El regreso de Trump complica seriamente el futuro climático del planeta

Políticas fósiles y negacionismo: una receta para el desastre ambiental

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 no solo reconfigura el panorama político global, sino que también representa una amenaza directa para el futuro climático del planeta. Con un historial de escepticismo frente al cambio climático y políticas basadas en la ideología que priorizan la industria fósil por encima del medio ambiente, su nueva administración ya genera preocupación entre la comunidad científica.

De acuerdo con Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, el regreso de Trump podría aumentar en 4 mil millones de toneladas las emisiones globales de dióxido de carbono. Esto pondría en jaque acuerdos como el de París y haría casi imposible mantener el calentamiento global por debajo del límite crítico de 1.5 °C. En palabras de Estrada: “El planeta se está calentando y esto afecta todas las esferas de nuestra vida: salud, economía, educación. No podemos seguir ignorándolo”.

Este panorama se agrava si consideramos que 2024 fue el año más caluroso de la historia, afectando a más de 3,300 millones de personas en 103 países, según un análisis del Centro de Información Climática de la UNAM basado en datos globales. En México, las temperaturas rompieron récords históricos, dejando en claro que el cambio climático no es un fenómeno futuro, sino una crisis presente.

La agenda de Trump, centrada en facilitar proyectos de petróleo, gas y carbón, podría desacelerar la transición hacia energías renovables y fomentar la dependencia de combustibles fósiles. Esto, según la doctora Amparo Martínez Arroyo, directora general del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), tendría consecuencias devastadoras: “Estamos viendo los efectos del cambio climático ahora, pero si no se reduce la dependencia de energías fósiles, enfrentaremos un colapso ambiental en las próximas décadas”.

El desmantelamiento de políticas ambientales ya es una preocupación real. Durante su primer mandato, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, redujo regulaciones ambientales clave y promovió industrias contaminantes. Su regreso podría debilitar aún más el consenso global sobre la crisis climática, algo que Jorge Zavala Hidalgo, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, considera alarmante: “Superar el umbral de 1.5 °C en esta década ya parece inevitable, y las políticas de Trump podrían acelerar el camino hacia los 2 °C para 2050, un escenario con consecuencias irreversibles”.

Con Trump al mando, las señales son claras: el planeta está en peligro, y quienes más sufrirán serán los más vulnerables. Si se persiste en políticas que priorizan el corto plazo sobre la supervivencia del planeta, el cambio climático no solo será una crisis ambiental, sino una condena para generaciones futuras. El reloj climático sigue corriendo, pero las decisiones de hoy podrían ser la diferencia entre un futuro habitable o un mundo al borde del colapso. La pregunta no es si tendremos tiempo para actuar, sino si tendremos el coraje de hacerlo antes de que sea demasiado tarde.