Mucho ha insistido el Gobierno mexicano en que la economía se va a recuperar gracias al tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC. Aseguran que vendrá inversión nueva, aumentarán las exportaciones y que el crecimiento se dará impulsado por este nuevo acuerdo que entró en vigor hace un año. Al mismo tiempo, y de manera aparentemente contradictoria, el mismo Gobierno intenta frenar la participación de empresas privadas en el sector energético, lo que contraviene al tratado. Además, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha escalado acusaciones en contra de EE UU, diciendo que financian grupos “golpistas” en México y pidiendo que no intervengan en asuntos nacionales.
Esta especie de esquizofrenia en el actuar de la Administración de López Obrador se debe a una falta de estrategia para el acuerdo comercial, coinciden expertos. Lo que tiene a muchos en el sector privado cuestionándose si México está haciendo todo lo posible para sacarle jugo a esta nueva oportunidad de hacer negocios con el país vecino, la economía más poderosa del mundo. El lunes se reunirán, por primera vez desde que se firmó el acuerdo, las tres ministras a cargo del comercio exterior en México, EE UU y Canadá. Y el sector privado espera mayores detalles.
“México ha confiado en que la inercia de la necesidad económica en ambos países hará funcionar al acuerdo”, dice José Luis de la Cruz, investigador y encargado de asuntos económicos de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin). “Pareciera que, al momento de firmar el acuerdo, de tener este marco legal, ya no iba a ser necesario hacer o aplicar programas especiales que permitieran aprovechar mejor el acuerdo”. Ese paradigma, argumenta de la Cruz, es equivocado.
Arranca con ventaja
Durante los 25 años en los que ha formado parte del bloque comercial norteamericano que se alió en el TLCAN, hoy el T-MEC, México ha tomado ventaja en comparación con de otras economías competidoras, asegura Enrique Perret, director de la fundación con fines de investigación US Mexico Foundation, con sede en Washington. “México ya está posicionado bastante bien”, asegura Perret. “Tiene cierta infraestructura, miles de empresas exportadoras, el management internacional que requieren las empresas. A lo largo de dos décadas, Estados Unidos invirtió casi 250 billones de dólares en empresas que están en México y ya existe una gran capacidad instalada”, afirma.
“Ahora, la pregunta es ¿El Gobierno mexicano va a aprovechar esa capacidad instalada y el nuevo USMCA para acelerar este crecimiento? ¿O va a dejar que sean simplemente los privados y los Estados, las regiones mexicanas, quienes impulsen eso?”, agrega Perret, quien trabajó por 12 años en ProMéxico, la agencia de promoción de la inversión extranjera hacia el país. Con la llegada de López Obrador, tanto ProMéxico como las agencias que promovían el turismo internacional hacia el país y los productos de agricultura fueron cerradas, lo que genera un vacío de información para las empresas en EE UU y Canadá interesadas en trabajar en México. ProMéxico, explica Perret, generaba información técnica, desde costos de electricidad, de mano de obra, terrenos, logística, programas para la inversión e incentivos.
“Empresarios interesados necesitan tener información, quieren mover sus instalaciones, invertir en Latinoamérica. Traen una demanda muy grande y tienen que tomar una decisión rápida y eficiente. Y esa información que antes proveía esta agencia de promoción, pues hoy no está”, lamenta Perret. “Entonces empiezan a tocar puertas y van al consulado, o van a la embajada, o buscan a una cámara empresarial y muchas veces es tardado y complicado estar buscando en oficinas que no tienen esta información. Hace tres años hubo un desmantelamiento de la capacidad de promoción del país y creo lo vamos a ver más reflejado justo en este momento”, sentencia.
Mejor infraestructura
Para anclar el T-MEC, el secretario de Hacienda dijo en conferencia el pasado 13 de mayo que se está modernizando la infraestructura asociada con el comercio exterior, como carreteras, puertos, aeropuertos y aduanas. Esto se refiere al plan anunciado por el presidente en noviembre, unos 228.000 millones de pesos (11.311 millones de dólares) que cuenta con la participación del sector privado. Sin embargo, de acuerdo con Armando Melgoza, abogado especializado en comercio exterior y aduanas en la firma MFB, no se han visto avances.
