La desaceleración de la inflación no ha llegado de lleno a las mesas de los hogares mexicanos. En abril, el listado de los precios se ubicó en 6,25%, disminuyendo por tercer mes consecutivo y situándose en su nivel más bajo desde octubre de 2021, según reveló este martes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Sin embargo, la persistencia al alza en algunos alimentos como la tortilla, el frijol y el huevo han impedido que esta caída se traduzca en una rebaja en el costo de la canasta básica en México. De acuerdo con datos oficiales, al cierre de abril, en ciudades como Mérida, Monterrey, Hermosillo, Puebla y en algunos puntos de Ciudad de México, la suma de estos 24 productos de primera fue de poco más de 1.000 pesos, pero los pequeños comerciantes advierten de que en algunos puntos de venta el costo total rebasa los 1.500 pesos.
Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base, explica que esta caída en la inflación luego de tocar máximos de 8,7% en septiembre y agosto del año pasado se debe, en parte, al ajuste a la baja de las tarifas aéreas y servicios turísticos tras la temporada vacacional de Semana Santa, a la caída en los precios del gas natural, gas LP y electricidad, así como a la ausencia de presiones inflacionarias en algunos productos agropecuarios. En el desglose de las cifras, la inflación subyacente, donde se agrupan los productos con mayor variación de precios como productos agropecuarios y energéticos, se situó en 2,12% a tasa anual, su menor nivel desde diciembre de 2020. El subcomponente de productos agropecuarios mostró una inflación mensual nula del 0% y anual de 6,1%. Aunque productos como el chile serrano, el pepino, el jitomate y el tomate verde bajaron sus precios; la naranja (14%), el chayote (13%) y el pollo (4,7%) reportaron un incremento, respecto a marzo.
La escalada de precios en el componente subyacente —que se excluye energéticos y agropecuarios— se situó en 7,6%, un porcentaje menor al 8% que alcanzó el mes pasado. Al interior, algunas de las mercancías que registraron un mayor incremento el pasado abril, respecto a marzo fueron el ron (3,8%), el azúcar (1,9%) y los cereales en hojuelas (1,6%). El pronóstico de Banco Base perfila que al cierre de este año la inflación descenderá hasta un 5,1%.
Hace un año, el Gobierno de López Obrador implementó el Paquete contra la inflación y la carestía (Pacic) —una estrategia pactada con las principales empresas para mantener estables los precios de la canasta básica—. Las primeras medidas de la Administración se presentaron en mayo pasado, sin embargo, ante una escalada de precios desbocada en los meses siguientes, el Ejecutivo redobló su apuesta, y en octubre de 2022 presentó una nueva batería de medidas para frenar la inflación. El objetivo en ese entonces fue claro: reducir un 8% el precio máximo promedio de la canasta básica y pasar de 1.129 pesos a 1.039 pesos.
A un año de la puesta en marcha del Pacic, sus resultados no han estado a la altura de las expectativas fijadas por el propio Gobierno. Según el más reciente monitoreo de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en algunos puntos de venta, esta canasta básica se oferta en precios de entre 800 a 900 pesos. No obstante, la verificación de precios de este organismo oficial también arroja que en supermercados de la península de Yucatán, del norte del país e incluso en Ciudad de México, el coste de la canasta básica supera aún los 1.000 pesos.
Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), explica que la meta máxima de esta batería de medidas de la Administración federal era bajar el precio de la canasta básica hasta un 8% y hasta abril, según su monitoreo de precios, solo se había reducido el precio un 3,3% en Ciudad de México. De acuerdo con el análisis de la consultora, en la capital del país, de los 24 productos que compone la canasta básica, unos 14 registraron alzas de octubre pasado. De acuerdo con sus cálculos, el kilo de limón pasó de cotizarse en 34 pesos en octubre pasado a casi 49 pesos, mientras que el pan de caja elevó su precio en ese periodo de 41 a 44 pesos.
El alza no solo se cierne sobre estos productos, también ha alcanzado a alimentos vitales en la dieta nacional como el huevo o el frijol. De acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercado de la Secretaría de Economía, hace un año un kilo de huevo blanco en Ciudad de México se cotizaba en 39 pesos al menudeo, ahora el kilo rebasa los 47 pesos. En este mismo sentido, el kilo de frijol negro se vendía en 23 pesos en mayo del año pasado y actualmente ronda los 27 pesos. La tortilla, uno de los productos predilectos en la dieta de los mexicanos, se cotiza en algunos Estados como en Sonora por encima de los 28 pesos el kilo, lo que supone un aumento del 19% respecto al costo del mismo periodo del año pasado, según cifras oficiales.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) advierte de que aunque los datos de la Profeco dibujen una canasta básica con precios de 800 a 900 pesos, ellos en el monitoreo con los más 228.000 comercios reportan un coste por estos 24 productos por encima de los 1.500 pesos, lo que supone un encarecimiento del 36% en comparación a inicios del año. Rivera atribuye esta alza persistente en ciertos alimentos a las sequías, a la fallida política agropecuaria del Gobierno de López Obrador, a los costes adicionales por la inseguridad en carreteras y, finalmente, a la especulación de intermediarios. “El consumo popular se ha empobrecido en cantidad y en calidad. La gente ha traducido su consumo a productos genéricos, a granel y artesanales, y el comerciante ha visto que baja la compra mensual de cada cliente, antes estaba en 250 a 300 pesos diarios, ahora se ubica en 100 pesos”, lamenta.