Los Juegos de Tokio 2020 fueron los de la transición para México. La ambición de la delegación mexicana era alta por parte de los dirigentes del deporte, pero para la mayoría de los atletas se trataba de su primera vez en una justa olímpica. Ana Guevara, responsable del deporte en el país, elevó las expectativas de medallas a una decena. El resultado final fueron cuatro medallas de bronce y siete cuartos lugares. El añejo desorden administrativo de las federaciones deportivas, los bajos recursos hacia el deporte y la pandemia golpearon a una representación mexicana que de las heridas sacó el orgullo.
La de Tokio 2020 está lejos de ser la peor actuación de México. En París 1900, Roma 1960, Tokio 1964 y Atlanta 1996 solo se cosechó una medalla de bronce. En Helsinki 1952, Múnich 1972 y Barcelona 1992 se ganó una presea de plata en cada una de las ediciones. Para los Juegos Olímpicos de este año asistieron 163 deportistas, la mayor cantidad en 50 años. Por primera vez hubo participación en pruebas como gimnasia en trampolín, gimnasia rítmica, lucha femenina y softbol, equipo que terminó cuarto en su debut olímpico. El país se ilusionaba tras brillar en los Juegos Panamericanos de 2019 donde ganaron 37 oros y 136 medallas en total, la mejor participación de su historia. Y luego vino la tormenta del coronavirus.
“No fue fácil para México. La pandemia dificultó todo. Cuando un atleta se prepara para un evento de nivel mundial son muchos años en juego. Se planea todo. Platiqué con muchos deportistas y trataban mantener una buena actitud dentro de las circunstancias. Entrenaban donde podían. En la natación todavía era más difícil porque cerraron las instalaciones. A nivel emocional afectó. Hay deportistas que se sintieron solas, según me decían, entrenaban solas, con un entrenador y por video llamadas”, opina María Teresa Ramírez, la histórica medallista mexicana en natación durante los Juegos de México 68.
“Guevara había dicho que a México le iba a ir muy bien. Obviamente estableció la meta de superar a Río [cinco preseas]. Ella es la responsable, pero si sí se hubieran ganado entonces diríamos que las 11 medallas hubieran sido por ella. Y no va por ahí. Hay muchas variables en el entorno”, explica Katy López, especialista en el deporte olímpico de México. “Estamos tan renuentes de no aceptar nuestra condición. Queremos que los deportistas hagan todo, sin darles nada. Esto no es de echarle ganas, es de preparación”, menciona López.
México, sin un plan nacional del deporte
Los problemas estructurales del deporte en México pasan primero por la cabeza. En México no existe una Secretaría del Deporte, como sí lo existe en las grandes potencias como China o Reino Unido. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) depende de la Secretaría de Educación. El deporte no es una prioridad de Estado. El presupuesto es el gran asunto de cada Administración. Para el año olímpico y en medio de la crisis se destinaron 5.351 millones de pesos (250.000 dólares), 107,5 millones menos que en 2020. Al inicio del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se pretendió aumentar gradualmente el apoyo. “Presupuesto pobre, resultados pobres; presupuesto basto, resultados del tamaño. Hay países que a partir de su presupuesto tuvieron un vuelco total, esto implica una ruta de crecimiento”, contó Guevara a este diario en una entrevista a inicios de 2020. “Tiene que ser una decisión del poder Ejecutivo y legislativo el darle una connotación más importante al deporte a través del presupuesto”, menciona Daniel Aceves, medallista olímpico en Los Ángeles 1984.
Otro problema es el manejo de las distintas federaciones deportivas. “Muchos de los dirigentes desconocen la materia ejecutiva de la administración en el deporte, a lo mejor fueron buenos deportistas, entrenadores, pero…”, agrega López, también periodista de El Heraldo de México. La Federación Mexicana de Ciclismo dejó fuera de la convocatoria a Tokio a Jessica Salazar, una promesa de medalla, debido a un error “administrativo”. La Federación de Natación dejó en un limbo a los deportistas a tres semanas de los clasificatorios. En el caso del fútbol, desligado de todos los problemas económicos y apoyado en una lucrativa Liga, se ganó un bronce que coronó a sus mejores prospectos.
