Es posible que la racha de apreciación del peso mexicano, moneda que subió a su mayor precio en ocho años en julio, haya terminado. Un nuevo reporte del banco BBVA, publicado este jueves, asegura que el tipo de cambio, el cual se ha apreciado un 20% desde noviembre de 2021, se debilite hacia el cierre del año para cotizar en 18 pesos por dólar. Y que siga menguando a medida que avance el año.
“Para los meses previos a las elecciones de junio de 2024, se prevé que el peso muestre cierta volatilidad, que no será factor de preocupación”, dijo el banco en un comunicado. “Los pronósticos de BBVA México indican que el tipo de cambio podría alcanzar niveles cercanos a los 19 pesos por dólar en mayo y junio del próximo año. Dados los sólidos fundamentos macroeconómicos de México, esta mayor volatilidad será transitoria y se irá disipando gradualmente una vez que haya concluido el proceso electoral”.
México irá a las urnas el próximo verano para elegir, con mucha probabilidad, a su primera presidenta en la historia. Por ahora son dos mujeres las candidatas que lideran las encuestas de cara a los comicios de octubre. También se pondrán a votación más de 20.000 cargos, incluyendo senadurías, diputaciones, gubernaturas y puestos en congresos locales. La cita con las urnas de mayor volumen hasta ahora.
BBVA pronostica un tipo de cambio 18,80 pesos por dólar para diciembre de 2024 “lo cual equivaldría a una depreciación anual de 4,4% y que en parte estaría explicada por la reducción en el diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos”, advirtió. El jueves, por su parte, el Banco de México votó por mantener la tasa de interés referencia en 11,25%, la más alta desde que está vigente la política monetaria actual. La decisión de la Junta de Gobierno del banco central se dio ante una persistente inflación que, si bien se ha desacelerado, sigue por encima del rango meta.
Los economistas de BBVA también ajustaron al alza su estimación de crecimiento 2,4% a 3,2% este año y anticipan un crecimiento de 2.6% en 2024. Esto se debe, explicaron, a “la resiliencia de la demanda interna y el crecimiento mayor al esperado de la economía de Estados Unidos”, la cual está muy integrada a la economía mexicana.