La transición energética representa uno de los desafíos globales más apremiantes de nuestro tiempo. A medida que el mundo se esfuerza por adaptar sus matrices energéticas, se hace evidente que existe una brecha de financiamiento que excede los fondos y la asistencia internacional disponible. En este sentido, se requiere de una política financiera innovadora y una reconfiguración de los mecanismos de financiamiento e inversión existentes para cerrar esta brecha y avanzar en el camino hacia la sostenibilidad.
México está en proceso de transformar su matriz energética y cuenta con recursos naturales estratégicos, como la energía solar de alta calidad, que podrían desempeñar un papel crucial en este proceso. Esto posiciona al país como un potencial en energía limpia. Es por ello, que los proyectos como los parques solares en Sonora son cruciales en esta transformación, sirviendo como ejemplos del avance hacia una energía más verde.
Nuestro país cuenta con una infraestructura financiera sólida y un sector financiero robusto que se está enverdeciendo progresivamente, lo que facilita la transición hacia instrumentos de financiamiento más verdes y sostenibles. En este contexto, la Secretaría de Hacienda ha construido un andamiaje financiero que permitirá acelerar la movilización de financiamiento para la transición energética.
Gracias a ello, México está preparado para tener sus propios fondos verdes y no depender de los fondos verdes internacionales para financiar la transformación de su matriz energética. Esta estrategia incrementará la capacidad del país para atraer inversiones, tanto del sector público como del privado, asegurando que el Estado mantenga un papel central y estratégico en esta transición.
Me gustaría exponer dos ideas. Primera, la creación de un Fondo de Transición Energética de gran escala sería fundamental para impulsar proyectos de energía renovable, aprovechando la experiencia del país en la potenciación de activos. Segunda, la implementación de un Fondo de Transición Justa que tendría como objetivo compensar a los sectores económicos y las comunidades que se vean impactados por la transición hacia energías menos intensivas en carbono.
El primer fondo sería un catalizador financiero para proyectos de energía renovable e iniciativas de eficiencia energética, aprovechando los mercados y activos existentes para financiar estos nuevos emprendimientos. El segundo fondo buscaría mitigar los efectos sociales del proceso de descarbonización y facilitar la creación de un mercado de carbono, garantizando que la transición sea equitativa y justa para todas y todos.
México se ha posicionado a la vanguardia con la creación de la Estrategia de Movilización de Financiamiento Sostenible. Esta estrategia incluye la taxonomía sostenible, la emisión de bonos soberanos sostenibles y la provisión de garantías sostenibles. Todos estos esfuerzos están diseñados para mejorar las condiciones bajo las cuales el financiamiento sostenible es accesible. Estas herramientas representan pasos significativos hacia la creación de un marco financiero que priorice la sostenibilidad y la responsabilidad ecológica y social.
Creo que es importante centrar los esfuerzos de los siguientes años en asegurar que la ciudadanía mexicana tenga acceso a una canasta de energía limpia y asequible para su desarrollo. La mejor forma de lograr esto es a través de un programa ambicioso de instalación de paneles solares en los hogares mexicanos que aseguren la provisión de esta canasta de energía con un costo cercano a cero. Adicionalmente, es fundamental intensificar las inversiones en proyectos de energía solar, como los que se están impulsando en el Estado de Sonora, para soportar un crecimiento económico basado en este tipo de energía renovable.
La implementación de este tipo de políticas podrían financiarse a través de estos fondos. Estas soluciones pueden ser universales y brindar acceso a la energía eléctrica mediante fuentes renovables y limpias. Esto no solo generará ahorros significativos a las familias, sino también para el gobierno a largo plazo. Además, impulsaría la creación de empleo en el sector energético.
La transición hacia una economía baja en carbono implica impactos en ciertos sectores, los cuales necesitan ser adecuadamente compensados. Por ello, la creación de mecanismos de financiamiento que atiendan a las comunidades y mitiguen los costos sociales de la transición es fundamental. El financiamiento de proyectos sostenibles y la creación de capacidades para las nuevas actividades productivas son ejemplos de acciones estratégicas que pueden financiarse a través de estos fondos.
Finalmente, estos mecanismos de financiamiento serían los primeros en su tipo en nuestro país y facilitarán el cumplimiento de nuestros compromisos ambientales en los próximos años. El objetivo, es transitar hacia una matriz energética con mayor peso de energías renovables, garantizando el desarrollo universal de todas las familias mexicanas.
* Gabriel Yorio es subsecretario de Hacienda y Crédito Público.