La crónica de una muerte anunciada. Aunque la intención con la que muchos invierten tiempo y dinero en ir a un terapeuta de pareja es arreglar un matrimonio o un noviazgo que pende de un hilo y existe el mito, fomentado por la cultura popular, de que esto es posible, la realidad es que esto no siempre termina siendo así. “No se hace terapia de pareja para salvar la relación a toda costa”, asegura Ángel Guillen, socio director de Psicopartner.
“Pero en ocasiones la relación está tan destruida o hay tanta resistencia por parte de alguno o ambos miembros que es muy difícil resolverlo”, asegura la psicóloga especialista en terapia de pareja y sexóloga del gabinete de piscólogos Instituto Centta, Silvia Cintrano.
Cintrano afirma que otras muchas veces la terapia sirve para terminar de dar el paso de la ruptura porque se lleva a cabo como último recurso. Se trata del conocido como efecto del último cartucho: si no funciona, todo se acaba. El problema, dice Cintrano, es que esta última solución suele llegar demasiado tarde.
La psicóloga María Moragón recuerda que a lo largo de su experiencia se ha encontrado con muchas parejas a las que la terapia les ha ayudado a acabar su relación, y que esto no es malo ni mucho menos: “Son relaciones que ya no funcionaban desde hace tiempo, ninguna de las partes era feliz, pero ellos solos no eran capaces de finalizarla”, asegura. Concuerda el psicoanalista Bruno Betelheim: “La pareja va en ocasiones a la terapia para que el terapeuta les dé permiso para implementar una decisión que ellos ya han tomado”.
Son muchos los motivos por los que una pareja puede dar el paso de ir a terapia, pero la mayoría, dicen los expertos, se resume en uno solo: dejar de ser infelices. “Esta falta de armonía en la relación se puede deber a infidelidades, diferencias de lívido entre la pareja, problemas con las familias, toma de grandes decisiones o la superación de un conflicto”, explica Moragón.
En la misma línea se expresa la psicóloga de Familiando Patricia Gutiérrez, que asegura que algunas de las variables más comunes que ha tratado son el déficit en comunicación y la falta de recursos y habilidades expresivos para resolver problemas.
El objetivo final en una terapia de pareja, recuerdan los especialistas, es que ambas personas logren conectar con su bienestar y estabilidad emocional individual cada uno de los miembros, y que lo hagan o bien reconstruyendo su vínculo o bien, si es el caso, rompiéndolo definitivamente.
La psicóloga sanitaria y psicoterapeuta del Centro Guía de Psicoterapia y Psicología de Madrid Raquel Tomé López plantea que la clave de la terapia, por otra parte, es “crear un espacio seguro para explorar y comprender un poco más allá lo que les sucede a los pacientes como pareja”. Así, explica, estos ganan de paso capacidad de reflexión en torno a ellos mismos y sus mecanismos psicológicos: “Aprenden a ponerle cabeza a lo que en principio era solo emocional, especialmente cuando los sentimientos son tan desaforados como pueden serlo en una relación de pareja”, dice Tomé.
Aunque es lógico que las parejas soliciten este tipo de ayudas externas solo cuando surgen problemas entre ambos y no son capaces de solucionarlos, es habitual también que al arreglarse la situación dejen de acudir. Los expertos recomiendan sin embargo mantener de vez en cuando sesiones de refuerzo: “Ayuda a consolidar objetivos en una situación emocional más favorable, lo que es mucho más efectivo, o a buscar terapia individual para afrontar la ruptura de la relación”. Porque, digan lo que digan los cuentos populares, en ningún lugar está escrito que lo mejor que le pueda pasar siempre a dos personas sea que sigan juntas para siempre.
Dado su carácter confidencial, no hay datos oficiales de cuantas parejas acuden a terapia al año en España. Sin embargo, de los 100.000 matrimonios que se separan anualmente, según datos del Instituto Nacional de Estadística, los expertos consultados para este reportaje dicen que, en su experiencia, muy pocos lo hacen. Y eso que existe toda una generación de jóvenes que poco a poco van quitándose de encima el tabú que ha existido siempre en España en torno al hecho de pedir ayuda a un terapeuta: “En los últimos años, he visto un gran crecimiento en la demanda de terapia de pareja, especialmente entre parejas jóvenes, entre 23 y 30 años. También es frecuente que acudan parejas de mediana edad, entre 30 y 45 años y que en parejas más mayores, entre 45 y 60 años, estos acudan empujados por sus hijos. Algunos les reservan la primera cita”, explica Moragón.
Por otra parte, científicos en EE.UU han demostrado cierta eficacia de la terapia de pareja en aquellas relaciones que aún están a tiempo de darse otra oportunidad. Según la Asociación Americana de Terapia Matrimonial y Familiar, tres de cada cuatro parejas que acuden a terapia admiten una mejoría en su relación. “Se encontró que entre el 70% y el 73% de las parejas se recuperan de esa angustia que les hace acudir a terapia. Lo suelen hacer en las primeras 10 a 12 sesiones”, reza el informe. Estos datos coinciden con los del Instituto Psicopartner, que dice que el 77% de los pacientes de 256 tratamientos que acudieron a terapia de pareja consiguieron solucionar sus problemas y fueron dados de alta con éxito en 2023. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos datos proceden de instituciones interesadas en la misma existencia de la terapia de pareja a las que conviene avalar su eficacia.