El crecimiento económico de México tiene las alas llenas de plomo

Con un revólver a la sien operan cada día más empresas grandes y chicas en México, a medida que el crimen se ha ido enseñoreando de cualquier negocio que deje dinero.

El trasiego de drogas que dio origen a una de las palabras más temidas del planeta, narcotráfico, tiene ahora su versión atomizada en cientos de bandas delincuenciales que han tomado desde el asalto restaurantes, tiendas de alimentos y mercadillos callejeros hasta el ataque a las cadenas de suministro de las grandes corporaciones. Los dirigentes empresariales hartos de la extensión de estos delitos, han alzado la voz. Y, seguido, les está costando la vida.

El IEP, un centro global de análisis e investigación sin fines de lucro con sede en Sídney (Australia), publicó el lunes su Índice de Paz de México 2024, un reporte sobre la violencia. En 2024, la violencia en México tuvo un costo estimado de 4.9 billones de pesos (245,000 millones de dólares), de acuerdo con el Instituto para la Economía y la Paz (IEP). Este impacto económico equivale a 37,430 pesos por persona, una cifra que, según analistas del IEP, supera más del doble del salario mensual promedio de un trabajador en el país.

Esto representa un incremento en comparación con el año anterior, cuando el IEP estimó que el impacto económico de la inseguridad ciudadana fue de 4,6 billones de pesos (equivale al 19,8 % del PIB).

En él, incluyen su estimado del impacto que la violencia tuvo en la economía el año pasado. Esto suma los costos directamente atribuibles a la violencia o a su prevención, las pérdidas a mediano y largo plazo derivadas de actos de violencia y los beneficios económicos perdidos por invertir en la contención de la violencia y no en otras actividades más productivas.

Analistas del centro consideraron que la situación de paz y violencia en México mejoró entre 2022 y 2023, ya que la tasa de homicidios cayendo un 5,3%, marcando el cuarto año consecutivo de mejora. “Sin embargo”, dijo el IEP en un comunicado, “los homicidios siguen siendo una preocupación importante, con más de 30.500 víctimas el año pasado. Con 23 homicidios por cada 100.000 habitantes, la tasa de México es la decimocuarta peor del mundo”.

Además, señalaron que a pesar de las recientes mejoras, la paz en México se ha deteriorado en un 14.4% desde 2015, con tasas de crimen organizado y homicidios “notablemente más altas” que hace nueve años.

“Los grupos del crimen organizado realizan cada vez más extorsión, narcomenudeo y tráfico de opioides sintéticos como el fentanilo, para reemplazar la disminución de los mercados de marihuana y heroína ilícitas en los Estados Unidos”, dice el reporte publicado. El volumen de incautaciones de fentanilo en la frontera entre México y Estados Unidos, aumentó un 900% entre 2019 y 2024, dice el reporte.

La organización también señala la alta violencia dentro de la policía y en contra de ciudadanos por motivos políticos, la cual ha crecido en los últimos tres años. Hubo más de 170 asesinatos de políticos, funcionarios del gobierno y sus familiares en 2024, el número más alto registrado. “La policía de México se enfrenta a niveles extremos de violencia… Es casi cuatro veces más mortal ser policía que ser civil”, dice el comunicado. Desde 2018, más de 2,600 policías han sido asesinados.

Una encuesta que la Cámara de Comercio de Estados Unidos en México (AmCham México) hizo entre sus empresarios miembros arrojó que un 52% ha sido víctima de asalto o robo con violencia a sus empleados y un 45% de extorsión virtual. Además, el 49% dijo haber sufrido ataques al transporte de la cadena de suministro, los cuales tienen muchas variantes, por ejemplo, obligar a una empresa a comprar insumos a las bandas criminales o forzarlos a traficar mercancía ilegal en su red de transporte y logística.

