ANUNCIO
ANUNCIO

Crisis en la frontera entre España y Marruecos

En la mañana del 17 de mayo, unos 240 inmigrantes  de origen marroquí llegaban a la ciudad española  Ceuta. Algunos lo hacían nadando y otros en balsas,  después de un par de horas otros lo conseguían  incluso corriendo. Independientemente de los  medios, la cifra fue creciendo exponencialmente  hasta alcanzar en un solo día el número de 8.000 personas (de entre los que más de 1.500 eran menores de edad) que entraban de golpe en una urbe de apenas 84.829 habitantes que no sabía de qué manera reaccionar ante la entrada tanto repentina como masiva de los migrantes.  

Ceuta es, junto con Melilla, una de las dos ciudades  autónomas que España tiene en el norte de África. Ambas hacen frontera con Marruecos y son usualmente un foco de tensión migratorio, ya que es el lugar por el que miles de personas de todo el  continente africano tratan de entrar a España (y por  ende en la Unión Europea). Por este motivo, la  frontera está especialmente protegida y fortificada  con una doble valla.  

¿Por qué se ha dado esta situación, entonces?

Esta oleada migratoria sin precedentes ha tenido lugar  en un momento de tensión entre España y  Marruecos por la decisión española de acoger en su  territorio al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, contagiado de Covid-19, para tratarlo en un hospital  al norte del país.  

El Frente Polisario es un movimiento que lucha por  la autodeterminación del territorio del Sáhara  Occidental, que fue hasta 1976 colonia española.  Tras una serie de sucesos, España abandonó el lugar  sin llevar a cabo un proceso de descolonización  formal y lo dejó en manos de Marruecos y  Mauritania, aunque es Marruecos quien en su gran  mayoría lo ocupa el día de hoy. El Frente Polisario  se organiza en contra de la colonización española y  después de la marroquí, que lo considera parte de su nación pese a que las Naciones Unidas no reconocen  al país africano como soberano de esas tierras. Por  esto, el acogimiento de España a su líder y el tratamiento en uno de sus hospitales ha sido  considerado por Marruecos como una grave ofensa,  llegando incluso al grado que su Ministro de  Asuntos Exteriores declare al acto en contra del  espíritu de cooperación y buena vecindad que  existía entre los dos Estados a pesar de que España  repita una y otra vez que solo se ha permitido la  hospitalización de Ghali por razones estrictamente  sanitarias.  

Debido a esta disputa reciente, hay quienes sospechan que es Marruecos quien está  directamente detrás de la llegada masiva de  inmigrantes a Ceuta que tuvo lugar la semana  pasada. Sin ir más lejos, el vicepresidente de la  Comisión Europea Margaritis Schinas ha querido  dejar claro que Europa “no se dejará intimidar o  chantajear por nadie” en cuestiones migratorias, y  que la Unión “es muy fuerte para ser víctima de las  tácticas de Marruecos”. Según Schinas este país está  instrumentalizando la migración para presionar a  España por la complicada situación diplomática  actual, en la que pesa la decisión del año pasado del  expresidente estadounidense Donald Trump de  reconocer la soberanía de Marruecos sobre el  territorio del Sáhara Occidental a cambio de  normalizar las relaciones entre Marruecos e Israel.

Mohammed Ben Aisa, el jefe del Northern Observatory for Human Rights, también entiende  que hay una unión entre el incidente con el líder del  Frente Polisario y la inmigración descontrolada en Ceuta.  

“La información que tenemos es que las autoridades  marroquíes redujeron la normalmente fuerte  militarización de las costas”, declaró a Associated  Press. Esta disminución de la presencia de militares en la frontera fue lo que alentó a los miles de  personas que no tenían forma de cruzar a intentar  por todos los medios aprovechar la falta de  vigilancia.  

Pero su estancia en la ciudad autónoma ha sido  corta. Hace dos días, España había devuelto ya a  Marruecos, que también recientemente ha vuelto a  controlar de forma activa su lado de la frontera, a  7.000 de las aproximadamente 8.000 personas que  lograron entrar en territorio español; además de los  que han sido obligados a regresar a su país de origen  hay quienes voluntariamente han decidido retornar  a sus hogares.  

Esta situación excepcional se ha vivido de forma  muy tensa en España, con duras críticas hacia la  gestión del gobierno por parte de la oposición. Vox,  partido de ultraderecha, ha calificado la entrada masiva de inmigrantes en Ceuta como invasión por parte de Marruecos, algo que atribuyen a la extrema debilidad del ejecutivo.

Además, han amenazado con romper la alianza que tienen en Andalucía  (comunidad autónoma localizada al sur de la  Península, con sus costas mirando directamente a África) si esta finalmente acepta acoger a 13  inmigrantes menores de edad en su territorio. Por  su parte, el Partido Popular también ha reprochado la reacción tardía del presidente Pedro Sánchez, a quien lo han tildado de desleal. A pesar de todo el revuelo que se ha originado, en el que incluso una voluntaria de Cruz Roja a la que se  fotografió abrazando a uno de los inmigrantes ha  tenido que proteger sus redes sociales ante la avalancha de insultos que estaba recibiendo condenando la escena, parece que la situación ha vuelto a la calma en la frontera, aunque no en las  relaciones diplomáticas entre los dos países, que  todavía está por ver cómo resolverán su  desencuentro.