El freno a las economías de Latinoamérica parece haber pasado de ser una advertencia a una realidad. Las cifras más recientes de Brasil, Chile y México, entre otros países, muestran que la actividad económica se ralentiza. Bancos centrales fuertes y finanzas públicas estables serán las claves para navegar la tormenta y evitar el aumento de la pobreza, apuntan especialistas. El riesgo político surge, además, como uno de los más grandes para el crecimiento.
En Brasil, el índice de actividad económico publicado por el banco central el lunes sorprendió a analistas al caer 1,13%, más del doble de la baja de 0,5% esperada por economistas consultados por la agencia Reuters. El jueves, el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de México, no tuvo variación en septiembre, en comparación con el mes anterior. Esta tendencia apunta a un estancamiento. Mientras tanto, en Chile, un índice similar muestra que la economía se está desacelerando. Si bien los pronósticos para la región, en general, se han vuelto más pesimistas, Colombia y Perú sorprendieron con una actividad económica más alta de lo esperado en las últimas semanas.
“El impulso de crecimiento es actualmente positivo”, escribieron economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) en una publicación enfocada en Latinoamérica. “Pero el financiamiento es cada vez más escaso y más costoso a medida que los principales bancos centrales elevan las tasas de interés para controlar la inflación. Las entradas de capital a los mercados emergentes se están desacelerando y los costos de los préstamos externos están aumentando. Las tasas de interés internas en los mercados emergentes también están aumentando debido a que sus bancos centrales también las están subiendo para combatir la inflación, pero también debido a la reducción del apetito de los inversores por activos de riesgo”, apuntaron en el texto Santiago Acosta-Ormaechea, Gustavo Adler, Ilan Goldfajn y Anna Ivanova.
La firma de análisis Focus Economics prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región crezca 2,9% este año y pierda fuerza en 2023, afectada por el la tensión geopolítica entre Rusia y occidente, las condiciones financieras y un debilitamiento de uno de los principales mercados de exportación, China. Por su parte, el especialista Benito Berber, economista jefe para América Latina del banco suizo Natixis, coincide con este punto de vista.
“La mayoría de los índices mensuales del PIB de la región registraron tasas de crecimiento mensuales negativas en los últimos meses”, escribió Berber en su reporte a clientes esta semana. “Este es un desarrollo importante porque el crecimiento había sido muy resistente en el primer semestre… los vientos de una recesión global han comenzado a soplar”.
El estratega de mercados Luciano Rostagno del banco Mizuho advirtió que la tendencia alcista de los últimos meses “ha terminado o está a punto de terminar y que la región perderá un impulso significativo en los próximos trimestres”, en un correo electrónico. Si bien algunas economías latinoamericanas han sido resistentes a la desaceleración económica mundial en curso, Rostagno argumenta que es poco probable que la tendencia continúe. “La mayor parte de las recuperaciones cíclicas de la recesión inducida por la pandemia ya ha quedado atrás. Además, se espera que los términos de intercambio más bajos y las condiciones financieras más estrictas ejerzan un importante impulso a la baja en el crecimiento económico”, agregó.
En Chile, la tasa de interés alcanzó 11,25%, su nivel máximo desde 1998, con lo que se ha frenado la economía. Además, los esfuerzos de consolidación fiscal y la incertidumbre política en torno a la convención constitucional han agregado presión. Mizuho augura una contracción de 0,5% en 2023 en Chile.
Este año, la tensión política es quizás más fuerte en Brasil, en donde a finales de mes se definirá en elecciones si el presidente Jair Bolsonaro continúa en el poder o llega un cambio de Gobierno con el ex presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva. Mizuho estima que la primera economía de Latinoamérica crecerá solo 0,8% este año, debido a la fuerte alza de tasas de interés. Los últimos registros de inflación sugieren que la política monetaria ha funcionado, ya que empieza a bajar.
“El crecimiento económico de Brasil sigue siendo uno de los más débiles en la región este año y en 2023″, dice un informe de pronósticos de Focus Economics, “El consumo privado y exportaciones se perfilan como los principales motores del crecimiento, mientras que la incertidumbre política en las secuelas de las elecciones y un aumento potencialmente fuerte en el gasto público son factores clave a observar”, apuntaron los especialistas de la firma.
Argentina también enfrentará una recesión el próximo año, vaticina Rostagno, de Mizuho, ya que el ministro de Economía, Sergio Massa, ha anunciado la implementación de políticas austeras para evitar un incumplimiento.
“Si bien los altos niveles de reservas internacionales de la región y la sólida credibilidad del banco central ayudarán a mitigar el impacto de las condiciones financieras más estrictas, el aumento de los costos de endeudamiento pondrá a prueba las finanzas públicas a través de mayores pagos de intereses, ya que la deuda pública y las necesidades de financiamiento siguen siendo elevadas”, asegura el FMI.
“Dadas las necesidades sociales apremiantes de la región, las políticas para reducir la deuda y los déficits solo pueden ser eficaces y duraderas si son inclusivas, es decir, si protegen a los pobres”, apuntan los economistas del Fondo. “ Incluso donde existe espacio fiscal, la política fiscal también debe ir de la mano con la política monetaria, centrándose en apoyar a los grupos vulnerables, especialmente mientras persiste la alta inflación y el crecimiento se debilita, pero sin impulsar la demanda interna. Esto requerirá una calibración cuidadosa para compensar las medidas de gasto para proteger a los pobres”.