El muro con México, una de las obras más polémicas de Trump, ha ganado nueva vida en la era de Joe Biden. El Departamento de Seguridad Interior ha informado este miércoles de que el Ejecutivo ha derogado 26 leyes federales al sur de Texas. Esto le permite a Washington construir hasta 32 kilómetros de valla en la región, que se ha visto sobrepasada en las últimas semanas ante el incremento del flujo migratorio proveniente de Sudamérica. Es la primera vez que el Gobierno demócrata otorga estos permisos, que llegan en un apremiante momento para el presidente, criticado cada vez en más frentes por su gestión de la frontera.
El Departamento de Seguridad Interior dio a conocer la decisión del Ejecutivo en su diario oficial. Lo hizo admitiendo los tensos momentos que viven varias comunidades fronterizas de Texas, que han visto el mayor incremento en los cruces ilegales en tres años. “Hay en el presente una necesidad inmediata de construir barreras físicas y caminos en las inmediaciones a la frontera con Estados Unidos para prevenir entradas ilegales”, señala el secretario de Interior, Alejandro Mayorkas, en el documento.
La orden ejecutiva afecta a terrenos que se encuentran en el condado de Starr, una zona de 65.000 habitantes, donde converge Texas con el Estado mexicano de Tamaulipas. Pueblos en esa franja, como Roma y Río Grande, han sido testigos del incremento de la llegada de migrantes a los pocos meses de la llegada de Biden a la Casa Blanca. El ritmo de los cruces se intensificó, alcanzando en ese punto los 245.000 “encuentros” (un eufemismo que el Gobierno usa para referirse a las detenciones) durante el año fiscal 2023, que abarca desde octubre de 2022 a septiembre pasado.
Se prevé que el Gobierno federal dé a conocer los próximos días las cifras oficiales para el año fiscal 2023. Los números preliminares en manos de Seguridad Interior y la Patrulla Fronteriza amenazan con romper récords recientes. Se calcula que en el periodo se registraron más de dos millones de aprehensiones en los más de 3.000 kilómetros de frontera. El número de cruces incrementó de forma aguda en agosto y septiembre. Se estima que tan solo el mes pasado unos 50.000 venezolanos ingresaron ilegalmente al país. El Gobierno de Biden ha acelerado las deportaciones y puesto en marcha acuerdos con otros países para frenar el flujo. También ha ofrecido agilizar los permisos de trabajo para algunos migrantes que se encuentran en territorio estadounidense. Mientras tanto, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, ha ordenado intensificar las revisiones en los puestos fronterizos entre Ciudad Juárez y El Paso, lo que ha generado un monumental atasco de cerca de 15.000 camiones.
La derogación de leyes federales en la línea fronteriza era habitual en la presidencia de Trump. Era el método preferido por el presidente para avanzar una de sus promesas más famosas, y polémicas, para la contención migratoria. Para mayo de 2020, la Administración republicana había emitido al menos 30 órdenes para derogar normas en la región, de acuerdo a un conteo de Sierra Club, una organización ambientalista que argumenta que la edificación destruye el ecosistema semidesértico en miles de kilómetros.
Los ambientalistas han criticado la decisión de Biden bajo esa misma premisa. Entre las leyes que se han cedido en la zona se encuentran las de aire limpio, la de agua para consumo humano y algunas que tenían como objetivo proteger a especies amenazadas. Con esta herramienta, el Ejecutivo evita revisiones y trabas burocráticas que pueden obstaculizar una construcción rápida. Interior utilizará para la construcción del muro recursos que el Congreso designó en 2019 para ese fin, durante la presidencia de Trump. El republicano construyó más de 700 kilómetros de valla entre 2017 y enero de 2021.
Presionado por el incremento de la inmigración irregular, Biden se ha visto forzado a dar un agudo giro en su política migratoria. El primer día de su presidencia, el 20 de enero de 2021, el mandatario demócrata emitió una orden que daba por finalizada la emergencia en la frontera común y redirigía el dinero usado para la construcción del muro a otras causas. “Construir un gigantesco muro que abarque toda la frontera sur no es una solución política seria”, aseguró Biden. “Será política de mi Administración que no se destinarán más impuestos de los estadounidenses a construir un muro”, añadió.
La noticia de la reactivación del muro fronterizo coincide con una visita de Antony Blinken, el secretario de Estado de Biden, a México. El encargado de Exteriores de Washington se entrevistará con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. La mañana del jueves participará junto a su homóloga mexicana, Alicia Bárcena, en el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad. Por parte de la comitiva estadounidense, estarán también en la reunión Mayorkas, el fiscal general Merrick Garland y Liz Sherwood, la asesora de Seguridad Interior de la Casa Blanca. La Administración estadounidense tiene en la agenda temas como la proliferación del tráfico de fentanilo, una droga que se ha convertido en una epidemia en las calles del país, y el control fronterizo de las autoridades en la compleja frontera común.