Cuanto más se estrecha el cerco legal en torno a Donald Trump, más aprobación ha ido ganando el expresidente entre los republicanos de cara a las presidenciales de 2024. Así lo confirmaba el último sondeo, de la cadena conservadora Fox News, pocas horas antes de anunciarse su imputación por un gran jurado de Nueva York por cargos relacionados con un pago secreto a la actriz porno Stormy Daniels para tapar una aventura extramatrimonial. La encuesta, publicada este jueves, daba a Trump 30 puntos sobre Ron DeSantis, el doble de los que le sacaba en febrero. La histórica acusación, lejos de comprometer su futuro político, podría multiplicar su pegada.
La imputación, una medida que habría acabado con las aspiraciones de un político tradicional, es empleada por Trump para impulsar su intento de volver en 2024 a la Casa Blanca. El exmandatario republicano recurrió a la embestida del fiscal Alvin Bragg como el asunto central de su primer mitin de campaña y recurre a este asunto constantemente para recaudar fondos y pedir donaciones. Aunque la imputación podría servirle en las primarias republicanas, apelando a la idea de ser víctima de una caza de brujas del establishmentdemócrata, parece más difícil que le ayudara a ganar la elección presidencial (si logra la nominación para 2024), ya que podría ahuyentar a los votantes más moderados.
La imagen del exmandatario a su llegada a la Fiscalía de Manhattan, probablemente esposado con las manos por delante, como los delincuentes de cuello blanco, será el siguiente paso. Se trata —en un caso tan potencialmente explosivo como este, la primera imputación a un mandatario estadounidense en activo o retirado— de que la entrega de Trump sea lo más ordenada posible, es decir, sin sobresaltos ni más aspavientos que los de su habitual retórica. Responsables de la Fiscalía coordinaban en la noche de este jueves con los abogados del republicano su entrega “para comparecer por una acusación del tribunal, que permanece sellada”, reza el comunicado de un portavoz de la Fiscalía. La cadena CNN apuntaba que se le imputarán hasta 34 cargos por falsedad mercantil, pues la Organización Trump consignó como “gastos legales” el soborno a la actriz. “Se proporcionará información cuando se decida la fecha de la comparecencia”, concluía el comunicado de la Fiscalía.
Cuando el 18 de marzo Trump llamó a sus seguidores a protestar contra la “persecución política” de la que dice ser objeto, las imágenes del asalto por una horda trumpista del Capitolio, en enero de 2021, cobraron nueva vida. El temor a una repetición de la violencia es la principal preocupación de las autoridades de la ciudad, que evalúan planes de contingencia desde hace semanas, incluida la movilización de todo el departamento de policía de la ciudad, el mayor del país. Planes para afrontar cualquier eventualidad, porque, como subrayó este jueves Michael Cohen, exabogado personal de Trump y principal testigo de cargo de la acusación, la imputación y la supuesta entrega de Trump “no son el final, sino el principio”. Cohen fue el encargado de pagar los 130.000 dólares a Daniels en octubre de 2016, 12 días antes de las elecciones que llevaron a Trump a la Casa Blanca, para evitar un escándalo que dinamitase su victoria.
Silencio sobre los plazos
Aunque la Fiscalía guarda un escrupuloso silencio sobre los plazos, uno de los abogados de Trump, Joe Tacopina, ha declarado este jueves a la cadena NBC que esperan que su representado acuda a la oficina del fiscal del distrito de Manhattan a principios de la semana que viene. Otra abogada del equipo, Susan Necheles, ha concretado que será el martes, según informaba el diario The New York Times. Una fecha valle del calendario, que coincide con la Spring Break o vacaciones de primavera, correspondientes a la Semana Santa y la Pascua judía, y cuando las oficinas de la Administración funcionan a medio gas.
La imputación del gran jurado significa únicamente que Trump ha sido acusado formalmente de uno o varios delitos, por lo que la detención, obedezca a una entrega voluntaria o se produzca por la fuerza, es solo un paso en el proceso. Medios locales han informado este jueves de que tras la hipotética detención es posible que al expresidente se le tomen las huellas dactilares y se haga una foto para la ficha policial, que podría trascender a la prensa. El efecto multiplicador, en la opinión pública republicana, de un Trump fichado cual delincuente —consagrado como víctima— puede arrollar entre las bases trumpistas.
No obstante, está por verse si accede a hacerlo voluntariamente. No parece, a juzgar por su reacción, que concuerde con la inevitabilidad de una rendición; al contrario, este jueves se escudó en la “caza de brujas” de la que dice ser objeto por parte de sus rivales demócratas, “estos matones de la izquierda radical”, como los definió en un mensaje publicado su red social. “Esto es un ataque a nuestro país que carece de precedentes”, escribió, en virulentas mayúsculas, en Truth Social. “Estados Unidos es ahora una nación del tercer mundo en serio declive. ¡Qué triste!”.
“¡No puedo tener un juicio justo!”
“¡Saben que no puedo tener un juicio justo en Nueva York!”, añadió después en Truth Social. Si sus abogados no están en lo cierto, el republicano, atrincherado en su residencia de Mar-a-Lago (Florida) desde hace semanas —declinó la oferta de la Fiscalía para declarar durante la investigación—, podría contar con la ayuda de su correligionario, y potencial rival en las presidenciales, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que ha dicho que no le extraditará.
Todos los ojos están puestos en la oficina del fiscal de Manhattan, el demócrata Alvin Bragg, la bestia negra favorita de Trump y al que ha descalificado de nuevo como un pelele en manos del financiero George Soros. El caso Trump, la investigación por presuntamente violar las normas de financiación de la campaña electoral de 2016 que constituiría ulteriormente el pago en negro a Daniels, languidecía en su oficina cuando Bragg fue elegido fiscal, en las primarias demócratas de 2021. Fue un caso heredado de su predecesor, el también demócrata Cyrus Jr. Vance, y a punto estuvo de descarrilar tras la renuncia de los dos principales investigadores, a comienzos de 2022, por dudas sobre la determinación de Bragg de sacar adelante la causa. Muchos pensaron entonces que sería sobreseída, pero el testimonio de Cohen, convertido en azote de su antiguo patrón, y de Daniels reforzó la investigación.
“Por primera vez en la historia de nuestra nación, un presidente ha sido imputado. Me consuela comprobar la validez del adagio de que nadie está por encima de la ley, ni siquiera un expresidente. La rendición de cuentas importa de verdad”, ha declarado el antiguo abogado de Trump a la CNN, no sin recordar la debida presunción de inocencia. “La acusación contra Donald Trump no es motivo de alegría”, dijo por su parte el abogado de Daniels, Clifford Brewster, en Twitter. “Hay que respetar el duro y concienzudo trabajo de los grandes jurados. Ahora que prevalezcan la verdad y la justicia. Nadie está por encima de la ley”. En la misma red social, Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, celebraba la imputación con un brindis. “Gracias a todos por vuestro apoyo y cariño. Tengo tantos mensajes que no puedo responder… Tampoco quiero derramar mi champán”.