La siderúrgica Altos Hornos de México (AHMSA) está contra las cuerdas. La empresa ha informado de que desde el lunes pasado un grupo de mineros y trabajadores de la compañía han bloqueado en señal de protesta por el impago de salarios los accesos de su planta 1 y han impedido proveer de gas licuadora a su coquizadora. Sin energía, el último bastión de este complejo de fierro y acero en Monclova (Coahuila) ha comenzado su proceso de enfriamiento, implicando un daño estructural irreversible que compromete el plan de reestructura financiera de Argentem, el fondo estadounidense que en abril pasado asumió las riendas de una siderúrgica con más de 650 millones de dólares en deudas
El daño ocasionado al complejo siderúrgico tras este bloqueo supone un paso más rumbo a la quiebra. La reparación de un equipo de estas dimensiones implicaría el desembolso de, al menos, 350 millones de dólares y más de un año sin poder producir. “Debido a este incidente, AHMSA retrasará indefinidamente el reinicio de producción de la empresa, complicando el proceso de toma de control por los nuevos inversionistas” ha reconocido la empresa en un comunicado en la Bolsa Mexicana de Valores. El batacazo operativo ocurre en plena crisis financiera de la empresa, cuyos adeudos superan los 650 millones de dólares.
Francisco Orduña, vocero de AHMSA, asegura que el grupo disidente estaba liderado por unos 50 mineros sindicalizados afines a Gómez Urrutia quienes bloquearon los accesos del enorme complejo siderúrgico para impedir que los camiones de gas licuado llegaran y con ello se mantuviera la temperatura de la planta coquizadora. El representante de la empresa asegura que a este bloque se sumaron unos 200 trabajadores de la empresa, quienes se sumaron al cerco como una medida de presión para exigir los sueldos caídos que la siderúrgica les debe desde hace meses.
Orduña refiere que meses atrás, este grupo de mineros disidentes ya había bloqueado la mina de fierro Hércules. “Lo que hicieron, con conocimiento de causa, fue dejar a la empresa sin insumos propios, sin insumos propios, sin fierro y sin coque. Los trabajadores se han quedado sin salarios, sin prestaciones”, asevera.
El representante de AHMSA afirma que el golpe operativo que supone la pérdida de la coquizadora compromete el plan de reestructura presentado por Argentem, los nuevos dueños de la empresa, quienes habían puesto sobre la mesa que ellos desembolsarían más de 1.000 millones de dólares si el Gobierno se sentaba a negociar los plazos de pagos de las deudas para así poder reactivar la siderúrgica. “El plan de negocio, lo que presentó Argentem, fue un plan de reestructura financiera y operativa, pero sin fierro y sin carbón, ese plan es nada”, zanja.
La siderúrgica, con más de 80 años de historia y que llegó a tener más de 20.000 empleados directos en Monclova (Coahuila), en fechas recientes no tenía ni para pagar sus facturas eléctricas. Así, sin dinero y en espera de que el Gobierno federal aceptase el plan de reestructura financiera de Argentem, unos 300 trabajadores acudían al complejo industrial solo para hacer acto de presencia y para verificar el estado de los equipos. El complejo industrial a oscuras, desaseado y con apenas un puñado de personas, parecía una ciudad fantasma.
El declive de la que fuese una de las siderúrgicas más relevantes de América Latina está íntimamente ligado a la caída del dueño histórico de la empresa: Alonso Ancira Elizondo, empresario quien fue detenido en 2019 por su presunta participación en la trama de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht y Pemex. Aunque Ancira ya ha dejado la presidencia de la empresa desde inicios de este año, el pacto por más de 200 millones de dólares para salir de la cárcel, aunado a las deudas previas, ha terminado por dejar a AHMSA al filo de la bancarrota.