La economía mexicana sigue creciendo, pero los datos más recientes muestran que está experimentando una desaceleración más profunda de lo esperado, por lo que uno por uno, los especialistas han ido reduciendo su pronóstico de crecimiento para este año. Ni el incremento en el gasto gubernamental, ni el de las campañas electorales, fueron suficientes para que el país mantuviera su ímpetu.
El FMI redujo por segunda ocasión su perspectiva de crecimiento para México, que ahora espera sea de 2,2% al final del año. Lo mismo han hecho firmas de análisis y fondos de inversión, con lo que el pronóstico del Gobierno de 2,5% va quedando cada vez más lejano. Esto implica una desaceleración en comparación con el alza de 3.2% visto en 2023. La producción manufacturera ha caído, igual que el consumo, mientras que la creación de nuevos empleos formales se frenó. En la segunda mitad de este año, se espera que la debilidad de la economía estadounidense, así como el proceso electoral del vecino del norte, se sumen a los factores negativos para México.
“Había grandes expectativas de que el crecimiento de este año se vería muy beneficiado por el comportamiento de la primera mitad, considerando que se aprobó un incremento al gasto del Gobierno”, dice Janneth Quiroz, directora de Análisis de Monex, “además, tuvimos un proceso electoral muy grande en junio y se esperaba que el gasto de las campañas impulsara el consumo privado… ese repunte no ocurrió”.
El Producto Interno Bruto (PIB) subió 1,9% en el primer trimestre del año, en comparación con el mismo trimestre de 2023, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). La cifra representa la sexta ralentización trimestral consecutiva.
Esto tomó por sorpresa a Quiroz y su equipo de analistas, quienes habían estimado que la actividad más fuerte de este año ocurriría en la primera mitad. “Nos dimos cuenta que la economía no siguió esa inercia que traía desde 2022 y la primera mitad de 2023. Creo que una vez que alcanzó su tamaño prepandemia, pensamos que ya estabamos hablando de un crecimiento más sostenido y posiblemente seguíamos hablando de una recuperación”.
La caída en el ritmo en la contratación de las empresas formales corre en paralelo a la desaceleración de la economía mexicana. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en junio el empleo formal tuvo un crecimiento interanual de 2%, registrando una caída de 0,2% respecto al mes anterior. “Con este dato se confirma nuestra expectativa de que el empleo formal continuaría desacelerándose”, escribió el economista de BBVA David Cervantes en un reporte publicado esta semana.
“Aunque esperamos que el empleo recupere algo de fuerza durante el tercer trimestre del año, seguimos pensando que continuará mostrando un ritmo de crecimiento más moderado en comparación con el año anterior”, dice el reporte. “Esto se debe a que prevalece un escenario de menor crecimiento económico respecto a años anteriores”, concluye Cervantes.
El consumo ha caído de manera importante en lo que va del año. Un estimado preliminar del Inegi para junio apunta a una caída mensual que pudiera explicarse, por lo menos en parte, por el incremento en los precios de las frutas y verduras. La inflación general llegó a 4,98% en el último mes, su mayor pico en lo que va de años, y algunos alimentos han subido de precio un 130%, por lo que muchos mexicanos han tenido que adaptarse comprando menos.
Detrás de este incremento en los precios está el mal clima. El propio banco central reconoció en su última junta de política monetaria que la sequía histórica vista este año redujo la producción agrícola, con lo que subieron los precios. Según un análisis de Monex, los precios de las frutas y verduras llevan 7 meses creciendo a tasas de dos dígitos y ahora las lluvias intensas e inundaciones podrían provocar un nuevo choque de oferta.
En la segunda mitad del año, los ojos están puestos en el sector externo. El principal socio comercial de México, EE UU, entró ya en su propia desaceleración, lo que confirma que la demanda por bienes mexicanos ya comenzó a bajar, como lo sugiere la caída de 1,5% de la manufactura registrada en abril.
Si bien las emergentes barreras comerciales entre EE UU y China han generado expectativas de que las empresas se relocalizarán a México, derramando recursos en la economía, los inversionistas están ahora mismo en modo de espera, dice Quiroz. La retórica anti-México del candidato puntero, Donald Trump, está generando dudas sobre la relación comercial con México y los resultados serán cruciales. “Nuestra elección y la de EE UU indudablemente añadieron incertidumbre para la toma de decisiones”, concluye la economista.