) aplica cortes de emergencia. El 80% de la región carece de electricidad”, aseguró el jefe de la administración militar regional, Oleksiy Kuleba, en su canal de Telegram. Kuleba dijo ayer que se trabaja para restablecer el suministro “lo antes posible”, pero que la situación continúa siendo “crítica”. “Quiero enfatizar que con cada ataque enemigo, la complejidad y la duración de las labores de reparación se incrementan”, dijo el responsable, y subrayó que se da prioridad al abastecimiento de infraestructuras cruciales como los hospitales.