“Nicolás maduro es un criminal, asesino, y por eso lo denuncié ante la Corte Penal
Internacional”, dijo Duque en una entrevista recordando la denuncia que presentó en 2017 por supuestas violaciones de Derechos Humanos en Venezuela.
La crisis política, económica y humanitaria en Venezuela es bien conocida internacionalmente. Como consecuencia, millones de venezolanos han emigrado buscando mejores condiciones de vida. Colombia, es más, ha sido el país que más ha acogido a los emigrantes venezolanos, algo que el presidente Duque hizo hincapié al conversar sobre su posición empática a pesar de sus denuncias contra el régimen de Maduro: “Esto no ha impedido a Colombia mantener una relación de fraternidad con el pueblo venezolano y acoger a 1,8 millones de emigrantes en un gesto que no tiene antecedentes en la historia de la migración”.
La comunidad internacional, aunque crítica contra los abusos de Maduro, ha disminuido la intensidad y temple en cuanto a sanciones y relaciones diplomáticas. “Hay países que han tenido con él (Maduro) una diplomacia meliflua, una diplomacia de almíbar, timorata, tímida, por no decir derrotista, y uno frente al crimen no se puede doblegar”, afirmó Duque.
Esta aparente nueva apertura internacional con Venezuela llegará también a Colombia por medio de Gustavo Petro, presidente electo que reemplazará a Duque en agosto. Petro de hecho ya ha iniciado conversaciones con funcionarios del gobierno de Maduro con el fin de restablecer relaciones diplomáticas y normalizar el paso fronterizo entre los países vecinos.
Sobre esto, Duque ha recriminado la postura y explica que no se puede empezar este tipo de conversaciones si Venezuela aún aloja a narcotraficantes y terroristas buscados en Colombia:
“Lo importante es que sigamos garantizando que del lado venezolano no haya convivencia con el terrorismo, porque allá está Pablito, está Antonio García y está Iván Márquez, entonces que los capturen y extraditen para que le muestren a Colombia que hay voluntad de colaborar con nuestro país”.
La situación internacional con la guerra en Ucrania ha beneficiado a la dictadura de Nicolás Maduro, aumentando su poder de negociación. Venezuela está bien posicionada para aumentar la producción de crudo para satisfacer la demanda mundial, ya que países como los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, al parecer, no pueden aumentar la producción rápidamente.
La reapertura cordial con el nuevo presidente electo colombiano Gustavo Petro ha coincidido con los diálogos que la administración estadounidense de Joe Biden ha llevado a cabo con los representantes de Maduro. El gobierno de Venezuela recibió a una segunda delegación estadounidense de alto nivel que incluyó al embajador James Story y al enviado de Estados Unidos para asuntos de rehenes, Roger Carstens.
A estas conversaciones se suma el levantamiento de ciertas sanciones en contra de Venezuela que han permitido que las compañías petroleras puedan negociar con Venezuela.Bajo el liderazgo del presidente Iván Duque, Colombia desempeñó un papel clave en losesfuerzos de desestabilización liderados por Estados Unidos en Venezuela.
Estos nuevos acontecimientos prevén que estos esfuerzos no sean continuados, dejando en una gran posición a Maduro y en incertidumbre a la oposición venezolana liderada por Juan Guaidó, que se está quedando sin aliados claves de los cuales depende casi exclusivamente para mantener su posición.
