¿Quién es Ingrid Briggiler?
Soy medica ginecóloga obstetra, y, además, debido a mi interés en el área de los negocios, tengo un MBA. Nací y crecí en Argentina en una localidad muy chiquita que se llama Santo Tome, de la región de Santa Fe y luego me mudé a Buenos Aires para hacer mi especialización médica. Actualmente estoy en México, pues me mude para fundar mi segunda compañía de telemedicina.
Mi primera compañía se llama ‘Llamando al Doctor’, la cual desarrolle y funde en el 2016, cuando todavía nadie hablaba de telemedicina. Decidí fundarla en Argentina, y cuatro años después, debido a la pandemia del covid-19, se validó la telemedicina como un buen complemento para los sistemas de salud actuales. Atendimos más de 3 millones de pacientes, actualmente la empresa factura varios millones de dólares al año. Tiene presencia en Argentina y en casi todos los países de Latinoamérica.
Como soy muy ambiciosa, y siempre quiero más, decidí mudarme a México para abrir ‘NUME’, una empresa que busca acompañar la salud de las mujeres para que expresen su máximo potencial. Como ginecóloga me di cuenta que hay una gran necesidad por parte de las mujeres anatómicamente. La mujer tiene que ir más veces al médico y estar en continuo contacto con el profesional de la salud, y se me ocurrió desarrollar esta plataforma que nos gusta llamar una ‘ginecóloga de cabecera virtual’ que acompaña y asesora a las mujeres, y además te contiene en el diagnostico de patologías crónicas y si se está haciendo algún tratamiento como uno anticonceptivo, también te lo podemos entregar a domicilio.
¿Cuáles fueron las mayores diferencias entre empezar un emprendimiento en México vs en Argentina?
Todos los emprendedores queremos entrar a México porque es un mercado muy interesante debido a su tamaño, volumen, y el dinero que mueve el mercado de la salud.
En específico, decidí entrar en el mercado del FemTech, el cual esta evaluado en el mundo con una cifra de 1trillion de dólares, específicamente en México, pues este está en auge en el país. México cuenta con un mercado con un tamaño grande, interesante pero bastante desatendido, al igual que muchos otros países. Cuando uno ve todas las oportunidades para tratar temas de FemTech, se da cuenta, generalmente, el único tema que está completamente cubierto es el de la fertilidad de la mujer. Esta fue la problemática que dio inicio a todos los programas, propuestas, e investigaciones científicas. Sin embargo, siempre pensé: ¿Y qué pasa con el resto de la mujer? ¿La mujer no madre? ¿La que no está buscando quedar en embarazo? Ahí nos queríamos posicionar nosotros.
En cuanto a las diferencias, hacerlo en Argentina fue difícil debido al momento, más específicamente el ‘timing’, ya que fuimos los evangelizadores de la telemedicina. Sin embargo, el tema de los métodos anticonceptivos ya estaba presente, y no era visto como un taboo.
Cuando llegué a México, sentí, por las diferencias en los sistemas de salud, que tenía que volver a evangelizar y convencer a todos que la telemedicina era buena. La mayor diferencia y lo que más me impacto fue la falta de transparencia con el tema de la sexualidad de la mujer. Por ejemplo: yo generalmente siempre soy la primera que habla con los pacientes, yo soy la médica ginecóloga que las atiende al inicio porque quiero hablar con todas las chicas y conocerlas. Fue ahí cuando me di cuenta que, en Argentina, hay un poco menos de taboos respecto a la sexualidad, la salud ginecología, el uso de los métodos anticonceptivos y en México quizás todavía eso no esta tan instalado.
Por otro lado, hablando del negocio, son dos sistemas de salud completamente diferentes, lo que hizo que me tuviera que replantear varias cosas. En Argentina, el paciente piensa que tiene la salud gratis porque ya paga un seguro de salud, y es común que su empleador le ofrezca un seguro médico que se utiliza con frecuencia. El sistema público de salud en Argentina mal o bien funciona, y la gente tiene acceso fácil y va al médico.
En México, las personas que se interesan por su salud pagan todo de su bolsillo, entonces es lógico que no quieran acercarse mucho al sistema de salud. A nosotros nos pasó que, cuando llegamos a México, mi novio se desmayó en la calle por el mal de altura, y llamamos una ambulancia. Estuvo 4 horas internado con un suero, y eso nos costó 1000 dólares. Esto nos hizo pensar que bueno, a lo mejor la próxima vez que se desmaye, de pronto no sería necesario ir al hospital si no es algo de urgencia. Y no creo que seamos los únicos que pensamos así, pues es algo a nivel nacional.
¿Qué beneficios te brindo México para abrir una empresa ahí?
México se siente como jugar en otra liga más difícil, más pro. Lo sentí como un desafío personal, y siempre me gusta progresar y desafiarme a mí misma. Por ejemplo, de todos los inversores con los que hable para levantar el capital para NUME, solo el 10% los había conocido de antes. Conocí gente muy buena e interesante, y el ‘ticket’ de las inversiones por solamente estar en México se multiplico.
Hay muchos concursos, muchos premios. Ganamos un concurso de AT&T también por 10,000 dólares equity free. Se siente como que es un país lleno de oportunidades, donde hay trabajo y les gustan los startups. Las personas no tienen miedo de arriesgarse, cambiar de trabajo e ir a trabajar o fundar un startup. En argentina, si se tiene un trabajo seguro o fijo es más común no cambiar y quedarse ahí.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades que has tenido que superar como fundadora mujer de una empresa sobre la salud sexual de la mujer?
