El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ha acusado a Psicofarma, único distribuidor de metadona y otros medicamentos psiquiátricos, de estar detrás del desabasto que han denunciado muchos pacientes en México. El problema empezó en noviembre del año pasado, cuando la Comisión Federal Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) realizó una inspección a sus plantas, encontró “graves problemas en la capacidad y en la pureza de la producción”. La visita reveló contaminación cruzada entre fármacos. Algunos de los medicamentos analizados contenían, además de la sustancia activa propia del producto, restos de otros medicamentos que “pueden tener efectos adversos para la salud”. Como sanción, las autoridades cerraron temporalmente las líneas de producción, y en adelante la empresa será sometida a análisis minuciosos antes de poder sacar sus productos al mercado.
Los comentarios en la página de Facebook de Psicofarma son un acervo de clientes que se han quedado sin pastillas y no tienen donde conseguirlas. Unos piden anapsique, para tratar la depresión, otros piden leptopsique, para tratar la esquizofrenia. También falta Tradea LP, para tratar el trastorno por Deficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), carbolit, para combatir el trastorno bipolar, o clopsine, que también ayuda a combatir la esquizofrenia y que permite a los pacientes tener una vida normal. Una vida que ahora depende de las pastillas que les quedan en el último lote que compraron. La empresa, hasta el momento, no ha informado sobre los pasos que va a tomar para reabastecer estos fármacos.
El subsecretario ha acusado a la empresa de haberse configurado, con los años, en un “monopolio ayudado por corrupción con los gobiernos pasados” hasta convertirse en el proveedor casi exclusivo tanto del sector público como del privado. Aunque el sector público no ha sufrido las carencias de forma tan severa. “En el sector público tomamos previsiones y logramos comprar medicamentos en el extranjero a compañías de países desarrollados”, informó López-Gatell. Sin embargo, para la mayor parte del sector privado, Psicofarma era la única opción. No solo para la metadona, sino para una serie de medicamentos psiquiátricos que ya no se pueden encontrar en las farmacias.
Guillermo Arechiga, médico especializado en medicina paliativa en el Hospital General Occidente, en Guadalajara, tiene a cinco pacientes con abstinencia por el desabasto. La metadona, un opioide, no solo servía para desintoxicar a los pacientes con adicción a la heroína. También servía para tratar disfunciones en el sistema nervioso, como dolores por compresiones nerviosas. “La metadona tiene una característica que no tienen otros opioides, actúa bloqueando los mecanismos del dolor neuropático”, explica el médico. Privar de este medicamento a los pacientes les condena a un proceso de abstinencia que incluye diarreas, vómitos, insomnio y ataques de pánico. Ahora, esas personas que gracias al medicamento podían llevar una vida relativamente normal, vivir con sus familias, trabajar, tienen que volver a las calles a buscar heroína.
Es difícil saber cuándo volverá a operar Psicofarma. Sumado al silencio de la empresa está el devastador informe de Cofepris. Su visita a la empresa reveló que se estaba utilizando como producto listo para comercializar “lotes de prueba de laboratorio”. También les acusan de fabricar medicamentos “sin apego a buenas prácticas”, que incluyen contaminación cruzada, envasado sin técnica de esterilidad y almacenamiento de materia prima en áreas contaminadas. El informe, del 22 de febrero, también incluye “inexistencia de trazabilidad” y “empaque de medicamentos en bolsas de basura listas para su recolección”. En un intento de acelerar los procesos, la Cofepris se ha ofrecido para ayudar y que Psicofarma pueda volver a producir medicamentos lo más pronto posible, pero no hay ninguna fecha concreta en el horizonte.
Rosa se lamentaba en la página de Facebook de la empresa. “Como la empresa farmacéutica seria que son, me parece un completo acto de inconsciencia que no nos brinden información sobre nuestros medicamentos. Están afectando a cientos de personas y es un tema grave. En mi caso, llevo tomando anapsique por más de 10 años porque me ayuda a controlar el dolor neural. Ahora, ¿qué hago sin el medicamento? Es el único que me lo controla. Como clientes suyos merecemos una explicación para saber qué acciones tomar. Sé que quizá no sea culpa de ustedes como farmacéutica, pero si es su responsabilidad informar sobre la situación a todos sus clientes. Así, sin respuesta, pareciera que se burlan y no les interesa en lo más mínimo lo que nos está costando el vivir día a día”.
En el centro de integración juvenil de Tijuana, en Baja California, acuden al día unas 80 personas buscando su pastilla de metadona, un medicamento que anula el síndrome de abstinencia en adictos a la heroína que quieren dejan de consumir. Sin embargo, como recoge Milenio, el desabasto de este medicamento en las clínicas privadas está llevando a los pacientes, incapaces de soportar el síndrome de abstinencia, a consumir heroína de nuevo. Por si fuera poco, la heroína que circula ahora en la frontera norte está adulterada con fentanilo, una droga mucho más potente que la heroína, provocando la muerte de pacientes que llevaban años sin consumir.