De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, en la Ciudad de México habitan 9.2 millones de capitalinos. Los cuales viven en 2.6 millones de casas, es decir 8 de cada 100 viviendas del país se localizan en la CDMX.
Pese a que la capital sólo ocupa el 0.1% del territorio nacional, no posee una distribución poblacional en toda su área; más del 59% corresponde a bosques, pastizales, humedales y pedregales. Lo que hace que existan importantes conglomerados habitacionales y una distribución desigual de servicios, accesibilidad y planeación urbana.
Milpa Alta es una zona considerada suelo de conservación, y mantiene también los precios más bajos en rentas por la falta de infraestructura, al igual que otras demarcaciones con un porcentaje significativo de suelo de conservación como Xochimilco (11.9%), Iztapalapa y GAM (1,4% cada una), según datos del Gobierno de la CDMX.
La propia administración capitalina ha revelado que “los patrones de desarrollo observados en la Ciudad han producido desigualdad, contribuyendo a generar dos ciudades al interior de esta metrópoli”.
Este hecho es resultado de los altos costos en las colonias céntricas, lo que ha provocado el desplazamiento hacia la periferia. Por su parte, la despoblación del centro, junto con la oferta de servicios trajo consigo capital extranjero en forma de turismo y residencias temporales, un fenómeno que eleva los costos y excluye a los pobladores originales de la dinámica económica y social.
La antigua jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, impulsó el turismo de “nómadas digitales”, lo que muchos analistas ven como un incentivo a la gentrificación y la ocupación de empresas como Airbnb, agravando la brecha social y elevando aún más el costo de viviendas permanentes.