La verdad me he tenido que enfrentar a varias dificultades, pero no solo por ser mujer. Yo me mude a México en marzo del 2022, y arrancamos la compañía pensando que íbamos a erradicar los embarazos no planificados de la faz de la tierra. Hacíamos mucho énfasis en lo que es la adquisición de los anticonceptivos y el envió de domicilio de los anticonceptivos. Una vez estábamos ya en México, nos dimos cuenta que, al no necesitarse una receta médica para los anticonceptivos, una chica iba y le pedía una recomendación al farmacéutico de que anticonceptivo tomar. El farmacéutico le daba el anticonceptivo y fin de la historia. Esto es algo que pasa con todos los emprendedores, pues uno tiene que ir acomodando su idea de negocio al mercado. Es importante poder ser proactivo y flexible para poder sobrellevar estas dificultades que se atraviesan en el camino.
Por otro lado, si sentí que ser mujer con un negocio que aborda la sexualidad de la mujer en algunas circunstancias específicas hizo que yo y mi idea no fueran escuchadas con atención.
Durante mi trayectoria con mi segunda compañía, participe en varios concursos para alzar capital, y lógicamente unos se ganan y otros se pierden. Cabe resaltar que el proceso fue más fácil y corto con mi segunda empresa gracias a la reputación que ya tenía, pues para Llamando al Doctor el proceso duro 3 años mientras que para NUME me demore solo 3 meses. Varios inversores de la segunda empresa eran inversores que ya me conocían, pero para los que no me conocían, yo iba, picheaba y sentía muchas veces que todo lo que yo había hecho antes era invisible ante sus ojos.
Un caso más concreto: me inscribí y fui seleccionada para un concurso, y éramos un grupo de 8 emprendedores en el cual el ganador se llevaba 10,000 dólares como premio. La biografía del fondo que iba a invertir ese dinero destacaba que querían apoyar a las mujeres. Dentro del grupo de 8, yo era la única mujer de todos los participantes, pero nunca sentí que yo debería recibir el premio solo por el hecho de ser mujer. Yo prepare mi presentación con el mismo esfuerzo que el resto, sin pretender ser ganadora solo por mi género. Presente, y cuando les conté todo lo que había hecho antes con Llamando al Doctor, sentí que no me escucharon.
Al final, gano un colega el cual siento que lo merecía completamente, realmente no me importo el hecho de ganar o perder, pero no sentí que me escucharon realmente. Incluso, después en el evento de networking que le seguía a la ronda de pitch, todos los emprendedores estaban expresando que todos habían podido levantar capital de manera fácil con sus historias de éxito de otras compañías, pero este no fue mi caso.
¿Como ha sido tu proceso de levantar capital?
Emprender siempre ha sido difícil, y ahora está de moda emprender, pero no significa que el proceso se ha vuelto más fácil. A mí me fascina y siempre me ha gustado crear y diseñar cosas nuevas. El proceso de levantar capital es muy arduo porque tienes que hablar con muchísimas personas para que muy pocas te digan que sí. Nosotros levantamos más o menos 300,000 dólares, y yo hable con más de 100 inversores para lograr esa cifra.
Para mí, lo que siempre acostumbro a hacer y aconsejo a todos es manejar el tema de la reputación. Si hoy hable con 100 inversores, y menos de 10 dijeron que sí, es importante nunca perder el contacto con los otros 90 que dijeron que no, pues quizás en otra ocasión yo levante otro emprendimiento o esté buscando más capital y los vuelva a llamar. Al inversor le gusta ver tus avances y tu crecimiento, por eso es muy importante comunicar todo lo que uno hace en redes como LinkedIn, pues ayuda a crear nuevas oportunidades y conexiones y a la vez mantener las antiguas.
En cuanto al pitchdeck, siempre se puede encontrar en internet varios esquemas predeterminados de cómo se tiene que hacer. Pero, lo más importante al inicio cuando todavía no tienes inversores es poder convencer al inversor de porque tú eres la persona indicada y correcta para hacer ese negocio y llevar adelante ese proyecto específico.
¿Has logrado obtener una buena red de apoyo, o has creado alguna?
Yo formo parte de una comunidad de emprendedoras que se llama LAC, conformado de emprendedoras de América y el Caribe. Somos más o menos 200 mujeres de todo Latinoamérica y hacemos diferentes eventos tanto presenciales como virtuales para ayudarnos. Sin embargo, creo que a las mujeres nos falta desarrollar la habilidad del networking un poco más, y nos falta también desarrollar y fomentar la capacidad de hacer negocios entre nosotras mismas.
Por eso, me propuse este año hacer negocio con todas las amigas emprendedoras que ya tengo, entender bien que hace cada una para poder hablar con un inversor que, así no tenga nada que ver con mi empresa, poder recomendárselo a una amiga o colega.
También me he enfocado en crear más redes de apoyo, pues durante 2 años organice unas llamadas mensuales para emprendedoras mujeres donde entrevistábamos inversores y expertos. Incluso entrevistamos a varios mexicanos como María Carmen Herrerías que es la fundadora de Casai y a Cristóbal Perdomo que es partner de Woleff Ventures. También a gente de Y Combinator para que nos ayudaran a encontrar y aplicar a aceleradoras en E.E.U.U.
Estoy muy enfocada en NUME, tenemos operaciones en dos países y quiero desarrollar más el proyecto en Latinoamérica desde la telemedicina, pues atendemos pacientes de otros países también. La mujer estuvo invisibilizada por muchos años, somos la mitad de la población y no nos consideran para productos más allá de los clásicos como el maquillaje y la ropa. No nos consideran una comunidad con poder adquisitivo. Poco a poco nos hemos ido empoderando, y vamos a ir empoderándonos cada vez más, lo cual va a hacer que tengamos más poder adquisitivo y seremos más conscientes sobre como manejamos nuestros recursos. Trabajar en FemTech es algo necesario.