Los mexicanos no somos ajenos a comer tacos al pie de la calle, donde se escuchan los motores de camiones de carga. Pero comerlos al ritmo de los imponentes escapes de los autos de NASCAR servidos por un taquero enmascarado no era de esperarse. Tacos Atarantados conquistó la NASCAR México con sabor, calidad, cultura, creatividad y velocidad.
Cuando la expectativa era ver (y escuchar) choques, estrategia de carrera, y puro drama al estilo gringo, el verdadero show se lo llevaron los tacos Atarantados. Un chef con máscara de luchador terminó siendo más viral que cualquier rebase en la recta principal.


Mientras los motores rugían en el Autódromo Hermanos Rodríguez, algo más estaba girando sin parar: los trompos que hipnotizaron a pilotos, ingenieros, mecanicos, prensa y asistenentes al primer fin de semana de NASCAR en Mexico.
Por la taqueria pasaron Daniel Suárez, Bubba Wallace, Chase Elliott, Christopher Bell y hasta Jeff Gordon, inclusive el piloto mexicano Andres Perez de Lara se convirtio en aprendiz de taquero, quien paso a cortar el trompo como si fuera su primer día de trabajo en una esquina de Monterrey.
Uno de los personajes detrás de las máscaras es César Martínez, chef ejecutivo de la marca, quien disfruto al ver a los pilotos intentando no quemarse con el comal mientras él les gritaba instrucciones de como armar la famosa “cachetada” fue oro puro para las redes sociales.
Los videos explotaron: cientos de miles de views mostrando a los pilotos de NASCAR sudando más por una salsa negra de habanero tatemado que por manejar a 300 kilómetros por hora. TikTok se llenó de clips de estos tipos intentando enrollar tortillas como si fuera su primera vez sosteniendo algo que no fuera un volante.
Esto no fue sólo un momento genuino donde la cultura mexicana se coló sin pedir permiso en un evento que llegó cargado de expectativas corporativas y marketing. Entre tacos y risas, estos pilotos vivieron algo que ningún focus group pudo haber planeado: México real, sin filtros de Instagram, brillando por su gastronomia y cultura.
El timing fue perfecto. Mientras Suárez se coronaba campeón en la Xfinity Series, los tacos Atarantados se volvían el símbolo no oficial de que aquí las cosas se hacen diferente. No necesitamos hospitality suites ni catering europeo, mientras contemos con trompos y un chef que parece salido directo de la Arena México.
NASCAR ya dejó claro algo: México no sólo sabe correr, también sabe comer. Y en un país donde la comida callejera es religión, ver a la fanaticada local e internacional rindiéndose ante un taco fue la victoria cultural que nadie pidió pero todos necesitábamos.
Tal como los tacos de cochinita son clásicos en los juegos de beisbol y los cueritos preparados en los partidos de la liga MX, así los Atarantados se ganaron un lugar en el automovilismo mexicano. Como prueba la imagen del legendario Jeff Gordon intentando no llorar con una salsa habanera.