Ciudad de México ha comenzado a ser una preocupación electoral para el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Con los buenos números que mantienen de cara a las presidenciales de junio, el punto rojo ha pasado a ser la capital, donde las tendencias han empezado a inquietar al partido, que optó por ir con Clara Brugada como candidata a la jefatura de Gobierno.
La última encuesta publicada por el medio EL PAÍS la deja 11 puntos por encima del candidato de la oposición, Santiago Taboada. Algunos asesores de la campaña, sin embargo, están haciendo comparaciones entre diferentes encuestas y detectan una tendencia preocupante: la brecha entre las dos coaliciones electorales en la ciudad se ha ido reduciendo en los últimos meses. Si la elección fuera hoy, entienden que Brugada ganaría con tranquilidad. Pero algunas voces dentro del equipo han lazado la pregunta de qué pasará en los próximos meses si se mantienen las tendencias actuales en las que Taboada va en escalada y Brugada ligeramente en descenso.
El discurso de unidad que ha intentado imponer Morena no solo apunta a la elección presidencial. Las figuras más importantes del partido se debaten hoy qué pasará en la ciudad, un distrito clave no solo para los resultados nacionales, sino en términos simbólicos. Nadie en el partido guinda quiere perder su bastión y acabar con dos Administraciones, la federal y la capitalina, pintadas de diferentes colores políticos.
La apuesta que hizo el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador fue elevada: su figura más popular, el exsecretario de Seguridad Omar García Harfuch, medía unos 14 puntos más que Brugada, y aún así decidieron bajarlo de la contienda. La definición se dio por la paridad de género en las candidaturas.
El perfil del policía generaba simpatía en un sector del electorado, no necesariamente fiel a Morena, que Brugada no ha logrado conquistar todavía. Cuando bajaron a García Harfuch, nadie sabía en el partido cómo acabaría impactando eso en las encuestas, ni en el resultado final en junio. La medición publicada en este periódico muestra cómo la seguridad es la mayor preocupación que tienen los capitalinos. Ese indicador jugaba a favor del exsecretario de Seguridad, laureado por sus jefes por una reducción, según cifras oficiales, de los delitos de alto impacto durante su gestión.
La exalcaldesa de Iztapalapa ha intentado destacar logros en esa materia durante su campaña, pero no ha conseguido de momento capitalizarlo. Incluso algunos de sus asesores de campaña le recomendaban estos días que dejara de tocar el tema en público.
César Cravioto, vocero de la campaña de Brugada, dice que él “no hablaría de preocupación”. Mas bien siempre supieron que la carrera por la ciudad iba a ser más difícil de conseguir que la presidencial. Sobre todo a partir de los últimos comicios que tuvo la capital, en las intermedias de 2021, cuando la coalición opositora se hizo con 9 alcaldías frente a las siete que apoyaron a Morena. Desde entonces han hecho “ajustes importantes” para revertir esos números, explica.
Sobre los consejos para que la candidata no hable de seguridad, dice, “siempre hay asesores que opinan de una manera u otra”. Ese es un tema que la oposición ha intentado usar en contra de Morena, bajo la idea de que “la ciudad es un desastre”, según responde Taboada. “Se va a hablar de todo, pero no nos vamos a encasillar en lo que quiera hablar la oposición”, asegura Cravioto.
La raíz de las preocupaciones de Morena, según han contados dos fuentes internas, está principalmente enfocada en la evolución que tenga la brecha entre Brugada y Taboada. El problema no son los números hoy, sino que aún faltan cuatro meses para que llegue la cita a las urnas. Una medición hecha por la consultora Mitofsky señalaba a principios de noviembre, cuando aún no definían quien iría en la boleta en Ciudad de México, que la intención de voto de Morena era 15 puntos más alta que la del Frente Amplio por México.
A finales de ese enero, ya con el nombre de la candidata en mano, la encuestadora Votia le dio 15 puntos por encima de Taboada. En diciembre, la consultora Arias les otorgó unos números similares a los contendientes. La casa Mendoza Blanco le dio también por aquellos días hasta 32 puntos más a la morenista. La encuesta hecha por Enkoll, realizada entre el 11 y el 15 de enero y que le concede 11 puntos de ventaja, fue tomada con preocupación. Algunas voces internas del partido alertaban de la pérdida de varios puntos en pocos días.
Cravioto entiende que los números más altos que recibieron en ese entonces venían de todo el movimiento que generó la elección partidaria de candidatos en cada entidad. “Salió más alta porque veníamos de un proceso interno”, dice, “llevábamos tres meses en esa competencia”. Lo que vino luego fue un “acomodo” de los votos. Sin embargo, señala que prefiere no quedarse con una u otra medición, sino con el promedio de todas. De nada le sirve quedarse con la que le da 30 puntos por encima. Y destaca que empezarán la campaña, el próximo 1 de marzo, con una diferencia de dos dígitos.
Brugada sabía desde el inicio que enfrenta un gran desafío, conquistar a la clase media y alta de la ciudad. Con eso en mente, tomó medidas hacia ese lado. Cambió incluso hasta su característico peinado. Optó, siguiendo el modelo de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, por alaciarse el cabello.
La idea de que el pelo crespo no calaba en las clases altas se instaló en su equipo, cuentan algunos miembros a este periódico. Cravioto reconoce que están luchando para evitar que haya un voto a favor de la oposición que se origine por un tema de “clase o código postal”, en referencia a Iztapalapa, una de las alcaldías más pobres de la ciudad. “Hay una parte, pero es una parte pequeña”, afirma.