“Es un tema que dicen que se está haciendo, pero realmente que tengamos la certeza de que se está haciendo y se está haciendo en los puntos importantes, estamos con dudas al respecto”, asegura Melgoza. Muchos de sus clientes internacionales, al ver los requisitos e imposiciones que implica cruzar productos por las aduanas mexicanas optan por no invertir en el país, agrega. “Es un tema que no es nuevo y existe desde antes, pero se ha acrecentado porque se suman los otros temas que se dan a conocer día a día en las noticias”.
Las “noticias” a las que Melgoza se refiere son las iniciativas de ley enviadas por el presidente López Obrador al Congreso que contravienen al T-MEC, como, por ejemplo, la propuesta reforma a la Ley de Hidrocarburos, que le da poderes de expropiación de instalaciones de privados al Estado. También la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, la cual busca preservar el monopolio de la empresa del Estado.
“Por un lado estamos promoviendo la continuidad de la nueva versión del tratado de libre comercio y por el otro estamos sacando nuevas disposiciones que atacan a las empresas internacionales que ya tienen inversión en el país y tenían una claridad en lo que iba a pasar en sus negocios”, apunta el especialista.
Mecanismo de presión
En semanas recientes, el mandatario ha atacado directamente al Gobierno de EE UU. Presentó una queja diplomática por el supuesto apoyo económico a una organización civil a la que calificó de “golpista”, minutos antes de reunirse con la vicepresidenta, Kamala Harris. Además, López Obrador ha hecho lo posible por limitar la presencia de agentes de inteligencia estadounidenses en el país.
“No se considera que la relación con Estados Unidos tiene también una arista política, una vista diplomática y que el T-MEC puede ser utilizado como mecanismo de presión por parte de Estados Unidos”, dice de la Cruz. “Pareciera que el análisis es que corren por caminos distintos la relación política, la diplomática, y la económica, y me parece que eso no es la realidad. Lo que va a mostrar es que entre Estados Unidos va a presionar por todos estos caminos en donde considere que hay diferencias con México. Y por eso me parece que el Gobierno mexicano hace declaraciones en el terreno político, sin considerar que esto podría llegar a tener una afectación en la parte económica y diplomática.”
Ya empiezan a mostrarse las primeras grietas del T-MEC. Esta semana, se presentaron dos quejas por violaciones laborales en México. La primera se hizo de un grupo de sindicatos estadounidenses, y la segunda, por el propio Gobierno de Joe Biden. La representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, anunció esta semana un requerimiento a las autoridades mexicanas para que revisen la supuesta “negación del derecho de libre asociación y de la negociación colectiva” a los trabajadores de la planta de General Motors. Las denuncias solo son posibles gracias a un nuevo capítulo y un mecanismo correspondiente que se incluyó en el T-MEC.
“Si bien podemos ver que hay una reactivación en el intercambio económico entre ambos países, no hay nuevas y nuevos mecanismos de desarrollo, o no hay una estrategia para aprovechar mejor el crecimiento que hay en Estados Unidos a través del T-MEC, dice de la Cruz. “Y, por otro lado, tampoco hay una estrategia de prevención de problemas como los que ya están surgiendo para atajar estas discrepancias”.
Perret, por su parte, ofrece un análisis más optimista. El experto asegura que sí hay un legítimo interés de los tres países para coordinarse de manera que impulsen el crecimiento económico entre ellos. “Así como el secretario Herrera reconoce que esta es la vía Estados Unidos, me parece que también Estados Unidos reconoce que necesitan de México para estas cadenas de suministro, y lo mismo Canadá,” opina.
“Soy de la idea de que quienes aprovechan la plataforma que da el T-MEC son las empresas,” puntualiza, “lo que creo es que el Gobierno tiene que dejar hacer y hay veces que no deja hace, como cuando cambias las reglas a mitad del juego”.