Enviar un mensaje de texto o hacer una llamada telefónica, lo que para la mayoría de nosotros es algo común y mundano, es un privilegio para algunas sociedades marginalizadas como Santa María Yaviche en las montañas de Oaxaca. Estas comunidades se apoyan en el trabajo grupal y en la cooperación para poder completar tareas como la siembra y cosecha de los alimentos. Al no tener estas tecnologías, muchas veces les toca recurrir a reunir a hombres y mujeres yendo a visitarlos directamente a la casa, haciendo esta labor ineficiente y fatigosa. Además, muchas veces las personas no están, pues se han ido a trabajar o a ver a sus animales entre otras, lo cual retrasa todo. Es por esto que la comunidad instaló y actualmente maneja una red celular independiente, para poder gozar de todas las ventajas y facilitar la comunicación.
La hazaña empezó en el 2013, cuando empezaron a generar la señal con una antena de bambú, y en lo más alto pusieron el emisor de señal. Hoy en día ya cuentan con una infraestructura sólida, y han comenzado a tratar de implementar la telefonía 4G para poder utilizar el internet en los celulares. Ya cuentan con comunicación para tanto la vida diaria como para casos de emergencia, y lo más importante es que cuentan con una tecnología que se adapta a los usos y costumbres de Yaviche y los hace independientes. BBC entrevistó a Oswaldo Martínez, uno de los fundadores del proyecto en Yaviche, el cual expresó que “Hay una palabra en zapoteco que es kiery kass, que significa ‘nuestro’, ‘propio’, ‘de todos’. Es como decir autonomía en nuestra lengua”, pero esta independencia ha generado conflicto con los gigantes de la industria de telefonía celular. Menciona que estas les dieron la espalda por muchos años a todas las pequeñas comunidades zapotecas.
Estas comunidades están ubicadas a solo 130 kilómetros de Oaxaca, pero debido a las condiciones geográficas, la distancia se convierte en un recorrido de más de 4 horas. Además, durante la temporada de lluvias, la carretera se convierte peligrosa debido a la caída de árboles y los deslaves. Son comunidades con varios cientos de habitantes, pero no alcanzan a llegar al límite mínimo de las grandes compañías de telefonía que operan en México. Este mínimo es de entre 2.500 y 5.000 usuarios, lo cual hace que comunidades como Yaviche con tan solo 700 usuarios sean ignoradas y rechazadas de sus servicios. Es por esto que la comunidad buscó la ayuda de la fundación Rhizomática, la cual ya había puesto a prueba una red de telecomunicaciones en una comunidad indígena en Nigeria.
Hoy en día, 14 comunidades de Oaxaca cuentan con una red celular propia, y hacen parte de la asociación Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias (TIC), la cual es respaldada por Rhizomática. TIC atiende alrededor de 4.000 usuarios, y cada comunidad es dueña de la red comunitaria local. Esta asociación se encarga de buscar donaciones y equipos de radiofrecuencia y computación de segunda, y cuenta con un software abierto que no requiere pago de licencias. Los usuarios de las redes comunitarias pagan una cifra muy baja, de alrededor $2,1 dólares al mes, el cual incluye llamadas de voz y mensajes de texto. El registro de nuevos usuarios y los abonos mensuales son administrados por gente del mismo pueblo, para así poder resolver fallas técnicas localmente.
No obstante, hay varias comunidades que se han desconectado de la asociación del TIC, pues la entrada de las grandes empresas telefónicas como Telcel, Movistar o AT&T a algunas de las regiones más marginadas ha reducido el número de usuarios de la TIC de 6.000 a 4.000. En el 2021, el gobierno de México también comenzó a proveer acceso a internet y señal en todo lugar donde haya servicio de electricidad a través de la Comisión Federal de Electricidad. Las comunidades marginadas todavía sufren de muchos obstáculos, pues por ejemplo en Yaviche se quemó una fuente de transmisión lo cual dejó sin cobertura a muchos usuarios. Es importante para estas comunidades sostener lo propio, pues el hecho de que la red sea de la comunidad hace que no exista el peligro que una multinacional les ‘quite’ el servicio con el pretexto que no es rentable.
Como dijo Oswaldo Martínez, “Con esta herramienta nosotros podemos seguir usando nuestra lengua. Va más allá de lo que las otras compañías buscan. Es una forma de que la tecnología sea una parte para mantener nuestra identidad xhidza”.