Pero la inseguridad no ha detenido, hasta ahora, a las transnacionales. El año pasado entró al país un 27% más de inversión que en 2022, según la Secretaría de Economía, y uno de los estados que más inversión extranjera directa concentra es Guanajuato, que durante los últimos ocho años ha padecido un incremento de 632% en la tasa de actividades perpetradas por la delincuencia organizada.

Mientras el crimen copta cada vez más negocios legales para extraer réditos de manera ilegal, México se posiciona a nivel internacional como un atractivo destino de inversión extranjera. El año pasado, el país destronó a China como el principal socio comercial de Estados Unidos, y el tratado de libre comercio de Norteamérica (TMEC) ha hecho del país latino una alternativa natural para las empresas que buscan abandonar China para complacer al Gobierno estadounidense en su cruzada económica contra el gigante asiático.

“Desafortunadamente, la respuesta que tienen las instituciones es muy laxa y los procesos judiciales no funcionan”, dice Carlos López Portillo, director de la consultora Crisol, que ofrece asesoría en materia de seguridad a empresas extranjeras interesadas en entrar en México. “Ahí es cuando los empresarios que le están apostando al país dicen: ¿quién me va a defender?”. Sin embargo, siguen poniendo su dinero en los grandes negocios. ¿Por qué lo hacen, a pesar de la violencia? “Porque, evidentemente, es una economía muy atractiva, ser vecino de Estados Unidos representa una oportunidad”, asegura López Portillo. AmCham estima que el 10% del presupuesto de sus empresas miembros se destina a la seguridad.

El ciudadano de a pie es, finalmente, otro débil eslabón de esta cadena de extorsiones. El que se queda sin trabajo y sin servicios, el que paga los precios más caros en el mercado y, de tarde en tarde, el que se enfrenta a las balas, directas o indirectas. Porque ciudadanos de a pie son también los miles de pequeños negocios, familiares o no, que tienen pocas armas para combatir el crimen. Lo sabe todo el mundo, pero no se denuncia, de modo que el 97,4% de estas extorsiones, según el Inegi, quedan en la impunidad. Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) cuentan 31 víctimas al día de delito de extorsión entre enero y junio de 2024, lo que significa más de una extorsión por hora. El empresariado se resiente. Pero no solo.

La agricultura es la primera afectada en esta cadena. La subida de precios que detectan cada día los consumidores en los productos básicos, el limón, la lechuga, el cilantro o el aguacate, se debe a la sequía y a las lluvias a destiempo, a la estacionalidad del producto o los márgenes de los intermediarios. “Pero las extorsiones al agricultor, el empacador, los robos en el transporte y las cuotas en los mercados son las responsables del 15% al 20% del incremento del precio”, explica Juan Carlos Anaya, consultor agrícola. Nadie está a salvo. Y hay miedo.

Desde tortillerías, empresas de tecnologías de la información hasta distribuidores o comercializadoras, cada vez corren más ese tipo de riesgo, cuenta López Portillo, quien asegura que trabaja en muchas de estas pequeñas empresas. “Tomar una decisión así de destinar recursos para una estrategia de seguridad robusta no es fácil, porque representa una inversión considerable que la mayoría no pueden costear”. Las micro, pequeñas y medianas empresas en México generan el 72% del empleo y el 52% de Producto Interno Bruto (PIB), según datos oficiales.

“Yo creo que eso es gravísimo para la economía mexicana, porque si realmente queremos tener éxito en el largo plazo, esas empresas son las que tienen que consolidarse. Son las que van a generar una economía nacional sólida, independientemente, claro, de las transnacionales, que van a seguir invirtiendo. Esas son las que van a generar empleo, van a llevar a México a otro nivel, permitir que seamos un país no solo manufacturero, sino creador y exportador de ideas”, concluye López Portillo.

Los días de plomo que están viviendo los empresarios no es algo que se le escape a la clase política. En efecto, las oportunidades de crecimiento de México dependerán mucho de una buena estrategia de seguridad y esa es la gran asignatura pendiente de un país que no puede frenar las balas.