Según la famosa canción de José Alfredo Jiménez, Me cansé de rogarle, eran los mariachis y el tequila los que hacían llorar al cantautor mexicano. En 2023, el etiquetado de una marca de la bebida alcohólica favorita de Jiménez, además de otros destilados como rones y vodkas saborizados, están en la mira de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). En su edición de septiembre, la Revista del Consumidor ha detectado varios incumplimientos de la normativa mexicana de etiquetado, por lo que varias marcas podrían salir del mercado.
De acuerdo con las 276 pruebas realizadas por el Laboratorio de Análisis de la Profeco a un tequila con sabor, cinco rones con sabor y 16 vodkas saborizados, varias marcas no cumplen lo que ostentan. El ron Baraima sabor tamarindo dice en su etiqueta que tiene 35% de alcohol por botella, pero en realidad contiene 34,32%, el vodka Finlandia asegura contener 40%, pero su porcentaje real es de 39,20%. Ambas marcas superan el margen de tolerancia permitido por el órgano regulador, por lo que pueden salir de las tiendas en México.
Hay una mentira más evidente en las etiquetas de algunas bebidas, al ostentarse como marcas Premium. Las firmas Kerenki de sabores durazno y tangerina, así como el Stolichnaya pepino, no justificaron el país de origen ni la razón por las que se autodenominan como Premium. “En este tipo de bebidas no existe una categoría Premium, por lo que al usar esta palabra se pudiera llegar a pensar que es de una calidad superior, esto puede confundir a los consumidores”, ha dicho la Profeco.
El consumo de alcohol entre menores de edad o poblaciones de riesgo, como las personas embarazadas, son asuntos que deben tratarse en las etiquetas. De acuerdo con el organismo, las botellas de vodka Finlandia de sabores cereza, mango y mando fusión, la marca New Amsterdam de coco, Svedka de citrón (limón) y Svedka de mandarina no muestran los símbolos de prohibición que requieren, por lo que están sujetos a una salida del mercado.
Las normas mexicanas de etiquetado se publicaron en 2020, y obligan a las compañías a detallar ampliamente los contenidos y las prohibiciones a los consumidores. De acuerdo con la organización El Poder del Consumidor, 74% de consumidores aprueban el etiquetado frontal de advertencia y el 72% lo consideran útil para la toma de decisiones.
La Profeco también realizó un análisis del contenido neto y componentes volátiles, la cantidad de azúcares, la cantidad de componentes no volátiles, el contenido de alcohol (etanol) y el contenido energético en estas bebidas. El organismo recomienda que antes de consumir cualquier producto alcohólico, se revisen las etiquetas para conocer su contenido en alcohol, que cuenten con los sellos y leyendas, los símbolos de prohibición detallados, que declaren su contenido calórico y advierte a los consumidores a no comprar bebidas alcohólicas en negocios informales.