Las consecuencias de la militarización de México

Durante sus campañas electorales en 2006, el actual presidente de México Andres Manuel López Obrador (AMLO) exigía que los militares regresaran a los cuarteles. En más de una ocasión criticó los principios del expresidente de México Felipe Calderón quien es conocido por empezar la “Guerra contra el narco” durante su mandato (2006-2012). Hoy en día, AMLO ha consentido a las Fuerzas Armadas más que ningún otro presidente en la historia moderna de México. 

López Obrador ha entregado más de 200 labores civiles a los militares. Entre estos destacan la seguridad pública, control de migración en ambas fronteras, construcción de obras como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la refinadora Dos Bocas, distribución de vacunas, control de puertos, y un largo etcétera. Durante el presente año, las FFAA tienen el segundo presupuesto más alto de la función pública, manejando más de 200,000 millones de pesos (aunque el número exacto no es público). 

Revista Expansión hizo una lista de ALGUNAS de las funciones públicas que se le han asignado a las FFAA durante la presente administración. 

  • Construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
  • Edificación de 2,700 sucursales del Banco del Bienestar.
  • Tramo 1, 6 y 7 del Tren Maya.
  • Construcción del Aeropuerto de Tulúm.
  • Administración del aeropuerto en Chetumal, Quintana Roo y el de Palenque, Chiapas.
  • Remodelación de 32 hospitales que fueron abandonados por sexenios anteriores.
  • Apoyo en la atención a la emergencia de Covid-19.
  • Traslado de vacunas Covid-19.
  • Combate al robo de hidrocarburos.
  • Vigilancia de la frontera norte y sur para el control migratorio.
  • Construcción de cuarteles para la Guardia Nacional.
  • Apoyo al programa Sembrando Vida.
  • Vigilancia a la entrega de recursos de programas sociales.
  • Entrega de libros de texto gratuito.
  • Traslado de mercancía decomisada a comunidades pobres a través del “Tianguis del Bienestar”.
  • Administración y control de aduanas marítimas y terrestres.
  • Administración de Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
  • Limpieza del sargazo en Quintana Roo.
  • Custodia de pipas de Pemex.
  • Entrega de medicamentos.

La siguiente gráfica muestra las fluctuaciones en los presupuestos entregados a la Secretaría de Marina (Semar) durante los últimos 10 años. Como puede apreciarse, los niveles de presupuesto asignados durante la administración de AMLO no tienen precedentes.

Mientras tanto, la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), con presupuestos mucho más altos que la Semar, ha sufrido solo una disminución desde que AMLO tomó la silla presidencial. 

Por el contrario, se ha reducido el presupuesto para las instituciones civiles (Fiscalía General de la República, Secretaría de Seguridad Pública y Gobernación) durante la presente administración. Esta disparidad entre los presupuestos de ambos tipos de instituciones confirman la prioridad para la actual administración federal. De acuerdo a México Evalúa, un centro de pensamiento y análisis, basta con comparar los números entre el 2014 y el año actual. En el primero, los presupuestos para ambos tipos de instituciones eran similares, rondando los 120,000 millones de pesos para cada una. Hoy, el presupuesto de las instituciones civiles es menor a 60,000 millones de pesos, mientras que las militares (Sedena, Semar, Guardia Nacional) se llevan más de 200,000 millones. 

Las Fuerzas Armadas tienen una herencia genética de disciplina y control dirigida exclusivamente a la defensa de la nación. Tomando en cuenta que México no es un país bélico, es lógico dirigir estos recursos hacia conflictos internos. Anteriormente a la administración de Felipe Calderón (2006-2012), el ejército y la marina tenían la exclusiva tarea de combatir al crimen organizado. Hoy, como ya se sabe, esto ha cambiado drásticamente. 

La tendencia de la actual administración de MORENA a otorgar más tareas y presupuestos a las Fuerzas Armadas mexicanas viene con alarmismo. La presencia militar en la función pública suele llevar una correlación negativa con la democracia. Es decir, a mayor presencia militar, menor el nivel de democracia en México. Las Fuerzas Armadas se rigen por leyes distintas al resto de los ciudadanos en el país, por lo que son recurrentes las violaciones a los derechos y a las garantías individuales (sin penalidades para los militares), cuando a estos se les asigna la tarea de la seguridad pública. Además, las FFAA tienen la autoridad de no publicar los destinos de sus recursos al clasificarlos como “reservados” por temas de seguridad nacional. 

La cuestión de las tareas asignadas a la FFAA mexicanas tomó relevancia desde que recientemente, el presidente de México comentó que está considerando pasar el control de la Guardia Nacional, institución civil que vela por la seguridad de la ciudadanía, a la Secretaría de Defensa Nacional. 

Por otro lado, existe una fuerte confianza en las Fuerzas Armadas del país. Según datos de la última Encuesta Nacional de Cultura Cívica, el Ejército y la Marina son esas dos instituciones con mayores niveles de confianza, en un 63%. Le sigue la Guardia Nacional con un 60%, y el Instituto Nacional Electoral con 59%. De acuerdo a la misma encuesta, un 40% de mexicanos aprueba un gobierno encabezado por militares. Lo anterior se puede deber principalmente al hartazgo que existe hacia la inseguridad pública. Durante la administración de AMLO, el número de homicidios ha alcanzado niveles sin precedentes, con un promedio de 36 mil asesinatos al año.

El presidente comenzó su administración con una política de “abrazos y no balazos” hacia el crimen que se vive en el país, la cual implica no usar la fuerza, ni violencia en contra de los criminales. El doctor Claudio Lomnitz, profesor de estudios mexicanos de la Universidad de Columbia afirmó en su cuenta de Twitter que esta política pudo estar siempre dirigida a la militarización de México; “ignorar el problema hasta que los niveles de inseguridad suban a niveles récord, y militarizar al país bajo la justificación de que es la única manera de combatir la violencia”. 

Durante la historia de Latinoamérica, las Fuerzas Armadas han jugado papeles cruciales en el derrocamiento de gobiernos. Durante las décadas de 1960 y 1970, gran parte de la región estaba gobernada por militares, y la mayoría de estos ascendió al poder por medio de la fuerza. Por eso, para los gobernantes, es de vital relevancia “mantener contenta a sus fuerzas armadas”, aún cuando el pueblo desapruebe al gobierno. 

Mientras gradualmente se militariza México (porque sucederá), es necesario encontrar los medios legales por los cuales se rendirán cuenta a los elementos del ejército que cometan cualquier tipo de falta. Está ocurriendo una militarización de la policía, y una “policiación” de las FFAA. Todo indica que ambas instituciones (civiles y militares), tendrán el control de las calles y el patrullaje en un futuro no muy lejano.