El Gobierno mexicano eliminó en octubre pasado 109 fideicomisos públicos, entre ellos el del Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar). “Los fideicomisos se prestaban a ser cajas chicas, a muchas malinterpretaciones administrativas. En el Fodepar pasaba mucho. La Federación de Taekwondo inflaba los precios de los boletos de avión, becaba a personas que ni deportistas ni entrenadores eran. Si desde el 1998 hasta el 2020 pudo operar el fideicomiso y se dieron las mejores cosechas de medallas, algo había bueno de rescatar”, considera Katy López. Las autoridades aseguraron que los recursos al deporte estaban asegurados.
La mira está puesta en París 2024
El equipo de clavados mexicano acudió a los Juegos con un competidor para cada prueba del programa olímpico, algo que no había ocurrido. Las clavadistas Alejandra Orozco y Gabriela Agúndez fueron las únicas que se colgaron una medalla. Las duplas de Carolina Mendoza y Lolita Hernández; Kevin Berlín y Diego Balleza; Juan Celaya y Yahel Castillo terminaron en el cuarto sitio. Un trabajo loable ante el despliegue de talento de China y Reino Unido durante las competencias. Salvo Castillo, los demás debutaron. El veterano Rommel Pacheco y la debutante Aranza Vázquez terminaron sextos en sus pruebas. En solitario, Agúndez, de 21 años, terminó cuarta en la gran final. Los clavados, como la gimnasia, se tratan de un deporte sujeto al criterio de los jueces.
México dijo adiós a sus grandes medallistas como Paola Espinosa y Germán Sánchez, en clavados, y a María del Rosario Espinoza en taekwondo. Los tres, ya veteranos, no lograron clasificarse. El turno era para la juventud. En taekwondo las esperanzas estaban con los medallistas mundiales Briseida Acosta y Carlos Sansores. Las grandes estrellas mexicanas apuntaban a ser una de las apuestas fuertes. La sacudida vino fuerte cuando ambos fueron eliminados en la primera ronda.
Alexa Moreno se convirtió en la mejor gimnasta mexicana de todos los tiempos. Moreno, bronce en el Mundial de 2018, era una esperanza para su país en el salto de caballo. En su prueba terminó cuarta, a una décima del tercer lugar. Su historia significó un renacimiento tras ser atacada en Río 2016 por su físico. La halterista Aremi Fuentes, a sus 28 años, se quedó con medalla tras una prueba de resistencia. El presidente de su federación, Rosalio Alvarado, le llamaba “gorda” cuando buscaba su pase a los Juegos y la dejó fuera de un torneo panamericano, clave para su preparación.
La marchista Alegna González, una de las promesas de la marcha latinoamericana, compitió en sus primeros Juegos con 22 años y que terminó quinta en su prueba. “Terminar dentro del top 10 es un gran paso, sobre todo para los jóvenes. Mucha gente no ve esa parte, solo ven las medallas”, comentó a este periódico. Jorge Orozco, de 21 años, terminó cuarto en tiro deportivo en su primera experiencia. Tonatiú López y Paola Morán lograron alcanzar las semifinales en los 800 y 400 metros tras años sin tener representantes mexicanos en atletismo.
“Así es el deporte, si no estás en el podio pareciera que no trabajaste. Sé que es cruel. Hay que remontar este trabajo. Hay que ser más reflexivos, no toda es la culpa de los deportistas, ellos se exponen y es un trabajo en equipo”, considera María Teresa Ramírez. El cambio de estafeta en el deporte mexicano ya comenzó, a tres años de París 2024, pese a toda la incertidumbre.