En el último pronóstico del Banco Mundial, se predice un crecimiento y rebote económico del 3,7% en la región latinoamericana, mejorando la predicción anterior del mismo ente del 2,8%. Esta diferencia positiva es producto de la periódica reactivación económica durante los últimos meses del 2020 y el proceso de vacunación inminente para combatir la pandemia.
Latinoamérica y el Caribe ha sido una de las regiones más afectadas por la emergencia sanitaria con diez de los países con más casos de covid-19 per cápita a nivel mundial y con una contracción económica de aproximadamente el 7% en el 2020. Por esto, inclusive el nuevo pronóstico de expansión económica para este año se encuentra por debajo del promedio de crecimiento mundial del 4%.
El país que destaca en la región latinoamericana en recuperación económica es Chile, anticipando un crecimiento del 4,2% según el Banco Mundial. En adición al desempeño por encima de la media regional y mundial, la contracción del 2020 es menos severa.
Chile se mantiene a la expectativa de la nueva Constitución a redactar este año con el entrante número de congresistas para solidificar esta proyección económica y conseguir estabilidad política.
Ha sido recalcado por el organismo multilateral que las proyecciones para el 2021 son bastante volátiles y susceptibles a la evolución de la pandemia y la efectividad de los procesos de vacunación. Si las infecciones ascienden y los procedimientos de vacunación en economías importantes continúan siendo ralentizados por problemas logísticos y la aversión de la población a ser vacunados, el crecimiento mundial del PIB puede llegar a ser de apenas el 1,6% para este año.
El presidente del Banco Mundial, David Malpass, reconoció los problemas que se han presentado en torno al proceso de vacunación: “Incluso en economías avanzadas han existido dificultades en presionar programas de vacunación, y eso es una realidad en los países pobres también”.
En su informe, el banco señaló otros riesgos a los que la economía del 2021 es particularmente susceptible como “la imposibilidad de contener la pandemia, problemas relacionados con la deuda y el financiamiento externo, el resurgimiento de tensiones sociales, daños económicos ocasionados por la pandemia cuya gravedad no se previó, y perturbaciones relacionadas con el cambio climático y los desastres naturales”.
Asimismo, el directivo del banco advirtió que los programas de estímulos fiscales y monetarios en países avanzados corren el riesgo de agravar el problema de desigualdad debido a que muchos países ya se encuentran con posiciones fiscales muy débiles y con altos niveles de deuda. La necesidad de reformas institucionales que estructuren los programas rescate y de estímulo económico hacia una distribución inclusiva es imperativa; y podría ser la única manera de recuperar los niveles económicos pre-pandemia.