Si el trabajo de una mujer nunca termina, las mujeres mexicanas la tienen mas difícil aún.
No sólo trabajan más que los hombres, en un país que ya tiene las horas de trabajo más largas de la OCDE. También registran más horas entre el trabajo remunerado y el no remunerado que sus iguales de otras naciones latinoamericanas.
Y eso fue antes de que el Covid-19 dejara la educación en el hogar en sus manos.
Mientras que muchas mujeres en las economías desarrolladas temen que la pandemia las obligue a retomar roles de género tradicionales del siglo pasado, en México, las mujeres mexicanas parecen no haber avanzado socialmente desde ese entonces.
México es la segunda encomia mas importante de américa latina, primer socio comercial de los Estados Unidos y una potencia manufacturera, pero sigue siendo un lugar donde el empleo femenino cae por un precipicio una vez que las mujeres llegan a la edad de procrear.
El INEGI publico este mes una desalentadora encuesta acera de como las mexicanas emplean su tiempo:
- En general, las mujeres trabajan 6.2 horas mas que los hombres, contando labor remunerado y en el hogar.
- Las mujeres mexicanas hacen el triple del trabajo en el hogar que los hombres, con 30.8 horas en comparación con 11.6.
- Las mujeres pasan el doble de tiempo cuidando a otros en el hogar: 12.3 horas comparadas con las 5.4 de los hombres mexicanos.
- Niñas e mujeres mexicanas pasan 13.8 horas a la semana sirviendo comida mientras que los hombres paran 4.7 horas.
No se trata solo de que en México las mujeres trabajen en casa y los hombres fuera. David Kaplan y Claudia Piras del Banco Interamericano de Desarrollo llegaron a la conclusión en un estudio del año pasado que las mujeres mexicanas trabajaban aproximadamente la misma cantidad de tiempo que en trabajos remunerados que sus pares latinoamericanas. Es solo que luego se les aplica una carga de trabajo desproporcionada en el hogar. Lo que significa la carga de trabajo por hora mas alta de toda la región.
En cuanto a la participación femenina en la fuerza de trabajo y los salarios, México -un país del G-20- está más a la par con sus vecinos pobres de América Central que con las economías avanzadas. La diferencia entre la participación de los hombres y las mujeres en los empleos de México es la segunda más amplia de América Latina, después de Guatemala. Mientras tanto, la participación femenina en la fuerza de trabajo sólo es menor en Guatemala, El Salvador y Honduras, y la brecha salarial entre los géneros en México es mayor que en cualquier otro lugar de la región, según Kaplan y Piras. Para esas mujeres que trabajan, sus perspectivas de carrera son a menudo sombrías.
Proporcionar una atención infantil decente podría parecer la solución obvia para eliminar algunas de las barreras que impiden que más mujeres consigan un empleo. Sin embargo, al principio de su presidencia, Andrés Manuel López Obrador tomó fondos de las guarderías y los entregó directamente a las familias, lo que, según él, reduciría la corrupción.
A pesar de que se enorgullece de la paridad de género en su gobierno, ha indignado a los grupos feministas, que dicen que no está tomando el creciente problema de los feminicidios con la suficiente seriedad (dice que lo está atendiendo “todos los días”). En las últimas semanas, grupos feministas han marchado y ocupado las oficinas gubernamentales; en marzo, decenas de miles de mujeres organizaron un día de huelga bajo el lema “un día sin mujeres”.
Olga Sánchez cordero, secretaria de gobernación y previa juez de la suprema corte de la nación recientemente acusó de misoginia en el gabinete del presidente.
“Había veces inclusive en estos gabinetes de seguridad, exclusivamente de varones, en donde en ocasiones mi opinión —y digo no por el presidente, al contrario, el presidente siempre me ha dado un lugar, pero entre los miembros—, una participación mía podría inclusive no ser tomada en consideración en ese momento, aunque yo tuviera la razón y aunque estuviera aportando algo importante”, dijo la titular de Gobernación en entrevista.
El problema de las mujeres que trabajan en exceso y están mal pagadas es un problema económico para México, donde se prevé que el producto interno bruto caiga un 9% este año a causa de la pandemia y muchos economistas esperan que los ingresos per cápita se reduzcan durante una docena de años. Conseguir que las mujeres trabajen debería ser un imperativo.
En ese sentido, se podría pensar que la pandemia, con su normalización del trabajo a distancia, podría ser una bendición. Pero las mujeres mexicanas han perdido su empleo en una tasa que doblega aquella de los hombres durante la pandemia.