El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha puesto fin a su ambigüedad en torno a la reforma eléctrica presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Después de dejar la puerta abierta a la negociación durante más de medio año, el líder priista Alejandro Moreno ha anunciado este lunes que su partido votará en contra de la iniciativa. Este rechazo tajante entierra las esperanzas que tenía el Gobierno de ganarse el apoyo del PRI y deja tocada de muerte la que era una de las grandes prioridades del mandatario mexicano para la segunda mitad del sexenio. Poco después de hacerse pública la negativa, Morena, la formación del presidente, ha asegurado que están abiertos a incorporar propuestas de la oposición.
El presidente del PRI, Alejandro Moreno, ha hecho el anuncio rodeado por los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, el máximo órgano del partido, y por destacados legisladores. “Nuestro voto es en contra. No la habremos de aprobar aunque al Gobierno de Morena no le guste. No es creíble que tengan un plan para generar energía eléctrica para todo el país y que esta no suba de precio”, ha declarado el político. La negativa ha ido acompañada de un cierre de filas en la coalición opositora formada por PRI, PAN y PRD, después de las dudas generadas dentro de la alianza por la poca claridad de la postura del partido tricolor. En una conferencia de prensa posterior con los líderes de las tres formaciones, el panista Marko Cortés ha felicitado a los diputados de la coalición “por la firmeza” en mantenerse unidos.
Además, los dirigentes han asegurado que presentarán una contrapropuesta “apegada a la legalidad pero sobre todo a la competitividad”, en palabras del Moreno. La coalición ha vuelto a criticar el impacto que tendría la reforma presentada por López Obrador sobre la certeza de las inversiones y el medioambiente. La iniciativa presidencial propone cancelar contratos vigentes firmados por las empresas y cambiar el orden de despacho para dar prioridad a las centrales de la paraestatal, sean o no más contaminantes y caras que las particulares.
Mientras la oposición fijaba su postura, el líder del partido de López Obrador en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, ha tendido la mano para intentar salvar la iniciativa. El diputado ha afirmado que tomarán en cuenta las propuestas de otros grupos y presentarán un nuevo proyecto de decreto este jueves. “A Morena y a la coalición les corresponde estar atentos, ser respetuosos y crear las condiciones para tener los votos necesarios para sacar adelante el decreto”, ha dicho. Sin embargo, Mier ha vuelto a insistir en uno de los puntos de la reforma rechazados por la oposición: fijar en la Constitución el porcentaje de generación reservado a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) -54%, frente al 46% de los privados-.
El anuncio del PRI abre un bache difícil de salvar en un camino legislativo que ya se antojaba complicado. Al tratarse de una reforma constitucional, el Gobierno necesita dos tercios de los votos en el Congreso para aprobarla. Hasta ahora, en la Cámara de Diputados, Morena y sus aliados solo cuentan con 279 de los 333 que necesitan. Ante el rechazo frontal del resto de la oposición, el PRI se había convertido en la única carta del Gobierno para sacar adelante la iniciativa.
La ambigüedad del PRI al respecto había provocado recelos entre sus aliados del PAN y del PRD. Hace apenas tres semanas, en una entrevista con este diario, Moreno decía que no podían “decir que no a todo”, aunque advertía que la iniciativa tendría que tener modificaciones y que, en cualquier caso, su votación debía llevarse a cabo después de las elecciones estatales de junio, en las que el PRI se juega varias gubernaturas. Por otro lado, la posición negociadora de Moreno chocaba con el rechazo de otros pesos pesados de su partido, como el de su coordinador en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong.
Al final, Morena ha acelerado los tiempos y busca votar la reforma en la Cámara de Diputados durante el mes de abril, en contra de los deseos del PRI. Además, no se espera que el partido mayoritario introduzca cambios sustanciales a la iniciativa, como había pedido Alejandro Moreno. Después de reunirse con el enviado de la Casa Blanca para el cambio climático, John Kerry, López Obrador insistió el viernes en que la propuesta “se queda como está porque ya incluye lo que le preocupa a EE UU”. En línea con el presidente, los líderes morenistas en la Cámara de Diputados habían defendido mantener la “esencia”.
Consciente de que el apoyo a su reforma pendía de un hilo, López Obrador había elevado la presión en las últimas semanas sobre el partido tricolor. “Va a ser una vergüenza que se pongan del lado de las empresas extranjeras, que recuerden que decía el general (Lázaro) Cárdenas ‘quien entrega recursos naturales del país a extranjeros es traidor a la patria”, dijo la semana pasada, antes de pedir a los dirigentes priistas que “dejen en libertad” a los legisladores para que cada quien vote según su opinión individual.
Estas presiones no parecen haber sentado bien en el PRI. Alejandro Moreno ha destacado en su discurso que “el legislativo no es un empleado del poder” y ha presentado el rechazo como una decisión estudiada. El Parlamento Abierto, coordinado por el priista Rubén Moreira, reunió durante mes y medio a una multitud de expertos y de funcionarios del Gobierno para debatir la reforma. En general, los analistas especializados y el sector privado alertaron del impacto que tendría la iniciativa en la certeza de las inversiones y en el aumento de la tarifa de la luz. Del otro lado, la CFE defendió la propuesta como una necesidad para evitar que el sector privado controle toda la generación.