La inflación en México continúa desacelerándose, pero aún sigue apretando el bolsillo de los consumidores, principalmente en cuanto al costo de los alimentos. Según el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de la primera quincena de noviembre elaborado por el Inegi, la tasa anual de la inflación se ubicó en 8,14% anual, sumando así cinco quincenas a la baja tras alcanzar uno de sus puntos más altos en agosto de este año.
Aunque los datos parecen alentadores para los analistas económicos, quienes preveían una tasa de 8,25% para la primera quincena de noviembre, el precio de los alimentos sigue colocando entre las cuerdas a las finanzas de los mexicanos, con un incremento de 14,10% en el rubro de los alimentos, bebidas y tabaco. La inflación subyacente —que no tiene en cuenta los alimentos frescos ni la energía por su volatilidad— sigue cuesta arriba, ubicándose en 8,66% a tasa anual en contraste con el 8,45% de la quincena anterior, muy lejos del objetivo del Banco de México.
El precio de la electricidad fue el que mayor alza registró a inicios de noviembre, con un aumento de 20,29%, seguido del transporte aéreo con 12,93% y el chile serrano con un alza de 26,11%. En contraste, la cebolla bajó su precio en 13,02% y el gas doméstico licuado de petróleo (LP), bajó 1.32%.
“A pesar de que se ha desacelerado el ritmo de incrementos en los precios de mercancías, sigue siendo evidencia temprana de disminución de las presiones inflacionarias y no que han desaparecido los riesgos al alza para la inflación”, dice Gabriela Siller, directora de análisis financiero de Grupo Base.