Entre el fraude y la tradición: el bacalao navideño en México

Hasta tres de cada diez porciones de "bacalao" son en realidad otras especies más baratas y en riesgo de extinción

En México, la cena navideña tiene sabores inconfundibles: romeritos, ensalada de manzana y bacalao a la vizcaína. Pero hay una realidad que pocos conocen: casi un tercio del bacalao que llega a las mesas mexicanas no es bacalao. En su lugar, consumimos especies más baratas, algunas en peligro de extinción, mientras pagamos precios desorbitados.

Oceana, una organización internacional dedicada a la conservación marina, ha investigado desde 2019 la sustitución de productos pesqueros en México. Su último informe, publicado en diciembre de 2024, revela que en el 31.5% de los casos en la Ciudad de México, lo que se vende como bacalao son otras especies como tiburones, rayas o incluso tilapia. Las pescaderías resultaron ser las principales responsables del fraude, con un 55% de sustitución, seguidas de los restaurantes (40%) y los supermercados (4.5%).

Más allá del impacto en el bolsillo, el problema tiene un alcance ambiental devastador. Muchas de las especies utilizadas como sustituto del bacalao están en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Tiburones como el martillo, el toro o el sedoso, fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas marinos, están siendo diezmados mientras los consumidores compran “bacalao” sin saber que, en realidad, están pagando por la desaparición de estas especies.

¿Por qué ocurre esto? La raíz del problema está en la falta de una Norma de Trazabilidad en México, una herramienta que permitiría rastrear el pescado desde el momento en que es capturado hasta que llega al plato. Esta regulación, que Oceana ha exigido repetidamente a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA), no solo protegería al consumidor del engaño, sino que sería un paso clave para garantizar la sostenibilidad de los océanos.

“El bacalao es una tradición navideña que todos celebramos, pero detrás de esa tradición hay un sistema pesquero que no solo engaña a los consumidores, sino que también está destruyendo nuestros océanos”, señala Esteban García-Peña, Coordinador de Investigaciones de Oceana.

Mientras países como Noruega, principal exportador de bacalao en el mundo, han implementado sistemas estrictos de trazabilidad, México sigue rezagado. Sin regulación, las pescaderías y restaurantes pueden ofrecer cualquier especie como bacalao, sabiendo que el consumidor promedio no tiene herramientas para detectar el fraude.

Este problema no solo afecta a los amantes de la cena navideña. Es un síntoma de un sistema más amplio de falta de regulación y transparencia en la pesca mexicana. Los océanos están pagando el precio.

La pregunta que queda en el aire es: ¿seguiremos ignorando el problema hasta que nuestras especies marinas desaparezcan? Si México no toma medidas inmediatas, como la implementación de la Norma de Trazabilidad, estaremos perpetuando una cultura de consumo que amenaza tanto a la economía como al medio ambiente.

Estas fiestas, quizá sea hora de replantearnos lo que ponemos en nuestras mesas. Porque, al final, saber lo que comemos no es un lujo: es un derecho.