No hay en México un equivalente del concepto de “primera dama” para aplicarlo a un hombre. El país tendrá por primera vez en su historia a una mujer como presidenta, Claudia Sheinbaum, que ha ganado las elecciones del domingo con casi el 60% de los votos. Su esposo, José María Tarriba Unger (Sinaloa, 61 años), es un científico como ella, aunque él no optó por hacer política. Ha dedicado su carrera a la banca, y desde hace casi siete años se desempeña como especialista en riesgos financieros en el Banco de México. Sus colegas destacan su inteligencia y extrema discreción.
Tarriba y Sheinbaum se conocieron cuando estudiaban la licenciatura en Física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Allí tuvieron un primer y pasajero romance. Sheinbaum estaba muy involucrada en el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), el movimiento contra la privatización de la educación pública, donde alcanzó gran protagonismo. Él se concentró en la academia. Tras obtener el grado, continuó sus estudios en Física en la maestría y el doctorado. En 1994, la Academia Mexicana de Ciencias le otorgó el Premio Weizman por su tesis en la categoría de Ciencias Exactas. Inmediatamente, entró a trabajar en el sector bancario, donde estaba creciendo una nueva área para especialistas en matemáticas que pudieran desarrollar productos derivados financieros. A estos especialistas se les conoce como quants, por su capacidad de análisis cuantitativo.
Después de tres años de trabajo en Banamex en Ciudad de México, Tarriba se mudó a Madrid para integrarse a Santander. Permaneció en ese banco 18 años. Escaló puestos hasta aterrizar en el área de modelos de riesgos financieros. En 2008 regresó a México para unirse al banco central mexicano, donde hasta la fecha trabaja como especialista de riesgos financieros.
La relación con Sheinbaum reinició en diciembre de 2016, cuando Sheinbaum gobernaba la alcaldía Tlalpan, según dijo Tarriba al diario El Heraldo el año pasado, en una breve e inesperada entrevista, la única que ha dado a un medio. Para entonces, Sheinbaum se había divorciado de su primer matrimonio, que duró casi 30 años y en el que crio a dos hijos. “Para enamorarse basta un instante, y en un instante puedes vivir toda una vida”, declaró Tarriba al diario. “Así también, Claudia y yo fuimos un instante que se propagó en el tiempo, entretejido por la amistad, la admiración mutua y el respeto recíproco”, añadió.
La renacida relación transcurrió con discreción, pero fue aflorando al público con el paso del tiempo. En julio de 2022, la entonces jefa de Gobierno de la capital compartió en Facebook un video de ambos cantando y tocando en la guitarra una canción de Juan Gabriel. “Así somos Jesús y yo, al natural, desafinados. Lo que importa es el amor”, escribió ella. En noviembre de ese año, en una entrevista para un programa radiofónico del corazón, Sheinbaum anunció que se había comprometido con Tarriba. Un año después, convertida en candidata presidencial, ella y Tarriba se casaron sorpresivamente en una ceremonia íntima.
“Muy inteligente”. Así se expresan fuentes internas de Banco de México sobre Tarriba. Su discreción es tal, que una fuente asegura que no sabía que trabajaba en el mismo banco que la pareja de la presidenta electa. Se enteró leyéndolo en la prensa. El mismo Tarriba ha declarado que a él no le interesa la política como carrera, sino solo como tema de lectura y conversación.
Cuestionado por El Heraldo sobre si le gustaría ejercer como un acompañante oficial o tener un cargo en el Gobierno, Tarriba respondió que no. “No creo que me lo pida, pero si me lo pidiera, probablemente le diría que no. Tengo mi vida profesional y estoy muy a gusto en mi trabajo, pero tendría todo mi apoyo como presidenta”, declaró. Durante la campaña, Sheinbaum publicó varios videos donde aparecía junto a su esposo, que la acompañaba a eventos importantes o a los debates presidenciales.