Chichen Itzá, la zona arqueológica más visitada de México, que en 2023 registró una afluencia de 2,3 millones de visitantes, tiene nueva competencia: la zona arqueológica de Ichkabal, conocida como el Egipto mesoamericano por la grandeza de sus estructuras (tiene tres pirámides más grandes que el Templo de Kukulcán de Chichen Itzá), se prepara para abrir a los visitantes. Con un terreno de 30 kilómetros cuadrados y edificaciones que superan los 40 metros de altura, es una de las zonas arqueológicas más grandes que se encuentran de pie y uno de los vestigios más antiguos de la cultura maya. Ichkabal abrirá al público general a partir de septiembre y espera convertirse en uno de los sitios arqueológicos más visitados del país.
Un gigante en la historia maya
La zona arqueológica está a 58 kilómetros al suroeste del Pueblo Mágico de Bacalar, uno de los destinos turísticos más importantes de la región. Ichkabal, cuyo nombre significa “entre bajos” en maya, permaneció oculta bajo la densa vegetación de la selva, hasta que fue descubierta en 1995. El arqueólogo español Enrique Nalda fue uno de los principales investigadores de la zona hasta su muerte en 2010. Hoy, otros expertos que siguieron sus pasos han trabajado intensamente en su restauración, desenterrando estructuras monumentales que rivalizan en tamaño y complejidad con las de Chichén Itzá y Uxmal, dos de los sitios más emblemáticos de la región.
El tipo y disposición de sus edificios sugieren que fue ocupado desde el Preclásico tardío (400 a.C. a 200 d.C.) y estuvo habitado hasta cerca del 1500 d.C., aunque la mayor parte de la arquitectura monumental data entre el 350 a.C. y el 50 a.C. Su estudio ha revelado que esta ciudad desempeñó un papel crucial en el desarrollo temprano de la civilización maya. Ichkabal destaca por sus imponentes edificaciones, y por una plaza principal que se extiende a lo largo de 300 metros. Este sitio, que en su apogeo fue un importante centro político y cultural, alberga templos, pirámides y sistemas hidráulicos avanzados, como una cisterna recientemente descubierta, utilizada para almacenar agua y maíz.
Las estructuras de la zona son grandes y vistosas, pero han perdido su fachada. De acuerdo con Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “no se la llevaron los contemporáneos, se la llevaron los mismos pobladores que habitaron la ciudad; está será la característica, sin duda, definitoria de la ciudad”.
Alan Maciel Vallejo, investigador del centro estatal del INAH, estima que Ichkabal atraerá a un gran número de visitantes desde su primer año de apertura, especialmente debido a su conexión con el Tren Maya y su proximidad a Mahahual, un popular puerto de cruceros. “Cuando llegan los barcos a Mahahual, generalmente llevan a los turistas a dos zonas arqueológicas: Chacchoben y Kohunlich. Entonces, Ichkabal, que queda más cerca que Kohunlich, podría tener un aforo mayor por su cercanía a Mahahual”, explicó.
El Tren Maya y la revitalización del patrimonio cultural
La apertura de Ichkabal tiene una fecha tentativa para el 14 de septiembre, en el marco de las fiestas patrias en México y en paralelo a otras aperturas en la región, como el Hotel Tren Maya Palenque, Chiapas; el Parque del Jaguar, en Tulum y el Parque Quintana Roo, en Chetumal. Con esto, la nueva zona arqueológica busca convertirse en un pilar del turismo arqueológico y una ventana a los inicios de la antigua civilización maya.
La apertura de Ichkabal está ligada al proyecto del Tren Maya, que conectará esta zona arqueológica con otros importantes sitios de la región, como Kinichna, Kohunlich y Dzibanché. El rescate y restauración de 27 sitios arqueológicos mayas corre a cargo del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), una iniciativa del Gobierno de México implementada por la Secretaría de Cultura federal, a través del INAH, y en colaboración con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, la Secretaría de la Defensa Nacional y los consorcios participantes en la construcción del Tren Maya.