Según personas cercanas al candidato presidencial demócrata; Joe Biden ofrecería colaboración para luchar contra el coronavirus, promover la inversión ecológica y profundizar los lazos económicos. Las políticas hacia la región latinoamericana han asumido importancia en la campaña de EE. UU. debido a encuestas mostrando a los dos contendientes a la Casa Blanca empatados en Florida, un estado clave.
Durante su mandato, Trump ha amenazado a México con paralizantes aranceles comerciales (con el fin de asegurar controles sobre la migración), ha impuesto sanciones draconianas a Cuba y Venezuela para tratar de forzar un cambio de régimen y ha redirigido ayuda destinada a centroamericana a la oposición venezolana. También ha forjado un vínculo personal con algunos de los líderes de la región, en particular con Jair Bolsonaro, del Brasil, y Andrés Manuel López Obrador, de México.
A medida que se acercan las elecciones norteamericanas, América Latina se destaca como la región más afectada por el coronavirus, registrando casi la mitad de las nuevas muertes mundiales en los últimos tres meses. Sin embargo, las elecciones también representan una oportunidad histórica para abordar problemas estructurales de larga data, dijo Juan González, quien fue asesor del hemisferio occidental de Biden cuando era vicepresidente. Estos incluyen la necesidad de inversiones ecológicas.
Los sondeos de opinión muestran sistemáticamente que los latinoamericanos se encuentran entre los ciudadanos más preocupados del mundo por los riesgos del cambio climático, lo que sugiere que el énfasis del Biden hacia la inversión ecológica podría resultar popular.
“El compromiso económico y la lucha contra el cambio climático van de la mano”, dijo González en entrevista al diario británico Financial Times. “Aquellos países que estén realmente dispuestos a ser ambiciosos para cumplir los compromisos de París [sobre el cambio climático] y más allá, encontrarán una causa común con los Estados Unidos”.
Biden traería algo que no tenía Trump: un profundo conocimiento personal de América Latina, acumulado durante 16 viajes a la región durante su estancia en la Casa Blanca. Ya que, durante el segundo mandato de Obama, Biden fue designado en gran parte por el presidente para supervisar la política hacia América Latina.
Trump visitó América Latina sólo una vez en su primer mandato, viajando a la cumbre del G20 en Argentina auspiciada por Mauricio Macri, un aliado cuyo padre fue un ex socio de negocios del presidente de los Estados Unidos. Trump fue también el primer líder estadounidense en la historia que se ausentó de la principal reunión del hemisferio, la Cumbre de las Américas, que se celebra cada tres años y que se canceló con tres días de antelación.
Los partidarios de Trump no están de acuerdo. Apuntan a un renegociado acuerdo comercial con México, a estrechas alianzas con países como Brasil, Colombia y El Salvador y a la elección el pasado fin de semana del principal asesor del presidente de EE. UU. para América Latina, Mauricio Claver-Carone, como director del mayor banco de desarrollo de la región, el Banco Interamericano de Desarrollo.
Biden volvería a un enfoque bilateral más tradicional de los Estados Unidos, en lugar de “simplemente levantar muros”, dijo Juan González, que trabajó en asuntos del hemisferio occidental en la Casa Blanca y el Departamento de Estado bajo la dirección de Barack Obama. “[Biden] sería el primer presidente que no requiere una explicación de por qué Brasil es importante.”
La presión sobre México y América Central para que procesen a los solicitantes de asilo en la región en lugar de permitirles llegar al Río Grande terminaría, y Biden aplicaría en cambio una estrategia regional de cuatro años y 4.000 millones de dólares para abordar los factores que impulsan la migración desde América Central, según los documentos de política de su campaña.
En cuanto al comercio, ni Trump ni Biden están promocionando grandes tratados nuevos. El énfasis para Biden sería adaptar los que están en el lugar a funcionar mejor. Pero González vio una oportunidad para que América Latina se beneficie del cambio en las cadenas de producción y suministro fuera de China y más cerca de casa, si puede mejorar la competitividad.