Emmanuel Macron suele repetir un eslogan a puerta cerrada con sus ministros y asesores: Il faut prendre son risque, “hay que arriesgarse”.
El presidente galo lo ha hecho en gran medida al convocar elecciones anticipadas después de que su alianza centrista “Renaissance” sufriese el domingo un contundente rechazo a manos del “Rassemblement National” ultraderechista de Marine Le Pen en las elecciones al Parlamento Europeo.
Al hacerlo, ha vuelto a demostrar aquella audacia que ha marcado su carrera política desde que fue elegido como un outsider con poca experiencia en 2017.
“Confío en que el pueblo francés tome ahora la decisión correcta para que el país pueda hacer frente a los grandes retos que tiene por delante”, declaró el domingo por la noche.
La apuesta también podría salirle espectacularmente mal si la doble vuelta de los comicios del 30 de junio y el 7 de julio le obliga a formar un gobierno de poder compartido, conocido como de “cohabitación”, con el Rassemblement National. Sería la primera vez, bajo la Quinta República fundada en 1958, que el presidente y el primer ministro mantuviesen puntos de vista tan diametralmente opuestos sobre cómo debe gobernars francia.
Si Macron tuviese que lidiar con un primer ministro RN, seguiría dirigiendo los asuntos internacionales y actuaría como máximo responsable de las fuerzas armadas, pero los asuntos internos estarían en manos de Le Pen o de su teniente Jordan Bardella, de 28 años, quien ella ha dicho que asumiría el cargo de primer ministro.
François Patriat, veterano senador y simpatizante de Macron desde hace mucho tiempo, comenta en video-llamada con México Pragmático que la decisión de convocar elecciones anticipadas se inscribía en la forma en que se supone que debe funcionar la Constitución francesa cuando se produce un impasse que impide el funcionamiento del Gobierno.
“No es una apuesta arriesgada – es una decisión valiente que respeta las instituciones francesas y es muy gaulliste en la naturaleza”, dijo, refiriéndose al general Charles de Gaulle, quien famosamente renunció como presidente en 1969 cuando sintió que no podía gobernar. “El Presidente devuelve la responsabilidad al pueblo francés. Votaron de forma torpe en las elecciones europeas, ahora les toca a ellos decidir”.
Patriat añadió que gobernar ha sido difícil desde que la alianza de Macron perdió la mayoría absoluta en 2022. Sostuvo que el RN no sería capaz de reunir una mayoría absoluta, que requiere 289 de los 577 escaños de la Cámara Baja, la Asamblea Nacional.
Aún no se dispone de sondeos de opinión, pero algunos analistas afirmaron el lunes que un Parlamento dividido es una posibilidad real, lo que daría paso a un periodo de inestabilidad a sólo seis semanas de que París acoja los Juegos Olímpicos. Las ventas masivas de acciones y bonos franceses han arrastrado a los índices europeos.
La alianza centrista de Macron, formada por tres partidos, cuenta ahora con unos 250 escaños, y RN tiene 88, lo que la convierte en el mayor partido de la oposición. Los 149 escaños de la izquierda están repartidos entre varios partidos, lo que merma su influencia.
Los aliados de Macron afirman que los votantes podrían obtener otros resultados que beneficien al presidente y aporten la clarificación política necesaria desde que su alianza centrista perdió la mayoría en 2022.
En el sistema francés, el presidente tiene mucha influencia a la hora de nombrar al primer ministro, siempre que la persona pueda sobrevivir a las mociones de censura presentadas por la oposición. Por ejemplo, Macron podría nombrar a un primer ministro de centro-derecha o centro-izquierda y gobernar en coalición, aunque esos partidos lo hayan descartado.
En las elecciones europeas del domingo, el RN obtuvo el 31,4% de los votos franceses, más del doble que el 14,6% de la lista de Macron. Los candidatos de centro-izquierda y socialistas obtuvieron el 13,8%.
Pero es difícil predecir cómo se trasladará esa dinámica de poder a las elecciones legislativas, que tienen dos vueltas de votación. Las elecciones europeas en Francia también han sido vistas durante mucho tiempo por los votantes como votos de protesta contra el presidente en ejercicio, que es una cuestión diferente de elegir a quien quieren que gobierne el país.
Macron tiene razones más prosaicas para convocar las elecciones. La oposición había amenazado con derrocar al Gobierno con una moción de censura en otoño por el presupuesto anual, que iba a incluir unos 25.000 millones de euros en recortes del gasto público para hacer frente al abultado déficit.
Un aliado de Macron en el Senado dijo que el debate presupuestario iba a ser muy tenso, con el riesgo real de protestas callejeras por los impopulares recortes del gasto. “Es mejor que actúe ahora en lugar de esperar a que las cosas vayan mal en otoño”, dijo la persona. “Está engañando a la oposición al actuar con rapidez”.
Otra explicación más maquiavélica de la disolución de la Asamblea Nacional por parte de Macron es que puede estar esperando inocular al país contra la RN de cara a las presidenciales de 2027, en las que Le Pen es la favorita para sucederle.
“Desde hace años, los electores dicen ‘lo hemos intentado todo, además de la RN’ y coquetean con el movimiento de Le Pen”, afirma la escritora y analista política Chloé Morin. “Macron va a dejarles probar la RN en una apuesta a que pronto les dará asco”.
Macron ha vuelto a demostrar que es un jugador empedernido, como en 2022, cuando se enfrentó a las protestas callejeras y sobrevivió por poco a las mociones de censura para aprobar su impopular reforma de las pensiones, y cuando apostó a que podría durar más que el movimiento de los gilets jaunes en 2019.
“Es un riesgo, pero es demasiado pronto para saber si es una locura o un riesgo inteligente”, dijo a México Pragmático Mujtaba Rahman, director gerente para Europa de Eurasia Group. “Se está jugando su reputación y su legado, y la estabilidad de Francia y la Unión Europea”.