“Estamos viendo las primeras olas de un tsunami”. Así describe la empresaria Núria Vilanova, presidenta del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), la creciente atracción de las grandes empresas latinoamericanas por España. Esta semana se ha conocido que el grupo mexicano Besant ha alcanzado un acuerdo para comprar por 100 millones de euros un edificio emblemático situado en la madrileña calle de Alcalá.
Es solo el último ejemplo del flujo de capital que está llegando procedente de América Latina. Empezó hace algo más de una década con compras de viviendas de lujo en el barrio de Salamanca de Madrid y zonas exclusivas de otras grandes capitales españolas, pero en los últimos años la fiebre por invertir en España se ha disparado al otro lado del charco. Carlos Slim, con su entrada en Ferrovial; o la familia Amodio, en OHLA, son solo algunos de los nombres más conocidos de esta viaje, pero hay muchos más.
“Soy un believer de España”, aseguraba esta semana un destacado empresario mexicano a un reducido grupo de periodistas para tratar de explicar la creciente atracción que sienten las empresas latinoamericanas. “Todos quieren ir allí”, añadía mientras señalaba con un gesto a otros directivos ataviados con guayaberas blancas, copa en la mano y animada charla durante el cóctel de bienvenida del congreso anual de Ceapi, celebrado en Cartagena de Indias, Colombia. Esta organización —que invitó a varios medios de comunicación, ha reunido a más de 400 empresarios de ambas orillas del Atlántico para estrechar relaciones y buscar oportunidades de inversión y nuevos negocios.
La inversión acumulada de las compañías latinoamericanas en España alcanza ya los 66.883 millones de euros, según el informe Global Latam 2024, elaborado por el ICEX-Invest in Spain y la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). El estudio, publicado hace solo unas semanas, detalla que el año pasado las empresas de América Latina destinaron 2.835 millones a nuestro país, lo que representa un incremento del 138% respecto al año anterior. “Cabe afirmar que el interés de las compañías latinoamericanas por abordar el mercado español, en muchos casos con el objetivo último de cubrir el mercado europeo, es creciente, y que el capital latinoamericano es ya una parte muy relevante de la economía española y su tejido productivo”, remarca.
Carlos Vargas, un empresario peruano, cuenta que acaba de hacerse con una adjudicación de una de las terminales de carga de Aena en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, a través de Andino Investment Holding, el grupo que preside, con intereses en el sector aeroportuario, transporte marítimo y puertos, logística y fondos de inversión. Explica que ha fijado la sede exterior de su empresa en Madrid. “Es donde hay que estar”, dice. Vargas defiende que España no es solo la puerta de entrada a la Unión Europea. También es un país con estabilidad y seguridad. “Compartimos lengua, cultura, religión y usos del derecho de fuente romana”, apunta. Otro inversor interviene para justificar que los problemas de España comparados con los que tienen los países de América Latina “son de chiquitos”. Y lo explica: “Nosotros tuvimos una crisis inflacionaria enorme.
Los precios cambiaban hasta tres veces al día. Tenemos más inestabilidad económica, política… Es cierto que también tenemos más oportunidades, pero muchos más riesgos. Invertir en España es una forma de equilibrar el porfolio. Las inversiones aquí son más rentables, pero también más inestables”. ¿Por qué invierten si en España hay menos rentabilidad? “Porque es un sitio con una moneda estable, los tipos de interés suelen ser menos volátiles que en Latinoamérica. La rentabilidad es más baja, pero también es más segura”, explica un empresario español del sector de las infraestructuras.
España se ha consolidado como el segundo destino de las empresas latinoamericanas, solo por detrás de Estados Unidos, según el informe Global Latam 2024. Un 58% de toda esta inversión procede de México (1.645 millones de euros), que fue el quinto mayor inversor en España en 2023.
Un empresario colombiano recuerda que el atractivo de nuestro país no es solo por el idioma o por ser el puente a la UE. Todos ellos insisten en que las condiciones financieras, las posibilidades de financiación, la estabilidad de los tipos de interés y los costes financieros son mucho más ventajosos. Y ponen de ejemplo algunas operaciones que han podido financiar con más facilidad porque los mercados de capitales del Viejo Continente son más ágiles y están más consolidados. “También es una cuestión de seguridad”, reconoce otro. “Está bien tener un pie en España, un país mucho más seguro que cualquier capital latinoamericana. Aquí tenemos que ir en coches blindados y moverte con cuidado”, indica el dueño de una gran empresa, que asegura que cada vez pasa más tiempo con la familia en Madrid.
Núria Vilanova recuerda que España ha demostrado ser “un trampolín muy eficaz para saltar a otros mercados europeos o africanos”. Remarca que África es una potencia con una población similar a la de la India o China. Y pone de ejemplo el caso de Postobón, una empresa colombiana de bebidas no alcohólicas, con presencia en más de una veintena de países. Juan Sebastián Barrientos, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Postobón, propiedad del holding Ardila Lülle, un gigante con presencia en 30 países, explica que lleva varios años invirtiendo en España. Barrientos, que califica como “diáspora latinoamericana” el salto empresarial de la región a España, cuenta que a principios de este año su grupo decidió ampliar el negocio de distribución de café en nuestro país para alcanzar los 6.000 puntos de venta.
Una encuesta a 23 compañías latinoamericanas que han desembarcado recientemente en España revela que las dos principales razones para escoger este destino son su localización geográfica, por la cercanía a mercados como Europa o África (70% del total), y el idioma común y la cercanía cultural (78% de los sondeados), según el Barómetro de la inversión latinoamericana en España, elaborado por CEAPI y el ICEX.
