En la foto salen arrodillados, amordazados y golpeados. Dicen sus familiares que son ellos, pero Roberto Olmeda, Diego Lara, Uriel Galván, Jaime Martínez y Dante Cedillo son mucho más. Practican boxeo y ciclismo, estudian ingeniería y trabajan en una herrería, le van al América y a Messi, escuchan a Junior H y Peso Pluma. Fue casi ayer que fueron al cine a ver Oppenheimer. Amigos de la infancia, tienen entre 19 y 22 años. El viernes 11 de agosto se vieron donde siempre: en el mirador de San Miguel, en Lagos de Moreno, en el Estado mexicano de Jalisco. Enviaron un último mensaje a las 22.55 para avisar de que ya iban a casa y después de eso ya solo hay dolor. La desaparición de los muchachos y la difusión de las brutales imágenes de su secuestro han sacudido a un país anestesiado y muestran las dificultades de las autoridades para esclarecer los casos de los desaparecidos.
A un costado está el video del horror —donde aparecen dos de los muchachos tumbados boca abajo, con sus playeras blancas cubiertas de sangre, y otro de los chicos obligado a golpear y acuchillar a uno de sus amigos— y al otro, la grabación del grupo en un atardecer en el mirador, el video de Uriel de pequeño presumiendo de bicicleta o las fotos de Diego en la playa con su hermana, los premios de ciclismo de Dante y el llanto entrecortado del padre de Roberto esperando en lo alto del mirador a que vuelva su hijo desaparecido: “Ándale mi Cochi, ¿por dónde va a subir usted mijo?”.
La escasa información oficial impide saber quién, dónde o por qué se llevó a los muchachos. El rastro apunta al crimen organizado. El video difundido llevaba la marca de “Puro MZ”, que se atribuye al Mayo Zambada, líder del cartel de Sinaloa, y el coche de uno de los jóvenes fue encontrado en llamas en la carretera que une Lagos de Moreno con Encarnación de Díaz, una zona roja por la disputa entre los de Sinaloa y el Cartel Jalisco de Nueva Generación (CJNG). El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, afirmó el miércoles que es “evidente” la conexión del crimen con los grupos del narcotráfico.
Pero, antes, ¿dónde están los jóvenes? Han pasado seis días y las autoridades siguen sin recuperarlos. El miércoles en la tarde, la Fiscalía encontró el inmueble donde presuntamente se tomaron la foto y el video. Horas más tarde identificó una finca con los restos calcinados de cuatro personas. Mientras, las familias rotas solo esperan: “Ya regrésennoslos. Cómo estén no importa. Las personas que los tienen, regrésenlos. Ya no nos estén desgastando una y otra vez”.