México es una de las 20 riquezas del mundo, pero también una de las economías más desiguales. El Reporte Mundial de la Desigualdad 2022 muestra que este sigue siendo unos los principales flagelos en la potencia latinoamericana, donde solo el 10% de la población acapara el 79% de la riqueza, mientras el 50% de los mexicanos continúa en su lucha cotidiana contra la pobreza. En el caso de las mujeres el golpe es mayor, porque según el informe la participación del ingreso laboral femenino en México es apenas del 33%. Esa cifra está por debajo del promedio en América Latina (35%) y de países como Brasil (38%) y Argentina (37%), comparable a la media en África subsahariana (28%) y “significativamente por debajo de los niveles en Europa occidental y oriental (38% y 41%, respectivamente)”, destaca el estudio, aunque también hace ver que la situación ha mejorado desde 1990, cuando “la participación del trabajo femenino en el ingreso comenzó a aumentar de manera significativa, nueve puntos porcentuales”.
Cualquier visitante que se plante en Ciudad de México puede palpar esta desigualdad. En la urbe de más de 9 millones de almas (más de 20 millones si se suma el extrarradio) alrededor del 50% vive en condición de pobreza y solo el 7% acapara la riqueza, según un diagnóstico de la desigualdad preparado por las autoridades de la ciudad en 2020. El informa muestra que 1,7 millones de capitalinos sufren pobreza extrema. Entre los flamantes rascacielos de corporaciones financieras globales del Paseo de la Reforma se pueden ver a decenas de indígenas —principalmente mujeres y niños— vendiendo chucherías para sobrevivir o pidiendo dinero, mientras que al lado de las enormes torres de Santa Fe —una de las principales zonas comerciales— se ven chabolas con poco acceso a los servicios básicos.
El informe también mide la desigualdad desde el punto de las emisiones de carbono, en las que México también muestra gran diferencia. Según el estudio, que establece las medias de carbono a unas cinco toneladas per cápita, muestra que en el país el 50% la población emite menos de dos toneladas per cápita, mientras que las emisiones del 10% más rico de la población son más de 10 veces superiores. “Estos niveles de desigualdad son significativamente más altos que en Brasil (donde el 10% superior de la población emite ocho veces más que el 50% inferior) y comparables con China (12)”, alerta el estudio.
La pandemia de la covid-19 —y sus sucesivas variantes— ha hecho que la desigualdad se dispare en el mundo, donde durante los dos años anteriores se ha acelerado la concentración de la riqueza, advierte el informe. “La pandemia ha cerrado grandes sectores de la economía, privando a muchos de sus medios de vida”, cita. “Observamos un mundo todavía más polarizado: la covid ha amplificado el fenómeno del ascenso de los multimillonarios y ha dejado más pobreza”, ha afirmado a este diario Lucas Chancel, que ha liderado la investigación. El informe destaca, sin embargo, que “en muchos países, los sistemas compensatorios de apoyo a los ingresos se establecieron muy rápidamente, lo que demuestra el gran poder de las sociedades, a través de sus gobiernos, para aliviar la desigualdad y evitar catástrofes sociales y políticas”.
El cáncer de la desigualdad que aqueja a México también es un problema global. En el mundo, la mitad más pobre de la población apenas posee el 2% de la riqueza, mientras que el 10% más rico posee el 76% de toda la riqueza. En términos de ingresos per cápita las estadísticas son desalentadoras: la mitad más pobre ingresa unos 4.100 dólares al año, mientras que los más ricos se embolsan 771.300 dólares anuales. “La desigualdad económica es generalizada, hasta cierto punto inevitable, y siempre está en el centro de los debates sobre cómo deberían organizarse las sociedades”, concluye el informe.