El estudio analiza el caso de tres empresas latinoamericanas que han dado el salto desde el Atlántico hace pocos meses. Se trata del grupo colombiano Trinity, que esta primavera ha cerrado la compra de la red de perfumerías y productos del hogar de la cadena de supermercados Dia. “No tengo la menor duda de que la inversión de las empresas latinoamericanas en España va a aumentar”, refrendó Omar González, presidente de Trinity, quien ha calificado como “una nueva conquista” la fiebre que se vive por España en ese lado del Atlántico.
También está la experiencia del grupo mexicano Orlegi Sports, que se dedica a la transformación y gestión de estadios y equipos de fútbol y que ha comprado el Sporting de Gijón de LaLiga española. Y el caso de la empresa de origen venezolano ND Ventures, que presta servicios de banca de inversión, con negocios en start-ups tecnológicas, y que ha movilizado capital hacia España para empresas tecnológicas de salud y agroindustria, pero también en el sector industrial.
Uno de los protagonistas de la reunión de empresarios en Cartagena de Indias ha sido Jaime Gilinski, propietario del grupo que lleva su apellido, del que se dice que sus empresas tienen un valor equivalente al 20% del PIB de Colombia. “Estamos mirando oportunidades distintas todo el tiempo en distintos sectores y en distintos países, no solo en Colombia”. Gilinski ya tiene experiencia en España, donde fue uno de los máximos accionistas del Banco Sabadell, pero deshizo sus posiciones hace años. Ahora muchos están pendientes de su regreso, pero mantiene sus planes con discreción.
Junto a él, personajes como Stanley Motta, presidente de Copa Airlines y la mayor fortuna de Panamá; Paola Luksic, miembro de una de las familias más poderosas de Chile, propietarias de las mayores minas de cobre del mundo y con intereses en varios sectores; Isabel Noboa, fundadora del Grupo Nobis, el holding más importante de Ecuador con presencia en el sector agroalimentario, inmobiliario o industrial, tienen un ojo puesto en España.
Tras preguntar a cerca de una decena de empresarios de varias nacionalidades, incluidos españoles, sobre el interés que suscita España para las empresas latinoamericanas, la conclusión es que hay varios factores. Más allá de la seguridad, las mejores condiciones de financiación, los mercados de capitales más desarrollados o una mayor estabilidad económica y en la política monetaria, muchos describen un relato en el que tras la crisis financiera de 2008-2012 algunas empresas españolas tuvieron que deshacerse de sus negocios en América Latina dejando un campo libre para compañías locales, que crecieron con rapidez ocupando el espacio que había surgido en banca, telecomunicaciones, distribución o infraestructuras.
Pero los mercados del Nuevo Continente están fragmentados, como explica Sergio Díaz-Granados, presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Apenas hay colaboración entre los países, que tienen barreras administrativas y legales para inversiones entre sus vecinos. Y eso se produce con empresas que han ganado peso y tienen mucho músculo. “Los empresarios aquí son dueños de sus grupos. Tienen mucha plata. Un millonario latinoamericano tiene mucho más dinero que un millonario español”, describe un empresario español. “Se les quedan pequeños sus países. Tienen un problema de fragmentación. No pueden escalar. Necesitan buscar espacio para ampliar sus remanentes y España es el destino ideal”, asegura un ejecutivo español de una empresa del Ibex.
“Vemos a España como una geografía absolutamente relevante por eso. Tenemos casi 600 tiendas de las cuales el 90% están en nuestro territorio natural. El país ibérico se convierte en la puerta que puede llevar a 1.200 o 2.000 tiendas en el corto plazo. Es el punto de entrada a Europa, pero también para llegar a otros mercados”, explica Camila Escobar, presidenta de Procafecol, la empresa detrás de la marca de café Juan Valdez, que está en 15 países en América Latina. Pero Escobar reflexiona que para tener un crecimiento exponencial este “puede venir, justamente, desde fuera de ese mercado natural”.
Hay otro motivo que explica este fenómeno. Los empresarios latinoamericanos son propietarios de sus compañías. Tienen family offices, instrumentos societarios con los que gestionan los bienes patrimoniales y financieros de la familia, para los que demandan cierta estabilidad. Por eso compran viviendas en el madrileño barrio de Salamanca a través de estos instrumentos o prefieren realizar sus inversiones en España a través de ellos. A esto se suma el auge de las escuelas de negocio de Madrid.
“España está teniendo el privilegio de educar a muchas de las élites de América Latina, lo que antes hacía Estados Unidos. Ahora España está tomando el relevo”, desliza Vilanova. Antes los enviaban a Miami u otras universidades estadounidenses, pero ahora los campus de Madrid acogen a muchos estudiantes latinoamericanos que terminan haciendo contactos y negocios en España. “Empiezan con un pequeño emprendimiento, demuestran que tiene éxito y desde los family office les acaban pidiendo que inviertan el dinero de la familia en España”, añade la empresaria española.
España es un buen trampolín y acoge a las empresas de América Latina con entusiasmo, recalca Vilanova. “El que sea un trampolín, el que haya ya una gran red de empresarios de todos los países, desde los más pequeños a los más grandes, desde Paraguay y Uruguay a México o Brasil, hace que haya una red de éxito que anima a los otros empresarios, los jóvenes que se convierten en emprendedores. Creo que va a ir recibiendo oleadas más relevantes de inversión latinoamericana y que es muy importante para Latinoamérica”, concluye.