Las naciones más pobres se han visto más afectadas por la recesión global y carecen de los recursos financieros para combatirla.
Tras décadas de progreso en la lucha contra la pobreza, líderes mundiales se enfrentan a un revés debido a la pandemia y luchan por dar una respuesta que esté a la altura de la magnitud del problema delante de ellos.
Ministerios de finanzas y bancos centrales de todo el mundo se han apresurado en reforzar sus economías, promulgando medidas de gasto sin precedentes y recortando tasas de interés. Si bien esas medidas están amortiguando el golpe de la pandemia y de las cuarentenas, se está llegando a un consenso en el sentido de que las medidas probablemente no impedirán un gran aumento de la pobreza.
“El mundo no se mueve lo suficientemente rápido”, dijo Eric LeCompte, director ejecutivo de Jubilee USA Network, una organización sin fines de lucro que busca la condonación de la deuda de los países más pobres del mundo. “La realidad es que hemos recibido un estímulo global de 12 billones de dólares y casi el 90% de ese estímulo se ha gastado en los países ricos… y menos del 3% en los países en desarrollo”, aquellos con ingresos medios inferiores a unos 4.000 dólares.
La cuestión ocupó un lugar destacado en los debates de los encargados de la formulación de políticas a nivel mundial durante la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, celebradas virtualmente la semana pasada y que concluyeron el domingo.
Muchos países en vías de desarrollo son especialmente vulnerables porque dependen del comercio y del turismo. Sectores que han sido duramente afectados durante la pandemia.
Un informe del Banco Mundial publicado a principios de este mes estimó que casi 100 millones de personas en 2020 se verán arrojadas a la pobreza extrema. Es decir, personas que viven con menos de 1,90 dólares al día y el número podría seguir aumentando incluso cuando la economía mundial se recupere el próximo año. En un informe del FMI se llegó a la conclusión de que muchos países pobres necesitan más apoyo financiero.
“Para recuperarnos de esta profunda crisis, vamos a necesitar inversiones en infraestructura, vamos a necesitar inversiones para restaurar el capital humano. Y la capacidad de reconstruir después de la crisis es crítica”, dijo Carmen Reinhart, economista jefe del Banco Mundial. “Eso requiere financiación. Al mismo tiempo, la deuda pendiente que es un legado de Covid debe ser abordada a través de la reestructuración de esta.”
Un grupo de 73 países de bajos recursos se ha convertido en el centro de las preocupaciones por la deuda. Esos países deben en conjunto casi medio billón de dólares, lo que representa más del 50% de su PIB, una pesada carga estos, según datos del Instituto de Finanzas Internacionales, una asociación comercial de bancos mundiales.
Ngozi Okonjo-Iweala, ex ministro de finanzas de Nigeria que dirige Gavi, un grupo que promueve el acceso a la inmunización comentó que los países ricos han destinado el equivalente a más del 10% de su producto interno bruto a la lucha contra la pandemia y sus consecuencias económicas, mientras que los países africanos han gastado alrededor del 2% del PIB.
“Muchos de estos países no tienen el espacio fiscal necesario para estimular la economía o incluso para permitirse las vacunas”, dijo. “El mundo está ahora interconectado. Mientras la gente de los países en vías de desarrollo y los países mas pobres no estén a salvo, nadie en los países desarrollados estará a salvo”.
El Banco Mundial ya está planeando desplegar casi todos sus recursos disponibles para el desafío. El banco, cuya misión es luchar contra la pobreza, tiene previsto prestar hasta 160.000 millones de dólares para ayudar a países aliviar el golpe económico y social presentado por el coronavirus.
El Grupo de los 20 países con economías avanzadas y grandes mercados emergentes ha ofrecido a los 73 países de bajos ingresos la opción de suspender los pagos de la deuda entre gobiernos para liberar recursos para combatir la pandemia. Esta deuda gubernamental bilateral constituye alrededor del 36% de las deudas de estas naciones, o sea 180.000 millones de dólares, según datos del IIF.
En las reuniones de la semana pasada, el G-20 acordó suspender los pagos por otros seis meses.
El IIF estima que el programa ha permitido el aplazamiento de unos 5.000 millones de dólares en pagos. Pero eso no se acerca a los 260.000 millones de dólares de financiación que el IIF estima que necesitarán en 2021 para financiar sus operaciones y el servicio de los pagos de la deuda.
Sólo dos países del grupo -Honduras y Mongolia- han podido pedir prestado en los mercados internacionales de deuda.
“Existe una desconexión entre los debates sobre políticas mundiales, las previsiones económicas mundiales y lo que está sucediendo sobre el terreno”, dijo Andrew Wilson, director de políticas de la Cámara de Comercio Internacional. Mientras que los pronósticos económicos del FMI mejoraron desde junio, Wilson dijo que muchos países están viendo un deterioro continuo.
“El sector privado local y la economía local se está desmoronando a un ritmo notable” en los países más pobres, dijo.
La cámara ayudó a realizar una encuesta reciente de alrededor de 2.000 pequeñas empresas en los países pobres, que mostró que menos de la mitad había recibido apoyo financiero de sus gobiernos o programas internacionales. Poco más de la mitad dijo que podían cerrar sus negocios permanentemente a menos que la actividad económica comenzara a repuntar en los próximos tres a seis meses o que recibieran algún tipo de apoyo.
Mientras tanto, la pandemia ha abierto una gran brecha entre los países ricos de mercados emergentes y los países en desarrollo más pobres, dijeron los funcionarios. Los más desarrollados han podido recaudar dinero en los mercados financieros desde que comenzó la pandemia.
“La abundante liquidez y los bajos tipos de interés ayudaron a muchos mercados emergentes a recuperar el acceso a los préstamos, pero ni un solo país del África subsahariana ha emitido deuda externa desde marzo”, dijo la Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
Sri Mulyani Indrawati, Ministra de Finanzas de Indonesia, dijo que su país pidió prestado repetidamente este año a “muy buen ritmo”, incluso durante la agitación del mercado en abril. Gracias a la fuerte respuesta fiscal y monetaria, la economía de Indonesia comenzó a repuntar en el tercer trimestre tras una fuerte contracción del 5,3% en el segundo trimestre con respecto al año anterior. “Espero que sigamos teniendo acceso al mercado”, dijo. “Soy más optimista”.